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Cuando a uno le preguntan cual es su grupo favorito de la historia suele dudar pero al final es imposible contestar uno determinado y acaban por aflorar Beatles, Stones, Who, Kinks, Led Zeppelin, The Band, The Doors, Small Faces/Faces… eso, sin contar los artistas que trabajan por libre como por ejemplo Papá Bob o Tito Neil que en ocasiones hacen y deshacen bandas. Para intentar ser lo más justo posible habría que intentar decidir cual es la banda favorita de uno durante un momento concreto de la historia y también de un estilo, aunque probablemente los nombres no variarían demasiado. En esto del rock, y perdónenme ustedes por la obviedad, no hay nadie como los Stones, podemos delimitar años, décadas… cuando estaban en activo los Beatles, cuando no… pero está claro que desde «Beggars Banquet» (1968) a «Some Girls» (1978) los Stones reinaron indiscutiblemente. Antes sus singles eran excelentes, sus discos también pero no había llegado aún el concepto de álbum. Como se dice en el libro que nos ocupa, como decía Keith, antes había un tema bueno envuelto en otros nueve y se vendía como LP, luego, el disco como ente, como experiencia musical cobró forma, igual que sus dos caras, el orden de las canciones, las portadas, etc.. etc… Y en ver lo que se avecinaba, el «morritos» siempre fue el mejor. Del 68 al 72 tenemos los años dorados de los Stones, el lustro perfecto, el rocanrol. «Beggars Banquet», «Let it Bleed», «Sticky Fingers», «Exile on Main Street»… Poker de putas obras maestras, cautro joyas, cuatro discos indispensables. Años dorados y turbulentos. Años de cambios de formación, de adiós Brian, bienvenido señor Taylor. Mi disco favorito stoniano es aquel que hizo Keith en Francia con sus compinches durante un cuelgue de meses mientras Jagger iba y venía viviendo como nunca la vida de nuevo rico en el Exilio. Amo «el banquete» porque es el adiós de Brian Jones, y «Let it bleed» tiene eso que ninguno más me da. Pero si hablamos del disco perfecto de rocanrol, ese es sin duda «Sticky Fingers». Sobre cómo se hizo Sticky Fingers nos habla Javier Cosmen Concejo en el libro del mismo título. Nos cuenta magistralemnte como llegaron a esas canciones, como las crearon, qué grabaciones se hicieron durante aquellas sesiones, anécdotas maravillosas que yo desconocía, datos interesantísimos y muchas otras cosas que no quiero desvelar, todo a un ritmo perfecto, sin regodearse en el lenguaje, siendo siempre ameno y explicando todo lo que un fan desea saber. Se agradece que sea fiel al título y no nos de gato por liebre, siempre teniendo en cuenta lo que dice Keith: «No puedes tomarte un disco como otras personas consideran la Biblia. Es solo un puto disco, tío». Y sí, «Sticky Fingers» es sólo un disco pero qué disco, y «Cómo se hizo Sticky Fingers» es sólo un libro, pero qué pedazo de libro. Y sí, sólo es rocanrol, pero nos gusta.

 
Cómo se hizo Sticky Fingers por Javier Cosmen Concejo
9/10
T&B editores
Año Edición: 2014
Páginas: 216
Idioma: Castellano
ISBN: 978-84-15405-84-9
Presentación
1. El arte de observar la carpeta mientras se escucha el vinilo
2. Tienes el alma, tienes la plata, tienes el oro
3. Los tambores suenan, la fría sangre inglesa corre caliente
4. Nuevas influencias: Gram Parsons y el country
5. Llevan auriculares, tienen el cuello sucio, son tan del siglo xx
6. La sección de metales y algunas demos
7. La araña y la mosca .
8. Es solo otro loco día en la carretera .
9. Es esta vida endiablada
10. El amor no pagará mis deudas; dinero, eso es lo que quiero
Anexo I. Sticky Fingers
Anexo II. ¿Qué fue de…?
Anexo III. Sesiones de grabación
Bibliografía

*post aparecido originalmente en Nikochan Island por Nikochan


2 comentarios

  1. Todavía no lo tengo, y en un Stoneadicto enfermizo y paranoide como yo no es de recibo, lo soluciono rápido.
    Un estupenda reseña y una recomendación irresistible.
    Abrazo.

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