
Crónica de la edición 23 del Azkena Rock Festival en opinión de los redactores de Exile SH Magazine.
Un año más en Vitoria se celebra una de las más tradicionales ceremonias Rock del estado, me refiero obviamente al Azkena Rock Festival que en su edición número 23 ha vuelto a reunir a un buen número de feligreses devotos de la música del diablo para vivir tres jornadas de decibelios, estribillos y melodías de diversa textura estilística, aunque con un evidente punto de inflexión común a todos ellos…
Menor afluencia de fieles con respecto a los años precedentes, entiendo que el concierto del sábado de Bruce Springsteen en Donosti restó público al ARF, que en opinión de este escriba lucía un buen cartel aunque con ciertos peros sobre los que entiendo que es necesario reflexionar: la excesiva repetición de nombres, el mismo patrón que durante años se va reiterando y la falta incomprensible de algunos géneros que han sido santo y seña del festival, son factores que están actuando negativamente sobre el devenir del certamen y que no parecen demasiado difíciles de reconducir. Como se suele decir, maestros tiene la santa madre iglesia.

En cuanto a lo musical, que es lo que en esta crónica debemos tratar de manera protagónica, el jueves teníamos un cartel más reducido y solo dos escenarios aunque con varios nombres atractivos. Para empezar Buzzcocks, la organización de Bolton, conducida por Steve Diggle no terminó de convencer, el sonido un tanto nubloso y el siempre problemático aspecto de actuar tan pronto (no llegué al concierto de Libe que fue la primera actuación del festival) con el público todavía en fase de adaptación al medio, tampoco favoreció a Buzzcocks, cuya actuación no creo que sea de lo más recordado del día.
Muy bien Quique González, soso como él solo, pero con un muy buen sonido, gracias a una muy competente banda y un repertorio bastante obvio con algunas de sus canciones más reconocibles y sin asumir riesgos, además ofreció por primera vez en directo su nuevo single «Terciopelo azul». En resumen: mejor de lo que un servidor esperaba.
Estupenda y una grata sorpresa Melissa Ethridge, concierto estupendo de ritmo, fabricación del setlist, voz, variedad y sonido, repasó viejas tonadas por todos conocidas y una sección blues rock muy del agrado de todos, una sorpresa para un servidor, lo confieso.

Estupendos The Damned, con su visión teatral del show, buen sonido, buen repertorio y un Dave Vanian que tiene oficio para dar conferencias, muy justo de voz pero administrando sus recursos de manera admirable e inteligente y apoyándose en los momentos más agudos vocalmente del teclista del grupo, posicionado al final del escenario. Gran trabajo en las guitarras del también mítico Captain Sensible, uno de mis momentos favoritos del fin de semana.
Dinosaur Jr. interpretaba íntegramente su disco de 1994 «Without a sound», J. Mascis capitanea el grupo, secundado por Lou Barlow y Murph. No creo que pueda existir quien cuestione el sonido que disparó el trío, otra cosa es la capacidad para conexionar con el público, más parece que están en el local de ensayo que en un show en vivo ante un respetable, no obstante en lo musical resultaron mucho más que solventes y sus fans más acérrimos salieron encantados.

Cerró el jueves Lee Rocker con un concierto tan evidente como funcional, canta de maravilla y su guitarrista BBuzz Campbell es un punto de excelencia de cara al cancionero elegido por el mítico contrabajista de Stray Cats que cerró su pase con éxitos de la legendaria marca rockabilly que le elevó a la categoría de leyenda.
Resumiendo, buen inicio de festival, con dos conciertos que a un servidor gustaron mucho: The Damned y Lee Rocker, alguna sorpresa agradable y sin decepciones de peso. Quedaban dos días más y los iremos registrando en Exile SH Magazine.
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