…que el espíritu más negro del soul y del rhythm&blues junto al espectacular vozarrón de Mike Farris se adueñó de la sala..
Muy fuerte y muy difícil hallar palabras que puedan describir con precisión lo que ofreció MIKE FARRIS y su banda en la Sala 16 Toneladas de Valencia durante la velada del 7 de junio del año en curso.
Claro que habría miembros de la concurrencia a los que nos hubiese gustado alguna canción, álgún medley, algún guiño a aquellos temas de la histórica trilogía de los Screamin’ Cheetah Wheelies pero no es menos cierto que la mayoría sospechábamos más o menos cómo iría el paño ya que los últimos tiempos de este portentoso vocalista van por otros derroteros.
Por lo anteriormente expuesto, como se podía vaticinar, el plato principal de la noche fueron sus dos últimas publicaciones en estudio. Del excelentísimo “Salvation in lights” del 2007 destacaron exquisiteces como “Precious Lord”, “Cain’t no grave hold my body down”, “Take me (I’ll take you there)” o “Selah! Selah!”, mientras que del «Shine for all the people», el premiado y tercer disco en solitario que el de Nashville publicó en el 2014, se incorporaron a este especie de liturgia emocional temas como “Jonah & the whale”, “The Lord will make a way somehow”, “Power of love” o “This little light”.
Quizás lo más sorprendente de todo fue que la ceremonia (digo ceremonia porque aquello fue por encima de todo un acto solemne pero también una especie de rito jovial y desenfadado donde se rindió culto al rhythm&blues, al soul y al góspel) tuvo dos partes con un descanso considerable que osciló entre los 15 y 20 minutos.
A toda esta celebración hubo que sumar un buen número de versiones cuya interpretación dejó atónito y boquiabierto a algunos de los privilegiados asistentes. Sin ir más lejos casi a mi lado había un individuo tan ensimismado con los ojos como luceros que parecía petrificado ante el espectáculo.
Como digo versiones hubieron para dar y vender pero sobre todo para disfrutar. Entre los ejemplos de música negra todo un clásico del Motown Sound como “Twenty-five miles” de Edwin Starr, también el “I never loved a man” de la gran Aretha Franklin, un sentido homenaje para Prince con la archipopular “Purple rain”, el “Signed, sealed, delivered” y el “Uptight (everything’s alright)” de Stevie Wonder, el “Knockin’ on heaven’s door” de Dylan, el “Three little birds” de Bob Marley, una emotiva adaptación del “Stand by me” de Ben E.King, el “Pride and joy” de Stevie Ray Vaughan, el “Proud mary” de la Creedence en plan Ike and Tina Turner, el “Everyday people” de Sly and The Family Stone o el “Hold on i’m coming down” de Sam and Dave.
No faltó como anécdota ese invitado del público que el Sr.Farris propició para su unión al jolgorio y que acabó cantando y bailando junto a él mientras toda la sala le acompañaba al unísono con un “Antonio, Antonio, Antonio,…”. Así como tampoco una espontánea en el ala derecha del escenario que con desinhibición, con pocos prejuicios y con maestría en el mundo del baile demostró a todo el recinto cuánto estaba disfrutando del evento.
En resumidas cuentas, que el espíritu más negro del soul y del rhythm&blues junto al espectacular vozarrón de Mike Farris se adueñó de la sala. Ah, y por supuesto que nunca falten las menciones especiales para las dos chavalas del coro y para el resto de miembros de The Roseland Rhythm Revue a la guitarra, bajo, teclados y batería que exhibieron una actítud, profesionalidad y dedicación a la causa como la copa de un pino. Pues eso, no me extraña en absoluto el éxito y la popularidad in crescendo de Mike Farris, especialmente en directo puesto que sus conciertos son arrolladores con una música que satisface a un grupo muy dispar y variado de gente que apuesta por la calidad.
* Texto: Juanjo Mestre. Crónica para el EXILE SH MAGAZINE y para el ESPACIO WOODY/JAGGER.
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