Discos Críticas

Reseña y crítica sobre Dom Mariani y el álbum ‘Apple of Life’, publicado en 2025.

… un auténtico ejercicio de power pop melódico y alternativo sin artificios ni edulcorantes aunque en algunos momentos pueda endulzar los paladares más selectos, con una rutilante elaboración y unos arreglos impecables que proporcionan tan extraordinario acabado…

El australiano Dom Mariani es un rara avis, un valor seguro, un caso al que siempre se le debería prestar atención. En sus múltiples vertientes musicales no solamente nunca ha decepcionado sino que ha alcanzado niveles sobresalientes. Como principales ejemplos de ello está el enfoque más garagero de The Stems, el más powerpopero de DM3 o el blues psicodélico de Datura 4, aunque habría que tener en cuenta otros proyectos musicales donde ha participado, como The Stoneage Hearts, The Someloves, The Majestic Kelp, The Summer Suns, The Stonefish, The DomNicks, The James Baker Beat…

Es precisamente en algunos de esos últimos o, sobre todo, en esa obra maestra oculta a su nombre que fue «Homespun blues & Greens» en 2004 donde más encaja este «Apple of Life» que podría considerarse veintiún años después su segundo álbum en solitario, un auténtico ejercicio de power pop melódico y alternativo sin artificios ni edulcorantes aunque en algunos momentos pueda endulzar los paladares más selectos, con una rutilante elaboración y unos arreglos impecables que proporcionan tan extraordinario acabado.

Dom Mariani - Apple of Life

La procesión de melodías cautivadoras cuasiperfectas se inicia con un pildorazo reflexivo sobre el esfuerzo por hacerla feliz, titulada «Breakaway». Es la primera de las piezas que puede evocar la orfebrería de bandas de finales de los sesenta o principios de setenta, como Byrds, Kinks, Big Star, Badfinger, Raspberries…

Las citadas bandas clásicas del anterior párrafo se visualizan mucho más en el aire fresco de la esperanzadora y ardiente «Take it All Back», compuesta junto a su amigo James Baker, baterista de varios grupos de rock y punk rock como Victims, Scientists, Hoodoo Gurus, Beasts of Bourbon o Dubrovniks, y que falleció el pasado mes de mayo, del mismo modo que «Where Do Lover Go», que es otra melodía sobre amantes y corazones rotos, aunque en este caso, por el uso del pedal steel, con un toque de country, detalle que también se visualiza de manera más alternativa en el que fue primer adelanto «Jangleland».

Por su parte, la luminosidad de «Apple of Life», el tema que da título y concepto al disco, posee una orientación más ochentera, con matices que pueden traer a la memoria los Replacementes o los Cars, algo que también sucede en la armonía vocal y las pulidas guitarras de «Breaking Point». Ahora bien, para perfección contagiosa «Jealous Love» con ese órgano acompañante o la bellísima y encelada «Oh Angeline».

En cuanto a las tres restantes, en «My World On Its Head» y «Just Can’t Wait» pisa más el acelerador para recobrar el espíritu powerpopero de DM3, mientras que «Sad State Of Affairs» es una auténtica maravilla, un medio tiempo conmovedor y psicodélico con ese sitar eléctrico que la engrandece.

Sí, lo podemos confimar. Dom Mariani sigue ajeno al mainstream y sigue siendo un héroe de leyenda para los suficientes que apreciamos y valoramos su capacidad de reinvención artística, en este caso porque ha engendrado otra cálida joya de artesanía melódica.


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