Discos Críticas

Reseña y  crítica sobre Jonathan Richman y el álbum ‘Only Frozen Sky Anyway’, publicado en 2025.

… sigue forjando su propio rumbo, el de un incombustible y prolífico que permanece ahí, en segundo plano, con humildad, con cautela, con excentricidad, con sensibilidad, sin estridencias, incluso camuflado a nivel promocional, cual si fuera un atípico antihéroe en un carril alternativo ajeno al mundanal ruido y a los sinsabores de la evolución musical…

El inexorable paso del tiempo, ese que no se detiene y que nunca retrocede, hace que se aproxime de manera inevitable e implacable el medio siglo del debut y absoluta obra maestra homónima de los Modern Lovers. Paralelamente, y de manera asombrosa, resulta prodigioso su creador Don Jonathan Richman, como si estuviese en la flor de la vida, abanderando como pocos a nivel musical la interconexión entre la subsistencia, la espiritualidad, la armonía y el equilibrio. Eso sí, nuevamente acompañado de sus fieles Tommy Larkins a la batería y de Jerry Harrison en los teclados.

Y es que, aunque pueda parecer una quimera, un espejismo o una ficción, el tito Jojo sigue forjando su propio rumbo, el de un incombustible y prolífico que permanece ahí, en segundo plano, con humildad, con cautela, con excentricidad, con sensibilidad, sin estridencias, incluso camuflado a nivel promocional, cual si fuera un atípico antihéroe en un carril alternativo ajeno al mundanal ruido y a los sinsabores de la evolución musical.

jonathan richman only frozen sky anyway

Dicho lo cual, me parece que “Only Frozen Sky Anyway”, decimoctavo álbum —si no me fallan las cuentas— del eternamente joven trovador del pop-rock, está pasando prácticamente desapercibido para muchos, incluidos esos que pintan canas y que, en redes sociales, lanzan proclamas contra viejas glorias mientras defienden, casi con uñas y dientes, la morralla musical más mediocre y anodina que está de moda entre la chavalería.

Precisamente la adolescencia tiene un papel considerable en esta obra. En “Older Girl” nos traslada a los paseos por el barrio después de la escuela, recordando las miradas y los sentimientos de un chico de catorce años hacia una chica de quince, aquel olor, aquella sonrisa, o las lágrimas del que era demasiado joven para alguien más mayor. De manera metafórica, también en el relato bíblico de “David & Goliath” se halla de transfondo aquella pubertad.

jonathan richman only frozen sky anyway

Sin salir de la consabida fórmula de tradición lírica en su compungida voz junto a un sonido de baja fidelidad entre el folk y el pop más alternativo, esa que nunca nos ha desagradado a los más incondicionales, creo que esta vez posee un punto conceptual inspirador mayor, apto para todos las edades, gustos y criterios.

Por supuesto, a lo largo de todo el disco exhibe su particular humor y simpatía, pero hay connotaciones sorprendentes que llegan a inquietar, como cuando profundiza en la mortalidad con el tema principal y de apertura, “I Was Just A Piece Of Frozen Sky Anyway”, muy enfocado a la transitoriedad y fugacidad de la existencia, con el cielo azul de telón de fondo, conectando además con el colofón “I Am The Sky”, algo así como una chispa en un viaje desde la oscuridad, un recorrido vital donde adquieren protagonismo las experiencias, de las raras a las que podrían avergonzarnos, pasando por aquellas de las que aprendimos, como en “But We Might Try Weird Stuff”, fenomenal copla adornada de coros gospel.

Por otra parte, ahí está cierta onda mística, de necesidad de protección nocturna cósmica, con los ángeles en “You Need Me Too” o con las estrellas en «The Dog Star», aunque luego todo se diluye con la fantasía de «Night Fever» que, sin acabar de ser totalmente una versión, está inspirada en la legendaria y archipopular canción de los Bee Gees.

Hasta incluso en ese gancho seductor con su ocurrente y encantador spanglish en “Se Va Pa’volver”, entre palmas y rasgueo flamenco de guitarra, existe un poso de trayecto existencialista en ese irse para volver y traernos algo nuevo al mundo, puro ejercicio de evolución y supervivencia. El idioma italiano ahí está también, a buen seguro que «Little Black Bat» estará bendecida por Adriano Celentano si la escucha. Eso sí, mención aparte para “O Guitar”, con la compañía del instrumento musical, con la mayor revelación de la intimidad y de los sentimientos, o una auténtica maravilla a modo de suspiro melancólico que es «The Wavelet».

Pues eso, que por enésima vez Richman y su inagotable talento, ahora con 74 añazos, no llegará a las listas de éxitos más comerciales con esta conmovedora y atípica obra, pero su figura como legendario artista de culto continúa creciendo hasta límites que pocos, muy pocos, pueden llegar.


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