Attic Lights es otra banda escocesa que practica un idílico sonido brit pop de guitarras y armonías.
…un ramillete de canciones caracterizadas por las melodías sencillas pero hermosas y fluidas, los estribillos pegadizos, las guitarras radiantes y evocadoras y unas armonías vocales a la altura de cualquier referente conocido respecto de esta especialidad…
No es la primera vez que un servidor se pregunta por el tipo de hechizo que sin duda viene afectando a las bandas oriundas de la lluviosa Escocia. Una suerte de alquimia que hace incidencia en las voces de aquellos que moran esas tierras, pero también en su actitud powerpopera y en el instinto para confeccionar melodías de perfecta línea.
Y es que no son pocas las bandas alumbradas en la nación de Walter Scott que destacan por las cualidades citadas, basta enumerar referencias como The Wellgreen, Dropkick o por supuesto Teenage Fanclub entre otras, para comprender perfectamente a lo que me refiero.
Hoy hablamos de una más, Attic Lights, tal vez menos conocida que alguna de éstas, pero que acaba de publicar su tercer álbum, «Love in the time of shark attacks».
A bote pronto podemos asegurar que este cancionero no desentonaría entre la producción de ninguna de las formaciones apuntadas. Se trata de un ramillete de canciones caracterizadas por las melodías sencillas pero hermosas y fluidas, los estribillos pegadizos, las guitarras radiantes y evocadoras y unas armonías vocales a la altura de cualquier referente conocido respecto de esta especialidad.
Teniendo como referentes claros a grupos como Teenage Fanclub, Weezer, The Posies o Beach Boys, por citar algunos ejemplos evidentes, la banda que capitanea Kev Sherry despacha diez coplas que no dejan espacio a la más mínima posibilidad de especular con el relleno o la paja.
Pues desde el primer pellizco a la guitarra podemos hacernos una idea de lo que nos puede ofrecer Attic Lights, así queda claro en «Never by myself» de luminosas guitarras, coros evocadores y estribillo adherente.
Nueva demostración de perfección coral en «Ruby’s song» y esencias del folk de la tierra en la bucólica «Come back to me». Aunque para estribillo el de «People come on», difícil deshacerse de él, tema con vientos y metales que entroncan por momentos con los de Liverpool.
Con la desnudez de una acústica y la hermosa voz de Sherry transcurre la balada «Fables», que da paso al power-pop «Louis» que sirve como single de lanzamiento.
Otra golosina, gloriosa por su trabajo con diversas guitarras, armonías y melodía es la magnífica «I found a girl». «Palace of losers» es una especie de nana con teclas, guitarras y mandolinas, además de la soberbia labor vocal. Otro tema de incisivas guitarras en la onda power es «Kings of whatever», una explosión eléctrica en todo orden para terminar con la balada al piano «Back rub».
Extraordinario disco de brit-pop, folk-pop y power-pop, maravillosas armonías vocales y preciosas canciones, que si bien no supondrá descubrimiento alguno entre la parroquia, si que creo que dará satisfacción a todos los afines al género y que será un destacado trabajo dentro de su palo durante este año que ya va volando como el viento.
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Llevan facturando unos lps muy superiores a los ultimos de alguno de los grupos citados.este no alcanza su debut pero es un gran lp
Se toman su tiempo entre disco y disco, pero efectivamente sus tres discos son excelentes, y éste no les va a la zaga.
Saludos.