Discos Críticas

Reseña y crítica del álbum ‘Mirror II’ de los australianos The Goon Sax.

…este estado de madurez juvenil tenga mucho que ver también con una estancia en Berlín que ha influido en la transformación  de ciertos detalles musicales, comenzando por la aproximación del jangle-pop característico a la parte de la new wave primigenia ochentera más electrónica….

Por tercera vez consecutiva, tras una serie de dudas y bandazos, me he rendido ante la evidencia (la mía, la de esa certeza subjetiva basada en gustos y criterios que está abierta a desacuerdos y disconformidades) de que no había ningún motivo para lanzar el nuevo trabajo discográfico de estos chavales australianos al baúl de los recuerdos o al cesto de los desechos musicales. 

Atrás queda ya el prometedor y sorprendente debut en el 2016 de unos pipiolos australianos con «Up to anything» —que continúa manteniéndose como mi álbum preferido hasta el momento del trío—, y su esperanzador asentamiento del 2018 con «We’re not talking».

El álbum Mirror II de los australianos The Goon Sax.

Ahora, con «Mirror II» constatamos que este tercer álbum era la prueba de fuego, la demostración de que Riley JonesLouis Forster y James Harrison habían llegado a la mayoría de edad para cortar incluso el cordón umbilical que les desmarcara de que Louis sea el hijo del ilustre Robert Forster (The Go-Betweens). Y, posiblemente, la apuesta evolutiva en este estado de madurez juvenil tenga mucho que ver también con una estancia en Berlín que ha influido en la transformación  de ciertos detalles musicales, comenzando por la aproximación del jangle-pop característico a la parte de la new wave primigenia ochentera más electrónica.

Además los de Brisbane han fichado por el sello Matador Records y han contado en la grabación con el músico y prestigioso productor John Parish —colaborador de nombres como PJ Harvey, 16 Horsepower, Sparklehorse, Maika Makovski…—, con el que todo el concepto y la uniformidad de los dos anteriores álbumes ha variado en pro de mayor sofistificación y de exploración de sonidos más heterogéneos.

En cuanto al contenido se podría desglosar en un primer grupo con canciones de Harrison como «Temples», «Carpetry» y «Caterpillars» de mayor tendencia hacia el jangle onírico y seductor más australiano.

Un segundo con el cortejo vocal masculino y femenino entre Forster y Riley, donde destacan melodías sobre estados de ánimo, relaciones personales, deseos, promesas incumplidas… como en «In the stone«, «The Chance», «Til dawn», o la que considero debería ser próximo single, mi favoritísima «Bathwater» que, con sus cambios de ritmo, el uso de saxo, el in crescendo final y ese verso en alemán, es oro de muchos quilates.

Y un tercer grupo con «Psychic», tan dulce como cósmica, de las que crecen con las escuchas gracias a esas atmósferas enredadas de electrónica y de distorsión guitarrera, como si The Human League se hubiese acercado más que nunca a Galaxie 500. O con la ensoñadora «Desire» para tocar la fibra más sensible del corazón. O con «Tag», entre más modulaciones, atrapando en una telaraña cual si Blondie conectase sideralmente con The Jesus And Mary Chain y adquiriendo mayor protagonismo el apartado femenino vocal de Riley. 

Sí, The Goon Sax mantienen el romanticismo, los enigmas y los anhelos, pero han ampliado la paleta de colores juveniles y han sentado las bases de su futuro.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar