Sin embargo, el azar hizo que, gracias a un recopilatorio de grupos de los sesenta que me compré poco tiempo después, pudiera escuchar una de las canciones más famosas de las Shangri-las: Remember (Walking in the Sand). Una vez escuchada la música, encontré la pista que me llevaría al origen del nombre en una película de Frank Capra: Horizontes perdidos (Lost Horizon, 1937). El guión estaba basado en una novela del mismo nombre publicada en 1933 y escrita por el inglés James Hilton, quien se inventó un lugar recóndito del Himalaya, donde las personas eran casi inmortales y vivían en plena armonía. El topónimo de este paraíso terrenal era Shangri-La.
La obra de James Hilton ganó popularidad poco a poco, y durante la década de los cuarenta el concepto de Shangri-La se convirtió en todo un icono popular. Incluso, el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosvelt, le puso este nombre a la residencia presidencial que actualmente se llama Camp David. El año 1946, en la era de las big bands, los músicos Matty Malneck y Robert Maxwell y el letrista Carl Sigman, escribieron una canción titulada Shangri-La; letra que se hacía eco del mito y representa una celebración del amor más cándido.
Era el fin de la Segunda Gerra Mundial y, desde 1945 a 1964, los Estados Unidos vivieron una época de crecimiento económico que se traduciría en el nacimiento de la sociedad de consumo en la década de los cincuenta y la difusión del «american way of life» a través del fenómeno de la publicidad (que tan bien retratado queda en la serie Mad Men). Al final de este periodo, en 1964, Aretha Franklin registró una versión de la canción Shangri-La, anteriormente citada, para su último disco con Columbia (que no se publicaría hasta 1969), antes de fichar por Atlantic y grabar sus álbumes más conocidos, más enérgicos y directos, más puramente soul (sin que ello signifique, ni mucho menos, desvalorizar sus primeras grabaciones en que el gospel, el pop, el jazz, el R&B y el soul se mezclaban de forma exquisita).
En una entrevista publicada en el País Semanal, la ensayista y profesora de filosofía Marina Garcés afirma: «Para mí, la industria turística funciona hoy como cualquier industria extractivista: es decir, que convierte todo lo que toca en un recurso que explotar de manera intensiva y destructora. Crea una riqueza empobrecedora. Me alarma ver Cómo Barcelona está tan explotada como una mina o como un campo de soja». Y es que Barcelona es un ejemplo paradigmático. Recientemente, las voces más retrogradas, oportunistas e interesadas del panorama económico, político y periodístico del Estado, se han puesto las manos a la cabeza porque el Ayuntamiento ha comenzado a hacer algo tan razonable como diseñar un modelo turístico más responsable y sostenible para la ciudad.
Después de todo, cuesta creer que aún pueda existir gente sin una conciencia mínima de la realidad; pero hay que esperar a que cada vez más personas tengan criterio para darse cuenta de que el consumo desmesurado indigesta; que más que desear un paraíso inventado, lo que hay que hacer es construir una sociedad cohesionada donde poder desarrollarse individual y sustancialmente; y en fin, que la cultura sin educación no deja de ser un producto de consumo más.
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existe otro tema con Shangri la en emnte es de la ELO y sale en el new world lp creo que de los 70. Preioso tema por cierto
agh y un lp de stevie nicks Trouble in Sghangri la
Excelente articulo! muy enriquecedor.