Dropkick Murphys - This Machine still kills fascists

Críticas Discos

Dropkick Murphys vuelven a unir sus fuerzas con Woodie Guthrie en un nuevo y sorprendente disco.

…DKM se sumerge en sonidos folk, con uso y abuso de acústicas, apariciones de banjos, acordeones, armónicas e incluso pianos…

La conexión ideológica entre la banda punk de Massachusetts Dropkick Murphys y la leyenda folk y activista social y político Woody Guthrie no es tan extraña como podría parecer; esta cuestión quedaría clara a poco que uno inspeccione con detenimiento los textos de unos y otro.

La zanja que se abre en el tiempo y que une los años cuarenta, cincuenta y parte de los sesenta en los que actúa Guthrie con el presente siglo donde Dropkick Murphys batallan y abanderan similares soflamas, ya sirvió para aunar a ambas figuras en una misma coordenada, concretamente en el tema «I’m shipping up to Boston», con letra de Guthrie y música del grupo. Aquella exitosa canción aparecía en el disco de 2055 «The Warrior’s code» y sirvió de tema original para el film de Martin Scorsese, «Infiltrados» (2006).

En 2023 volvemos a excavar la zanja y conectamos pasado y presente en el nuevo disco de Dropkick Murphys titulado, nada más y nada menos: «This Machine still kills fascists», donde se cuenta con los mismos protagonistas. En esta ocasión incluso escuchamos la voz del mismísimo songwriter okie en el tema que cierra el trabajo: «Dig a hole».

Dropkick Murphys
Dropkick Murphys

En lo estrictamente musical, «This Machine still kills fascists» no es un disco al uso dentro de lo acostumbrado por el grupo. Si bien sus ascendentes irlandeses se dejan notar en su música, con arrumacos al folk y a la música celta, en este disco, DKM se sumerge en sonidos folk, con uso y abuso de acústicas, apariciones de banjos, acordeones, armónicas e incluso pianos y visiones crepusculares de amarillento tono country, marcando distancia con esas esencias cercanas al punk rock que habitualmente practican.

En lo ideológico no mutan sus costumbres, ya lo deja bastante claro el título del elepé, que contiene, como es habitual en ellos, alusiones a temáticas densas y de ámbito social tales como el bulling, la problemática de la clase obrera o el alcoholismo.

En realidad es cuestión de cambiar el chip y dejarse llevar por textos y canciones para disfrutar de este disco como de cualquier otro trabajo de la banda, les aseguro que buenas canciones no echarán a faltar. Podrán encontrar en el interior de este álbum, desde temas reptantes en la lírica más Cash como la inicial «Two 6’s upside down»; canciones borboteantes y magnéticas como la estupenda «Taking Jukebox»; marchas callejeras en tono manifestante como «Ten times more» o la bonita balada que contiene un ocre mensaje titulada «Never git drunk no more» en las que les acompaña la estupenda cantante y compositora Nikki Lane.

Se siente como encerrado en un paréntesis flotante el punk, apartado en este álbum pero presente en «All you fonies»; en «The last one», con esencia Stray Gators, se muestran felizmente arropados por Evan Felker y Turnpike Troubadours. Uno de mis momentos favoritos es «Cadillac, Cadillac», con arenoso sonido texano a lo ZZ-Top. Termina este recorrido con las teclas que dan paso a «Waters are A’risin» y el punk disfrazado de country tabernario con algarabía de cuerdas y acordeones titulado «Where trouble is At».

La zanja sigue abierta, los problemas de la clase obrera y las injusticias sociales parecen perpetuarse, queda mucha lucha por delante. Woodie lo sabía, los Dropkick Murphys lo saben, y yo lo recuerdo para quien quiera escuchar. Por lo demás «This Machine still kills fascists» es un más que notable disco que nos muestra a los DKM de siempre, pero en solariego tono folk, para epatar con el camarada Guthrie. En cualquier caso, desde el Exile, un servidor les recomienda que no se lo pierdan.


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