Especial 40 aniversario del álbum ‘Too Tough to Die’ de Ramones, publicado el 1 de octubre de 1984.
… 40 años después, permanece intacta la grandeza de “Too Tough to Die” como uno de los mejores discos de toda la historia del rock…
Se dice, se cuenta, se comenta desde hace 40 años que “Too Tough to Die” fue el último gran álbum de los Ramones, algo de lo que siempre he discrepado. Si “Halfway to Sanity” del 87, al menos, no es un extraordinario disco, que venga Dios (o alguna todopoderosa, omnipotente y omnipresente deidad cósmica) y lo vea.
Dicho lo cual, el álbum que nos ocupa y que se publicó tal día como hoy 1 de octubre, pero de 1984, es mi favorito ramoniano, por encima incluso de la magna tetralogía de finales de los setenta, cosa que ya es mucho, demasiado.
Con una portada que pretendía inspirarse en “La Naranja Mecánica”, de ahí también el breve y veloz instrumental “Durango 95” dedicado al vehículo del film, acabó escogiéndose una imagen turbia, con las siluetas ramonianas en un paso subterráneo neoyorkino para un disco que suponía retomar los cauces de la banda tras el fallido “Subterranean Jungle”, donde seguramente lo más destacable fue la fabulosa versión del “Little Bit O’Soul” de la banda de garage sixtie The Music Explosion, y tras las abundantes discrepancias y problemas con alcohol y drogas que determinaron la salida momentánea de Marky Ramone, sustituido por Richie Ramone en la batería.
A Richie, por cierto, pertenece el tema sobre la decadencia de la Humanidad “Humankind”, así como la pastillera rareza sobre el suicidio «Smash You» que, junto a una versión del “Street Fighting Man” de sus Majestades los Stones, se incluyeron en la cara b de los respectivos singles donde cruzaron las barreras del mainstream, por una parte la soberbia y trasnochadora “Chasing The Night” y, por otra, el himno que, mal que le pese a los puristas y talibanes de la banda, fue “Howling at the Moon (Sha-La-La)” con sus inolvidables versos de «robar a los ricos para darle a los pobres» y en la que se aproximaron considerablemente a la new wave.
Con las susodichas excepciones, en líneas generales el álbum es bastante punk-hard-rocanrolero, empezando por el pistoletazo inicial de “Mama’s Boy” o por la callejera «Danger Zone», y adquiriendo mayor protagonismo el bajista Dee Dee Ramone, que demostró mucho talento como compositor en la esperanzadora y existencialista “I’m Not Afraid of Life”, o en la apocalíptica, pacifista y antirracista “Planet Earth 1988”, así como también de vocalista en el salvaje trallazo “Wart Hog” sobre un mundo enfermo de sexo y drogas, o en el rabioso pepinazo “Endless Vacation” que, perfectamente podría entender como la mejor cantinela punk de todos los tiempos.
Eso sí, todo sea dicho, como mis preferidas el sueño loco de “Daytime Dilemma (Dangers of Love)” y el inmenso colofón “No Go” para cerebros acelerados, en las que más se ve la huella del larguirucho, inolvidable y muy admirado mío Joey Ramone como verdadero alma y espíritu de una banda que tanto nos educó a los suficientes jóvenes y adolescentes, la que puede seguir presumiendo que, 40 años después, permanece intacta la grandeza de “Too Tough to Die” como uno de los mejores discos de toda la historia del rock. Ahí queda.
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Para mí, tras el debut y Rocket To Russia, el mejor álbum de la Ramones. No le sobra ni le falta nada. Su último gran disco? Puede ser. Yo tengo mucho cariño a los dos últimos pero no aguantan la mirada a este.