Portada de 'That Delicious Vice' de Kid Kongo & The Pink Monkey Birds

Críticas Discos

¿No os ha pasado nunca perderle la pista durante años a un artista por el que habéis sentido preferencia… y al caer en tus manos por casualidad un nuevo trabajo suyo preguntarte por qué dejaste de prestarle atención?

Algo así es lo que me ha pasado a mi con Kid Kongo, quien fuera guitarrista durante un puñado de años de los gloriosos The Cramps (pongámonos en pie en señal de respeto al hablar de ellos), con los que podemos escuchar su guitarra -en cuanto a álbumes oficiales- en el disco de estudio ‘Psychodelic Jungle’ de 1981 y el directo ‘Smell of Female‘ de 1984, y que pasó también, por ejemplo, por los The Bad Seeds de Nick Cave.

La mejor manera de describir ‘That Delicious Vice’, el nuevo álbum de Kid Kongo & The Pink Monkey Birds, es decir que simplemente tras la primera escucha uno percibe toda la influencia del rock and roll más primitivo… y que es inevitable recordar a The Cramps porque hay mucho, muchísimo, de la crudeza, de la garra, del vigor de aquellos incluso en los temas más melódicos.

Kid Kongo & The Pink Monkey Birds

Empiezan Kid Kongo y compañía con el instrumental ‘East of East’, con Ron Miller llevando la mayor parte del peso del tema con la batería bien respaldado por la guitarra de Kid Kongo y el apoyo rítmico del bajo de Mark Cisneros. Sería de mis cortes favoritos de ‘That Delicious Vice’ si no fuese por lo que viene a continuación.

‘Wicked World’, que ocupa la segunda posición en el track list es, esta sí, mi favorita del lote y en ella de nuevo tenemos un trabajo brillante de batería, de esas veces en las que notas como te vibra el pecho con cada golpe a los tambores, con el perfecto acompañamiento de la guitarra -con un acertado efecto de distorsión- y del bajo más la presencia, ahora sí, de la voz de Kid Kongo. Permitidme que lo diga: suena a puro The Cramps. Magia.

La influencia crampiana se me antoja evidente también en ‘A Beast, A Priest’… y en mi lista de preferencias se acerca peligrosamente a la anterior. Fuerza, garra, energía, vigor, pasión… Cualquiera de estas palabras sirve para definirla… Aquí es el bajo el instrumento que toma el liderazgo junto a la batería y la voz, quedando la guitarra en acertadas labores de apoyo. De hecho, la contundencia de la sección rítmica de The Pink Monkey Birds sigue mostrándose absolutamente esencial en ‘The Boy Had It All’, que mantiene la senda de los anteriores cortes.

Otro de mis favoritos de este LP de Kid Kongo & The Pink Monkey Birds es ‘Silver for My Sister’, un nuevo cañonazo rocanrolero a medio ritmo al que no le encuentro ni una décima de segundo de desperdicio. Llevamos medio disco y no flojea ni lo más mínimo ninguno de los temas…

La siguiente canción trae novedades y es que ‘Ese vicio delicioso’ viene con añadidos de percusión que la acercan por completo a ritmos latinos que, al no perder la esencia rockera, me recuerda mucho a Willy DeVille. Nada mal, la verdad.

Con ‘The Smoke Is The Ghost’ el cambio estilístico -y sobre todo rítmico- es evidente pues se bajan infinitamente las pulsaciones y sobre la base musical lo que escuchamos es casi un recitado a dos voces. Diferente, sí, pero no por ello carente de calidad. Este nuevo camino lo sigue también ‘Las Vegas Interlude’, si bien en formato instrumental.

Sirve lo mismo para ‘Never Said’, ahora de nuevo con la voz de Kid Kongo al frente recitando sobre la suave base musical que ofrecen su guitarra y la sección rítmica de la banda, y para ‘Murder of Sunrise’, un nuevo instrumental con acercamientos a la psicodelia con el que se cierra ‘That Delicious Vice’.

Portada de 'That Delicious Vice' de Kid Kongo & The Pink Monkey Birds

Resumiendo para ir acabando, Kid Kongo & The Pink Monkey Birds firman un álbum estupendo con dos partes muy bien diferenciadas: una primera que nos pone las pilas con toda la energía rockera, recordándonos la fuerza del rock and roll más primigenio pasada por el filtro de los inolvidables The Cramps (o sea, añadiendo fuerza a la fuerza) que hace que nuestro cuerpo pida fiesta y baile; y una segunda en la que sin perder de vista el poder del rock se pasa a ritmos mucho más relajados que nos invitan a disfrutar de ellos con tranquilidad cómodamente instalados en nuestra butaca preferida.

Rock and Roll garagero de influencia rockabilly y giros psicodélicos… Rock and roll sin complejos… Como debe ser.

Creedme, el mundo necesita más discos como este ‘That Delicious Vice’ de Kid Kongo & The Pink Monkey Birds. Sensacional.


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