…casi diez años después con este Down in the Weeds bordan una gran producción de miras más amplias y orquestado con sumo gusto, y por supuesto con Oberts que ha ganado como letrista sin perder su especial toque melódico.
Hace ya dos décadas de su fenomenal Fevers and Mirrors, tres lustros del favorito de la vida I’m Wide Awake, It’s Morning, tampoco se puede decir que Cassadaga quedara atrás aunque no tuviera el tan recurrente factor sorpresa al que se suele aludir en los mentideros habituales. Y como olvidar aquel maravilloso Monsters Of Folk!!!. Y si con la llegada de la popularidad a Conor Oberts se le etiquetó con el nunca afortunado título de «nuevo Dylan» como a tantos otros que se cuelgan la acústica, ante todo siempre ha hecho gala de una gran facilidad para retratar la épica cuotidiana con una personalidad única.
Creo que ya éramos muy pocos los que esperábamos que rescatara el nombre de la banda madre pues se tiene que reconocer que lleva unos cuantos discos notables en solitario y colaborando en otros proyectos como por ejemplo Better Oblivion Community Center. Sin embargo la música de Bright Eyes para mí siempre ha tenido un valor añadido por el hecho de reunir bajo un mismo techo las canciones de Conor Oberst con el buen hacer a los mandos de Mike Mogis y Nate Walcott, grandes artistas y multinstrumentistas que siempre dan un barniz de calidad a todo aquel proyecto al que meten mano, y este Down in the weeds where the world once was no iba a ser menos. Además se nota la buena química de la que siempre han hecho gala, aunque la verdad según cuenta el propio Oberts en entrevistas, no ha existido un distanciamiento como tal pues siempre han estado en contacto y por tanto no había una necesidad de recuperar nada que no tuvieran ya, sólo tenían que llegar las canciones y el momento idóneo para meterse en el estudio con la calma suficiente como para ofrecer un disco que realmente valiera la pena. Y la verdad es que si ha valido la pena la espera visto el resultado, fantástica colección de canciones y sublime producción.
El grupo mantiene unas constantes reconocibles, el particular timbre vocal, tembloroso y nasal, como la intro entre bizarra y teatral de Pageturners Rag que ya es como un sello personal. A la vez han superado definitivamente las recurrentes coordenadas folk y country por el que se ganaron su prestigio y por las que se les suele etiquetar, en ellos siempre pesó más su personalidad que la ortodoxia en los estilos que tocaban, quizás sea por eso que no extrañe que ya poco tengan que ver con aquellos sónidos más orgánicos, además con canciones como Dance and Sing es más fácil dejarse llevar y superar cualquier prejuicio. Oberts crece como letrista y esta vez sus socios han sabido elevar sus composiciones con una producción con intención modernista donde los teclados y los capas sonoras ambientales ganan peso, y sin perder el gancho en tonadas como Mariana Trench, claro hit sinlge, también con ecos al Bowie de principios de los 70 en la epopeya orquestal de One and Done ya lejos del folk y que me confirma que el tiempo transcurrido y la madurez les ha sentado bien a su relación como grupo. Vale la pena sumergirse para encontrar joyas melódicas como Pan and Broom o la épica To Death’s Heart que muestra a unos Bright Eyes en estado de gracia, libres de etiquetas y sin limitaciones. Es un disco generoso en cantidad y en el que las canciones piden y ellos saben darles el lustre necesario para elevarlas, incluso si se trata de arreglos de viento como es el caso en la final y ambiciosa Comet Song.
Si en su anterior y poco escuchado The People’s Key abogaron por un sonido más cercano al indie-rock, ya dejaron claro que no se dejarían atrapar por las mismas etiquetas que les dieron popularidad, hasta ahora casi diez años después con este Down in the Weeds bordan una gran producción de miras más amplias y orquestado con sumo gusto, y por supuesto con Oberts que ha ganado como letrista sin perder su especial toque melódico. Puede que Bright Eyes hayan perdido la juventud que les hacía interpretar cada tonada como si se encontraran al borde del precipicio, pero también os digo que no cambio esta versión madura por ninguna otra, es más, afirmaría que estamos ante una de las grandes obras de su discografía. Un gran regreso este artilugio de gran enjundia sonora, un favorito del año en curso.
Por Chals Roig
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