Crítica y reseña sobre ‘From dreams to dust’, álbum de The Felice Brothers.
…las profundidades existenciales y líricas de «From dreams to dust», entre sonrisas y lamentos, con la muerte también como protagonista desde dispares perspectivas, lo convierten en tan fascinante como reflexivo y emocional…
Me resulta difícil de entender el insuficiente reconocimiento a esta banda neoyorkina, máxime teniendo en cuenta la cantidad de morralla aburrida y cansina de country-folk americano que pulula por el mundillo musical.
A lo anteriormente expuesto añadiría esa tendencia bastante habitual de darle valor solamente a los inicios de los Felice Brothers y de recalcar los períodos de posible disolución por cambios en su formación, cuando va y resulta que la regularidad es una de sus virtudes, cuando una obra como «Life in the dark» (2016) fue un soberbio e iluminado muestrario de evolución de raíces americanas, o cuando casi todo pasa por los «felices» hermanos y, muy especialmente, por la inspiración compositiva de Ian Felice.
Las profundidades existenciales y líricas de «From dreams to dust«, entre sonrisas y lamentos, con la muerte también como protagonista desde dispares perspectivas, lo convierten en tan fascinante como reflexivo y emocional. Por ejemplo, una afligida balada como «Be at rest» encierra buena parte conceptual de esta obra, con el desenlace del coche fúnebre, el pequeño legado a familares y esos sueños que se desvanecen cual si el epitafio religioso del «polvo eres y en polvo te convertirás» resultase la única certeza.
Previamente a la publicación de este álbum se lanzaron avanzadillas que, a la postre, han resultado los ganchos más pegadizos y adictivos, tales como los recuerdos de aquella inolvidable edad que fueron los 17 años en la penetrante y trascendental «Inferno», o la apocalíptica historia de perdedores entre Helen y el Sheriff en la enorme «Jazz on the autobahn» que parece un extracto del celuloide.
O, por supuesto, la inconmensurable «To-do list» que encierra algunas sugerencias para hallar felicidad, como llevar flores a enfermos, hacerte amigo de lunáticos, realizar proclamas de paz, abrir persianas, dejar que entre la luz natural, descubrir lo qué esta matando las abejas, alzarte por la libertad contra el creciente neofascismo, comprar globos para algún salón de baile…
En cuanto al resto hay una balada de creciente intensidad titulada «All the way down», con la luz de las estrellas como posible metáfora de lo que deja nuestra existencia, o una alegoría espectacular sobre el dinero y la codicia, como «Money talks».
Más. En la fronteriza «Valium» se agolpan los recuerdos de ella en un motel, viendo una película de John Wayne. Por su parte, en «Celebrity X», la que posiblemente sea mi favorita del disco, convive una importante carga irónica entre confesiones, vivencias, intimidades y miserias personales.
Si «Silverfish» es la más honda y triste con ese piano acompañante, «Blow him apart» es la más callejera, humilde y de reivindicativa autoestima, mientras que «Land of the yesterdays» resulta la más brumosa, la de mayor resignación y aceptación sobre el mundo las sombras, del que nunca se puede regresar.
Cierra «We shall live again», que recoge esos instantes en los que nos ilusionamos con vivir, con volver a sentirnos libres y jóvenes, en un insuperable broche sobre las dispares fases y situaciones que nos puede deparar la vida.
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Precioso texto y me temo que disco brother
Gracias Tete. Te va a atrapar el disco de los Felice.