Discos Críticas

Reseña y crítica sobre Bonny Doon y su álbum ‘Let There Be Music’.

«Que haya música, deja que haya amor, que haya risa… que haya tristeza a veces… y que la música te llene por dentro…», dice la letra de «Let There Be Music», el tema que da título al tercer álbum de este combo y, a tenor de todo el contenido, no puede ser más apropiada…

Desde Detroit para el mundo, vuelven a la carga los Bonny Doon, alcanzando una cima creativa de muchísimo nivel las más recientes composiciones de Bill Lennox y Bobby Colombo junto al batería Jake Kmiecik, tras dejar atrás una pandemia y retomar las buenas vibraciones que nos dejaron en 2017 con el álbum debut homónimo y en 2018 con «Longwave».

«Que haya música, deja que haya amor, que haya risa… que haya tristeza a veces… y que la música te llene por dentro…», dice la letra de «Let There Be Music», el tema que da título al tercer álbum de este combo y, a tenor de todo el contenido, no puede ser más apropiada.

Comienza el disco con una fuerte carga nostágica, extrañando los días y las noches de la californiana ciudad de San Francisco, echando de menos sus eucaliptos, sus margaritas, su luz del cielo, su bahía…, del que fue el primer adelanto a finales del pasado año. Ya a principios del presente 2023 nos llegaría el segundo «Crooked Rain», cabalgando entre lo lúdico y lo espiritual, con sus seductoras teclas de piano acompañantes y esa guitarra paulatinamente creciente en una de las piezas más destacables de un trabajo discográfico donde la morralla brilla por su ausencia.

A través de sucesivas audiciones crece la adicción por volverlo a escuchar, acaso por esa emisión de radiaciones para erizar el vello y para refugiarse de un mundo decadente, como en la muy luminosa «Naturally», con esos versos añadidos en francés que parecen evocar a Serge Gainsbourg y Françoise Hardy, o en esa ambrosia, tan dylaniana como crepuscular, que es “Maybe Today”. 

Otra maravilla cósmica y atemporal, cual si fuera un feliz reencuentro, es “You Can’t Stay The Same”, con la participación vocal de Katie Crutchfield, acercando los talentos y devolviendo la colaboración que Lennox y Colombo realizaron en el laureado y aclamado «Saint Cloud», el álbum que Waxahatchee publicó en 2020.

Volvamos a reir, a drogarnos… Algo así cantan en una mordaz “Roxanne” que posee un indudable sedimento velvético y que bien podría ser bendecida por Dean Wareham al recordar sus composiciones con Galaxie 500 y Luna. De forma similar sucede en el pozo de los deseos de “Fine Afternoon”.

bonny doon

Nos queda la existencialista «On My Mind» entre esos amigos que están, esos que son circunstaciales y esos que se fueron, y el colofón final “Famous Piano» con el instrumento de cuerda y sus teclas como principal protagonista.

En una especie de cruce imaginario entre The Shins, Woods y Luna, todas y cada una de las canciones son casi perfectas y permiten ir variando las favoritas, cosa que tiene muchisimo mérito. Digamos que es una música deliciosamente placentera, que ejemplifica el hecho de que la simplicidad en la armonía se transmite mejor que las ostentaciones instrumentales. Su refinada y elegante sencillez parece fácil pero no lo es, consigue capturar la belleza de las cosas simples, provoca bienestar emocional y es uno de los indudables mejores discos de este año.


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