Discos Críticas

Reseña y crítica de ‘The Soul Of… The Fabulous Courettes’, álbum publicado en 2024 por The Courettes a través del sello Damaged Goods.

… un crecimiento musical lleno de sentimiento renovador por unas influencias sixties que, en ningún instante, pretenden ocultar, desde la melódica escuela de Phil Spector con las pop-girls hasta los combos de garage, doo-wop, e incluso de pop-soul de la Motown en la década prodigiosa…

No me extraña en absoluto que el explosivo dúo brasileño-danés esté de moda. Ojo, digo de moda pero me refiero con los suficientes, que hoy por hoy ya no es como antaño, y lo que debería ser masivo por actitud y calidad, está reducido actualmente a círculos de underground.

Y es que en este caso, los Sres. Couri —apellido matrimonial de Flavia y Martin que deriva en el «ronettiano» nombre The Courettes—, se están granjeando bastante prestigio a base de multitud de publicaciones discográficas y de incansables giras que permiten contemplar un crecimiento musical lleno de sentimiento renovador por unas influencias sixties que, en ningún instante, pretenden ocultar, desde la melódica escuela de Phil Spector con las pop-girls hasta los combos de garage, doo-wop, e incluso de pop-soul de la Motown en la década prodigiosa.

Martin y Flavia 

Su cuarto álbum «The Soul Of… The Fabulous Courettes» —séptimo si tenemos en cuenta un directo de 2017, uno de b-sides y outtakes de 2022 y un variadito de versiones en el año en curso que incluyó suculentas adaptaciones de The Cramps, Sam & Dave, Flamin Groovies o Johnny Thunders entre otros—, me parece su obra culminante, la más madura e intensa hasta la fecha desde su debut en 2015 con aquel guiño a los Sonics que fue «Here Are The Courettes».

Esa progresión evolutiva tiene mucho que ver con las letras, más profundas y sinceras de lo que a simple vista puedan aparentar, donde Flavia como principal compositora se abre a detalles íntimos sobre estados emocionales, de separación o de desamor, así como a una ampliación instrumental en la grabación que no deja de lado el distintivo universo sonoro que los identificaba, tan encantadoramente vintage como agudo, fresco, sentimental y bailable.

Martin y Flavia 

«You Woo Me», toda una declaración de fidelidad y de insistente cortejo, es la encargada de destapar el tarro de las esencias con su groove punzante, algo similar que sucede después en el contar hasta 10 de «Here I Come» que parece el juego del escondite en el amor.

Por su parte, la festiva «California» supone la renuncia de la diversión y del sol californiano por amor, aproximándose a los Beach Boys aunque ostente el mayor afecto hacia las pop-girls de los 60 con una invitada de lujo como La La Brooks de las Crystals, que también participa en la crepuscular «Run Run Runaway», modélica melodía para afrontar nuevos retos, nuevos tiempos o nuevos caminos que alejen todo lo tóxico.

Aunque en todo el disco no exista ni una pizca de morralla o desperdicio, se evidencian algunas piezas que sobresalen, las que de haber justicia musical serían hits internacionales en todos los confines del planeta. Por ejemplo la maravillosa «Keep Dancing», con el trasfondo de crudeza que posee por la muerte de su padre con Covid, el mismo que la abandonó y que fue malvado hasta con una sonrisa. Es tanta la grandeza de este cadencioso temazo que podría elucubrarse si fue iluminado por «Bailaré sobre tu tumba», la inmortal canción ochentera de Siniestro Total donde citaban a las Shangri-las o a las Ronettes.

Otras canciones que, a modo de despedida y, al mismo tiempo, de alivio, parecen inspiradas en su padre tras años de dolor, de alimentar miedos y de heridas del pasado que nunca sanarán son «Don’t Want You Back» y «Wall of Pain», esta última con mayor influjo de la factoría Spector.

Volvemos a la pista. Pocas canciones como «Shake!» podrían incitar tanto al baile con su urgencia y distorsión, incluso podría despertar a los esqueletos de los más sosainas y desaboridos. La aparición de instrumentos de viento también da juego en otro obús rítmico de despedida de los aduladores y zalameros, como es «Better Without You».

Mención especial para «Boom Boom Boom», me atrapa este homenaje a sus Majestades los Rolling Stones, especialmente al Excelentísimo Charlie Watts. El corazón de Flavia hace boom boom en lo que pudiera ser una metáfora hacia Martin por el modo de tocar la batería.

Como remate, el final de los días de gloria, de las mentiras y del idilio en «Lies», donde se distingue más la labor en teclas y coros del tercer acompañante Søren Christensen, de la banda danesa The Blue Van. El final de la fiesta con el farsante en «Stop! Doing That» y la sugestiva «For Your Love» como tierno colofón, representando el anhelo del amor, las mañanas grises, las lágrimas y el dolor en el corazón.

Dicen que la vida es tan compleja como endeble. Una buena forma de afrontarla puede ser bailando, y qué mejor que con los fabulosos The Courettes. Ojalá los pincharan en todos los garitos, bares y tiendas del mundo mundial, señal sería de un mundo bastante mejor que el decadente actual.


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