The Black Crowes - Happiness Bastards

Críticas Discos

Tres lustros ha tardado The Black Crowes en volver a publicar material nuevo.

…manejan los elementos, ortodoxias y diferenciaciones que hicieron de ellos una de las bandas más relevantes de las últimas décadas…

La reciente publicación de un nuevo disco de The Black Crowes, tres lustros después de su último álbum con títulos inéditos, nos sitúa ante la posibilidad de elegir entre dos formas diferentes y posiblemente incompatibles de analizar «Happiness Bastards», que es como se titula esta nueva publicación de los del estado de Georgia.

Por una parte, habrá quien prefiera testar estas nuevas canciones tomando como ejemplo el lustroso historial de los Crowes, fijando como esencial referencia sus tres primeros discos. Esta elección, posiblemente determine que el disco que actualmente presentan los hermanos Robinson, no pase de ser una pálida copia de los años dorados de la banda. Si a eso incluimos impresiones personales con respecto al carácter y actitud de los Robinson, el resultado será, probablemente, aún menos positivo.

Otra forma de calibrar “Happiness Bastards” es obviar que los noventa ya quedaron atrás y que la frescura de la juventud termina marchitando en todos, en los músicos también. En este supuesto, se fijará la atención exclusivamente en lo que suena y ofrece el nuevo disco de los cuervos de Atlanta, sin establecer comparaciones que seguramente no sean demasiado justas. Si así procedemos, pienso que el resultado final no es ni mucho menos tan malo como algunos posiblemente afirmarán.

The Black Crowes
The Black Crowes

Los Black Crowes de 2024 se han visto reducidos al binomio formado por Chris y Rich Robinson. No obstante, para su última criatura manejan los elementos, ortodoxias y diferenciaciones que hicieron de ellos una de las bandas más relevantes de las últimas décadas. Al fin y al cabo, suenan a lo que tienen que sonar para defender su legado e idiosincrasia.

Introducen, como siempre, en la fórmula de su sonido retazos de rock stoniano, influencias genéticas sureñas, blues, country y rock americano. Enviando imágenes de paisajes rotos por carreteras arenosas y crepúsculos rojos y amarillos, con efluvios setenteros y poses hippy, en este sentido, siguen siendo los Black Crowes.

En cuanto a las diez canciones – que se distribuyen a lo largo de treinta y ocho minutos – que conforman el elepé, podemos encontrar un crisol de instantáneas que dan cancha a cada una de las habituales formas de expresión musical que desde siempre han sido propias de la banda, temas marca de la casa que no se adhieren a modas ni especulaciones comerciales y que se identifican plenamente con el leitmotiv estilístico del grupo

Riffs, guitarras slide, acústicas en los momentos más crepusculares y la voz de Chris vertiendo la magia de siempre. Composiciones que no sorprenden pero tampoco infringen ningún daño a la historia de la banda, con algunos momentos dignos de mención y que dan relieve al disco y a quienes lo firman, como el single “Waiting and Waiting”; la rutilante “Bedside Manners”; la broncinea “Rats and Clowns” que viaja a los tiempos de “Amorica”; un acelerado tema de estadio como «Flesh Wound» o la bonita balada “Wilted Rose” en la que pone su voz la cantante country Lainey Wilson y que hace unas semanas adelantábamos aquí.

En resumen, un digno retorno de Black Crowes con un disco que mantiene las formas y golpea con intención, si bien con menos gallardía y alma que en los siempre añorados años de la juventud, aún así, no seré yo quien cargue contra este “Happiness Bastards” que mantiene un nivel más que aceptable y que para salir a la carretera a presentar alguna de sus canciones da de sobra, mucho más que lo que otros muchos ofertan.





2 respuestas

  1. Me pasa lo mismo que con los Diamond Dogs, no espero nada sorprendente pero lo que hacen me gusta. le he dado un par de escuchas y es mas que aceptable.
    Salud socio

    1. Es un muy buen disco que muchos criticarán por el extra de erudición que siempre da el criticar a bandas clásicas, salvo algunos intocables que aunque aburran a las vacas serán siempre bendecidos con POMs. Pero como dices, no sorprende pero cumple sobradamente, la comparación con discos de hace treinta o cuarenta años es un ejercicio que no entiendo y no es justo.
      Salud.

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