Discos Críticas

Reseña y crítica sobre Natural Child y su álbum ‘Be M’Guest’.

… conexiones con Grateful Dead, la Creedence, The Band o los Flying Burrito Brothers, pero sobre todo, una vez más, con JJ Cale, siendo suficientes dos audiciones para estar infectados por sus encantadoras melodías…

Desde que en 2010 hizo su aparición el trío formado por Seth Murray (voz y guitarra), Wes Taylor (voz y bajo) y Zack Martin (batería) más la habitual participación de Benny Divine (teclados), los Natural Child se han convertido en un tesoro bastante apreciado y un secreto a voces entre una minoría muy selecta, tanto que la escasa presencia que obtuvo el homónimo anterior álbum de 2020, solamente publicado en streaming, disparó los rumores, incluidos los más afligidos que auguraban la disolución de la banda.

Por suerte comprobamos ahora que no ha sido así y, aunque repiten fórmula de sonido y de promoción (por ahora no ha visto la luz en formato físico), a la vista —o mejor, al oído— de su contenido, podría catalogarse “Be M’Guest” como uno de los mejores trabajos discográficos de lo que llevamos de añada y, concretamente en la trayectoria de los de Nashville, a la altura del resto, solamente superado claramente por el que posiblemente sea, para el que suscribe, su gran obra maestra “Okey Dokey” de 2016, portentoso e inolvidable artefacto de rock sureño y que, como escribió mi querido kamarada y amigo Jesús Burgaleta, actualizaba la tradición y atracción por la música de carretera, whisky y marihuana.

natural child be m'guest

Entrando en el fondo del asunto, a lo largo de sus novedosos once cortes hallaremos conexiones con Grateful Dead, la Creedence, The Band o los Flying Burrito Brothers, pero sobre todo, una vez más, con JJ Cale, siendo suficientes dos audiciones para estar infectados de sus encantadoras melodías, con mención expresa para la mega fabulosa “Little Magic”.

Ya desde el arranque con “Mexican Adderall” exhiben seguridad, suficiente para satisfacer a sus antiguos, a noveles o a futuros fans, mientras que en “Tell Me I’m Wrong” o “Check The Mirror” evocan a los pioneros del sonido Tulsa y del country-rock de los setenta.

No desentona en absoluto el giro funky de “Margaritas In The Moonlight”, ni en el ecuador del disco la rítmica sensación expansiva de uno de los cortes más sorprendentes y adictivos como es “Scootin”, así como tampoco el resplandor de los Doors que florece en “Lost And Found”.

En la recta final un contagioso riff muy Chuck Berry en “Swanee” antes de “Me And George”, la elaborada pieza más extensa del disco y que se halla sazonada con un crescendo guitarrero. Para rematar nos quedan “Gin And Wine” y “American con Carne”, ideales para acompañar con un trago (o que sean dos), al escuchar y gozar tantas veces como apetezca y sean necesarias.


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