Discos Críticas

Cuando el Cierzo sopla hay que estar atentos. Jesús susurró desde su amada Tudela. Apuntó un nombre y compartió el tesoro. Otra vez mil gracias Mr Burgaleta. «Bingo Trappers» debían ser uno de los secretos mejor guardados de la vieja Europa. El dúo holandés llevaba más de una década en silencio y un servidor nunca antes había escuchado nada sobre ellos. Desde ahora me declaro fan incondicional de Waldemar Noë y Wim Elzinga. Los de Amsterdam firman un disco de retro-rock sesentero con toques countriles y algún que otro ramalazo psicodélico que quita el hipo, mirando por el retrovisor a sonoridades beat. Todo tan bien cocinado… Todo tan suculento y en su punto que ya desde su portada se nos hace la boca agua. De esos discos que proporcionan calor inmediato, en el que su decena de canciones atrapan instantáneamente para dar calidez y bienestar a nuestras maltrechas almas y doloridos corazones. Canciones simples a primera escucha. Canciones a priori sencillas, como digo, herederas del pop sesentero más básico y directo, vestidas para la ocasión con unos discretos pero magníficos arreglos, en los que a veces sorprende el órgano, a veces los tambores o simplemente esa intencionada dejadez pre-garagera. Esa voz de otra década, esa voz destartalada con la esencia del viejo Ray Davies y, ese country suave y pop de Parsons que empastan a la perfección para darnos un sonido propio aunque ya conocido. Sin olvidarnos de las magníficas guitarras que nos envuelven y trasladan a otra época. Sí, puede que estos Bingo Trappers sean una banda retro, una banda anclada en sonidos pasados, sonidos a los que, no nos engañemos, volvemos una vez tras otra.

«All the plain songs» con esos toques beat garageros de banda sonora de guateque abren este excelente disco. Sonoridades que nos recuerdan primeras grabaciones de Kinks y similares. Comparten con la banda de los Davies esa forma de narrar y ese sentido del humor tan característico entre líneas. «Precious Relics» sigue anclada en la década de los sesenta, pero no nos importa. Es más, lo disfrutamos, lo agradecemos. Esto en manos de un productor famosete con tendencia al soul-blues-garagero como Dan Auerbach sería dinamita pura. Tal vez le falta ese punto de cocción para llegar a más público pero la calidad está ahí. «Signs of Comfort» suena a clásico instantáneo. Estupenda. Mientras que «Down the road» tiene ese organillo tan «animal»… También tan «The Black Keys» de la primera época… «Marjory» me trae recuerdos a mil y una bandas de épocas pasada, podría firmarla cualquiera de aquellas bandas que adoro, así que me encuentro en un estado de eterno placer. Podríamos seguir alabando al disco pero creo que es mejor que nos dejemos de darle vueltas, os remanguéis y os pongáis a ello. «Don’t Steal the line» es un temón de esos que ya no se hacen, dicen ellos que inspirado en «Quién teme a Virginia Woolf?». Sin duda es de mis favoritas y creo que de las mejores del lote. El inicio de Raise my profile» es fabuloso, y da paso a dos temas algo más americanos, más countriles como «The Thin wild mercury sound» y «Homegirl». «Too many shortcuts» resulta perfecta para cerrar un disco que, no nos engañemos, no estará en el top ten de lo mejor del año, no porque no lo merezca, sino porqué pocos serán aquellos que le den una oportunidad. Y creedme, a la primera escucha os tendrán en el bolsillo. «Elisabethan» es retro, sí, y también maravilloso.

Bingo Trappers – Elizabethan (2019)

01.- All the Plain Songs/ 02.- Precious Relics/ 03.- Signs of Comfort/ 04.- Down the Road/ 05.- Marjory/ 06.- Don’t Steal My Line/ 07.- Raise My Profile/ 08.- The Thin Wild Mercury Sound/ 09.- Homegirl/ 10.- Too Many Shortcuts.




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