…pura orfebrería y pura melancolía, tanta que debería obtener un reconocimiento unánime si la justicia musical no fuera una quimera.
Los suficientes estábamos ansiosos por volver a escuchar novedades musicales de Juan Pablo Mazzola al mando de su proyecto más personal y, al mismo tiempo, más provisto de melodías guitarreras artesanales. Hablamos de BABY SCREAM.
Ahora el pibe argentino, ese fino estilista en esto del pop tal y como le gustaba calificar a mi buen amigo Jesús del Cierzo, se ha asentado en Valencia y, entre varios frentes, espera dar mayor impulso a sus inquietudes sónicas, empezando por el fichaje discográfico con el ilustre sello sueco Ice Cream Man Records.
Encargado tanto de la composición como de las voces o de las guitarras acústicas y eléctricas, en la grabación del EP «Things u can say to a stranger« estuvo escoltado al bajo por Alejandro Bellini y Gonzalo Lopreato, por Santio Ferrera a la batería y por Nick Schinder a los teclados, efectos y coros.
Abre «Aching life«, un temazo intenso que evoca en bastantes matices a Nikki Sudden y a los Jacobites. Acto seguido, aludiendo a esas falsas relaciones que se crean en las redes sociales, «Fake it till you make it« ha sido escogido como tema de promoción previo con videoclip incluido, brillando por armonía resultante y, muy especialmente, por los arreglos y por ese contenido órgano que late profundamente y retrotrae en la memoria al post-punk más elaborado.
Los tres últimos cortes encajan con el powerpop melódico donde Mazzolamás se ha prodigado en trabajos anteriores, sobre todo del «Life’s a trap», cual si el presente fuese una segunda parte, otra vez con un dibujo misterioso sobre personas decepcionantes en la portada. Digamos pues que «Roundbouts« y «Live while you can« son dos preciosidades, una sobre las vueltas que da la vida y la otra para aprovechar cada instante.
Pero es el colofón final, «Somebody kill me now«, el que más exhibe pura orfebrería y pura melancolía, tanta que debería obtener un reconocimiento unánime si la justicia musical no fuera una quimera.
Pura maravilla sí señor, de este sello sueco manatial inagotable de desconocidas joyas solo brotan esperanzas en forma de canciones.
En cuanto tenga un minuto le voy dando caña, el año empieza con mucho curro pero iremos sacando los primeros discos adelante.
Abrazos.