Entrevistas

Entrevista por el décimo aniversario de ‘El poder del voler’ a Micalet Landete de Senior i el Cor Brutal.

… las temáticas también eran similares: respuestas airadas al momento que vivíamos. Mientras que en «València, Califòrnia» las letras pivotaban alrededor de la idea de conservar nuestra ciudad natal y llevárnosla -sin la mala gente- a la tierra prometida, en «El Poder del Voler» las canciones lanzaban la misma pregunta: ¿puede un acto de violencia en defensa propia ser un acto de amor?…

J.J.: Hola Micalet, un orgull i una satisfacció, que diria aquell, és aquesta entrevista per a l’Exile SH Magazine. Tu i jo parlem a la mare llengua valenciana, però com que a la revista tenim moltíssims lectors i subscrits de la resta de l’estat espanyol, ho farem en castellà si et sembla bé.

M.L.: Em sembla perfecte!

J.J.: Vamos a remontarnos en el tiempo. Entre 2009 y 2014, Senior i el Cor Brutal fue tremendamente importante para mi y creo que para mucha gente en València. En mi caso concreto coincidió con mi inicio en la paternidad y, en cierto modo, me ayudasteis a inculcar ciertos valores e ideales, ya no solo en el plano cultural o musical. Paralelamente fue una época en la que me desbordaba el ascazo y hartazgo con la indecencia y degradación política que dirigía el cotarro (los Zaplana, Olivas, Camps, Fabra, Barberá, Cotino, Blasco, Rus…).

Fueron tiempos también de conciertos contra recortes en cultura o contra la subida del IVA cultural. Con todo ese mogollón, por primera vez en mi vida me sentí plenamente identificado a nivel musical en la mare llengua del poble valencià gracias a “L’experiència gratificant”, “Gran”, “València, Califòrnia” y “El poder del voler”. Pienso que hubo mucha gente que también lo sintió de ese modo. Supongo que alguien más te lo habrá dicho en todo este tiempo.

M.L.: La verdad es que, humildemente y con orgullo (qué se le va a hacer, sigo siendo un cúmulo de contradicciones) tengo que confesar que sí. En ese contexto que comentas, social, cultural, económico y artístico, de alguna manera y sin proponérnoslo conscientemente, fuimos la voz de un grupo de seres humanos que vivían su realidad diaria de una manera muy parecida a como la vivíamos nosotros en esta València nuestra / País València nuestro.

Nuestra discografía ha sido (y espero que lo siga siendo, de tanto en tanto) fiel compañera de una determinada gente. Y no hay nada más gratificante para los que nos dedicamos a escribir canciones (y a grabarlas y a interpretarlas) que tener ese reconocimiento: el de ser buena compañía.

J.J.: Se han cumplido 10 años en este 2024 de “El poder del voler”. En aquel 2014 escribí sobre este álbum que en algunos detalles era un disco irreverente que podría provocar escozor en los escrotos de la alta alcurnia eclesiástica, en las huestes del Opus Dei o entre los nostálgicos y acólitos fachorros. ¿Crees que fue una lección para alguno de ellos o ni se enteraron de las coplas?

M.J.: Yo creo que la inmensa mayoría de los fatxondets (así los llaman mis padres) no se enteró demasiado. En parte porque nuestro nicho de popularidad nunca fue tan grande como para que se enteraran de nuestra existencia.

Por otra parte son canciones a las que tienes que prestar especial atención para captar el mensaje, y no creo que esos nostálgicos reaccionarios tengan ni estudios ni conocimientos suficientes no ya para entender lo que dicen las letras, sino para ni siquiera sentirse ofendidos por ellas. Aunque estuvo el asunto aquel de Ciudadanos que en un pleno del ayuntamiento arremetió contra Tranquilo Música por contratarnos para un festival en la capital y Grezzi apareció en el pleno con una de nuestras camisetas. Those were the days…

J.J.: Pero en líneas generales podríamos decir que más bien fue un disco de amor y de revolución como pocas veces se ha escuchado, un ejemplo para hijos e hijas de futuras generaciones, el broche de oro o la culminación de ese sonido que acuñasteis y que se llamó “valenciana”, además de un giro eléctrico diametral a esa otra obra maestra en acústico que considero fue “Valencia, California”. ¿Estás de acuerdo?

M.L.: En líneas generales sí que lo estoy. «València, Califòrnia» y «El Poder del Voler» fueron concebidos como dos caras de la misma moneda, ying y yang, acústico y eléctrico, con nexos comunes: paridos en dos años consecutivos -la idea es que salieran ambos en 2013 pero no dio tiempo- y con canciones que aparecen en ambos. Las temáticas también eran similares: respuestas airadas al momento que vivíamos. Mientras que en «València, Califòrnia» las letras pivotaban alrededor de la idea de conservar nuestra ciudad natal y llevárnosla -sin la mala gente- a la tierra prometida, en «El Poder del Voler» las canciones lanzaban la misma pregunta: ¿puede un acto de violencia en defensa propia ser un acto de amor?

J.J.: Desde el primer instante me pareció fantástica la especial “pasión” por los Monseñores. “Rabia, sorolls i veu” sobre los militantes de Monseñor Escrivá en “Els Professionals”, pero ¿quién es el otro Monseñor que aparece en “La bomba del plaer”? ¿O no fue ninguno concreto sino más bien para el colectivo de prelados superiores eclesiásticos?

M.L.: En «La Bomba De Plaer«, la letra original decía Jesús en lugar de Monseñor. Pero Endika me hizo la oportuna observación de que la ira de la canción iba dirigida hacia la iglesia católica y su oscuro y sucio entramado jerárquico y sectario, y no hacia la figura liberadora de Jesús. Porque como dijo San Francisco de Asís, no hay nada más anticlerical que el evangelio.

J.J.: La dureza que contiene “El Cel de les Illes Caiman” me pareció brutalmente genial. Digamos que los empresarios explotadores también pueden tener el karma en vida, acaso la energía espiritual negativa generada por las malas acciones del pasado, ¿no?

M.L.: Bueno, en realidad lo que intenté contar originalmente con la canción no tiene mucho que ver con lo espiritual ni con el karma. Habla de una revolución violenta y organizada del proletariado contra la patronal. ¡Aunque cualquier interpretación es igual de válida!

J.J.: Vamos ahora con la historia de Cele, que me sigue pareciendo de una lírica apabullante. Bombas, orfanatos,  familias, hermanos… Imagino que algo provocó la inspiración de esa melodía. Cuéntame, please.

M.L.: Encantado de contarlo. La música es obra y gracia de Endika. Tenía esa melodía tan bonita, sentida y pegadiza…

Y luego está la historia real de Celedonio Talens Tormo, regaor de la partida de Sants, de cómo se quedó huérfano cuando estalló la guerra civil en Madrid y cómo el solito se las apañó para cruzarse la meseta y llegar a L’Énova (Ribera Alta) donde echó raíces y fundó una familia de valencianos y valencianas tan fuertes y tan llenos de cariño por sus semejantes y por su tierra como él y que al poco de acabar sus días logró reencontrarse con su hermana y toda su estirpe sin que se creyera del todo que esa señora era realmente hija de sus mismos padres.

Una crónica triste y llena de coraje, como la de tantísima gente en la posguerra.

J.J.: También aparecen esos giros de la vida, como en “On t’has clavat?” En este caso estaba dirigida a esos nuevos ricos de ayuntamientos. Supongo que en esos giros de la vida te parecerá tan inexplicable como incoherente que renombren el Puente de las Flores a una ex-alcaldesa.

M.L.: ¡Ya te digo! Eso del cambio del nombre del puente, es tan… tristemente valenciano. Porque los valencianos y valencianas tenemos muchas señas de identidad dignísimas y como para estar muy orgullosos de ellas, pero el meninfotisme, la paella, la traca, la farlopa y el ya veremos qué hacemos mañana también es muy nuestro, qué se le va a hacer.

J.J.: Recuerdo que “Actes d’amor” se convirtió en una especie de himno sobre la lucha social y la acción, con menciones solapadas a viejas anécdotas con ministros y cargos fascistas. Me viene ahora a la mente en algunos conciertos como en el Edifici Octubre, en una sala de la calle Guillen de Castro que ahora no recuerdo el nombre o en el inicio de actividad de la sala 16 Toneladas. Cuando la tocabais se cantaba al unísono, había una fuerte sensación de sentimiento, de emoción, de que colectivamente algo podía cambiar. Ahora todo parece bastante desmotivado. ¿Cómo lo ves?

M.L.: Sí, parece que los tiempos hayan cambiado, pero (creo que) sólo en apariencia. Ahora, aquí en el País Valencià, con los fascistas extremos en el poder obtenido lícitamente, campan a sus anchas y nos dejan desprotegidos, desnudos ante los embistes del capitalismo y el liberalismo. Mientras, en la capital, los fascistas moderados (léase socialistas) se dedican a desatendernos/putearnos por la doble razón de ser valencianos (esto lo han hecho siempre) y de tener a los más-fascistas-que-ellos gobernándonos (no nos ayudan si no se lo pedimos).

El estado ya hace tiempo que no cuida de su pueblo y sigue robándonos y sonriéndonos a la cara. Nos mean y nos dicen que llueve. Y sólo nos queda la solidaridad vecinal, grupal. La estrategia a nivel de municipio. Un vecino ayuda a otro, éste a otro más y así sucesivamente, hasta tejer una red de cariño y protección mutua. Todo esto se ha vivido de manera muy plástica y dolorosa en todo lo relacionado con la (no) gestión de la reciente DANA. Los 8 años que vivimos con la izquierda valenciana gobernando la capital ahora parecen un sueño, ¿verdad?

J.J.: El rock ‘n’ roll también recibió  su merecido en el “poder del voler”. Un nido de cobardes, los egos se alimentan y mucha farlopa en “Tancs”. ¿Es así el mundillo o hay excepciones?

M.L.: Hay excepciones, ¡claro que las hay! Cuando la escribí pensaba mucho en Joe Strummer, qué haría si levantara la cabeza… Así que con él y algunos personajes de la escena indie en mente la canción se escribió sola… Pero la lista de activistas (no de boca, sino de acción) dentro del universo poprock de este país son unos cuantos, aunque mi favorito siempre será el ourensano Emilio José. Su Agricultura Livre (Foehn, 2015) es una enciclopedia en 52 canciones del This Machine Kills Fascists en clave tropicalista y escrita en galego.

J.J.: Sin embargo, hicieron acto de presencia reivindicaciones musicales como la adaptación de Eef Barzelay en la precisosa “Roselleta” o la del granadino Victor Lapido del Grupo de Expertos Solynieve. Toca la guitarra antes que los “centristas” no nos dejen tocar más. Podemos decir que había que tirar de metáforas e ironías, ¿no?

M.L.: Bueno, sí y no. La ironía sí que es verdad que campa a sus anchas en «El Poder Del Voler«. Pero metáforas no hay muchas. Se proponen cosas, acciones, todo el rato. En el caso de «Lapido X» es un imaginarse reventando la Gibson Les Paul de Víctor en la cabeza del jefe de la patronal. Casi 10 kg de madera y metal, poca broma.

J.J.: Pero para ironías la de “Una nova política”. No te puedes imaginar los cientos de veces que la he escuchado y sigo descojonándome o, como mínimo, esbozando una sonrisa. Eres un mártir, un iniciado de la lucha social, el político, el profiláctico de la derecha carnal. Lo de gemir con la Internacional es la ocurrencia más grande que he escuchado en el rock. Dime por favor si este caso esta basado en hechos reales o si hubo algo que te inspiró.

M.L.: Siempre ha habido mucha connivencia entre la prensa y el poder. No hay casi opinión pública escrita y/o narrada que no sirva a algún poderoso. La historia de que alguien que es periodista sea amante de alguien que se dedica a la política debe ser tan real como la vida misma. Por otra parte, el disco estaba quedando demasiado serio e intenté, con toda la intención, poner algo de humor entre tanta rabia e indignación. Es lo que dice Vicent Andrés Estellés: el pueblo tiene que estar unido y ser combativo, pero nunca prescindamos de la risa.

J.J.: La grandeza de una obra como “El poder del voler” tenía que tener un colofón glorioso. Es tremenda la historia, entre la violencia del trabajo, la rabia, el desamor, el intento de suicidio… De nuevo me pregunto que te inspiró en la composición de esta letra y, por otra parte, ¿realmente crees que el querer será lo que nos salvará y el que los ejecutará?

M.L.: Cuando escribí el disco sí que lo pensaba. Que el amor nos salvaría a nosotros (los buenos) y los ejecutaría a ellos (los malos). Ahora he cambiado (un poco) de idea. Sigo pensando que el amor es lo único que nos puede salvar. Salvar en términos de vivir una vida digna de ser contada, así en líneas generales. Que ya es bastante, no te creas, porque conseguir que nos gobierne la izquierda aquí cada vez queda más lejos de ser una realidad… Y respecto a lo de ejecutarlos… creo que se acabarán matando entre ellos. El planeta se agota y no hay tanta riqueza para tanto rico. Van a tener que ir quitándose de en medio.

J.J.: Después vendría el EP “Santo Parranto” y un disco de colaboraciones como “Valenciana Vol1”. Como quien no dice nada han pasado siete años. Siempre que nos vemos te pregunto in person por esa nueva publicación discográfica con Rafa, Endika y Juanlu que se retrasa. ¿Cuál es la situación?

M.L.: Te puedo contar que «Post», el disco que empezamos en 2019, está en su etapa final de mezcla y esperamos que se edite a lo largo de 2025. Es un álbum que, aunque será fácil de escuchar (no es broma, entrará solo) está siendo tremendamente complicado de materializar.

Tanto por lo estrictamente musical (hay mucha producción de arreglos e investigación sonora y rítmica) como por los recursos que le estamos dedicando (de tiempo, dinero y energías) y por los enormes y numerosos contratiempos contra los que hemos tenido que luchar (tanto nosotros cuatro como Luís Martínez, productor del disco) para acabar este disco y que el mundo entero lo pueda disfrutar como se merece. Como se merece el mundo y como se merece el disco, se entiende.

«Post» no sé si será lo mejor (las opiniones son como los culos) pero hay una cosa que quedará clara: será lo más diferente que hemos hecho, sin dejar de sonar a nosotros mismos. Y hacer eso, Juanjo, después de tantos años, te digo yo con orgullo y con humildad, que tiene mérito.

J.J.: Doncs moltíssimes gràcies Micalet, per esta entrevista, i sobre tot, per donar les millors pagines de la música en la mare lengua al nostre poble valencià. 

M.L.: De res! És la nostra faena! Gràcies a vosaltres per fer d’amplificador i per seguir fent eixa tasca de crítics i amants de la música amb tanta independència, passió i rigor.


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