Conciertos

Crónica del concierto de los granadinos Lagartija Nick en el Jardín de la Casa de la Cultura de Gandía durante la velada del 7 de junio de 2025.

… un auténtico lujo que Lagartija Nick sigan en plenitud de forma y que podamos seguir disfrutándolos…

Que los fabulosos Lagartija Nick visiten territorios levantinos siempre es una alegría, una garantía de disfrute y, casi podríamos decir también, un deber inexcusable, al menos para el que suscribe, tanto como para echar unos kilometrillos y volver a visitar esa apreciada localidad de la comarca valenciana de La Safor que es Gandía, en cuyo Jardín de la Casa de la Cultura (un lugar excelente para ver conciertos, todo sea dicho) estaba previsto que Antonio Arias (bajista y cantante), Juan Codorniu (guitarra), Eric Jiménez (batería) y J.J. Machuca (teclados), volviesen a demostar su poderío, diferente y poco comparable a todo y a todos, tanto a nivel nacional como internacional.

El hipnótico trallazo instrumental “Sonic Crash” que compuso el guitarrista Juan Codorniu en el álbum debut de 1991 fue el encargado de destapar la caja de los truenos. De aquellos magnéticos comienzos se sumó a este arranque la explosiva “No lo puedes ver” y, entre la voz en off y la pistola en la sien, se visibilizaron con nitidez los ecos de los neoyorkinos Sonic Youth, tal y como del mismo modo sucedió con la mismísima “Hipnosis”, todo tensión para tantos y tantos lunáticos y sicarios de la luz que emiten los dispositivos electrónicos.

En ese atronador inicio, y dentro del 30 aniversario de “Su”, sonó “Estratosfera” cual si fuera el principio de la desintegración terrestre, así como la incendiaria caída mental en espiral de “La curva de las cosas”, con la guitarra tornándose endemoniada por el frenético ritmo percusivo. Eso sí, el momento mágico me pareció “Universal”, rescatando la conexión con la generación Beat, con Kerouac, con Dylan o con Dorian Gray.

Inmersos en el repaso a las tres decadas y media que andan celebrando los granadinos, se cruzó de manera impetuosa una pieza de principios del S.XXI, “Lo imprevisto”, la que dio título al álbum de 2004 y que significó retornar a los aspectos menos complejos de los discos inmediatamente anteriores y que se reeditó por el sello Montgrí hace unos pocos años. Fue ahí cuando la privilegiada concurrencia se liberó de culpas y siguió el signo marcado por Antonio Arias, igual que sucedió con joyitas poco reconocidas como la etérea “Sin salir”, cargada de espejismos hipertérmicos.

Lagartija Nick gandia

Del glorioso homenaje en 2022 a la poesía surrealista de Luis Buñuel resultó un remanso de paz esa oda a la naturaleza y a las libélulas que es “Me gustaría para mi”. A partir de ahí entramos en la zona de conflicto, con el enigma de la mitad de la realidad en “Crimen, sabotaje y creación”, la que seis años después de su publicación daría título a la obra maestra de 2017, y de la que se incorporaron al repertorio tanto el acto de veneración a los resistentes maquis granadinos contra el fascismo franquista de “La leyenda de los Hermanos Quero” como “Agonía, agonia”, puro «pata negra» punkrockero esa versión del obús de Quäsar que, en su momento, fue un claro tributo a Jesús Arias, el añorado hermano de Antonio.

Lagartija Nick gandia

En el ecuador del concierto, el pelotazo powerpopero de “Las veinte versiones”, posiblemente la pieza más popular de “El shock de Leia”, y el cañonazo lleno de tentación y fascinación que es “Conmigo crece el caos”, ultimamente muy reivindicado porque formará parte del inminente próximo disco en directo de los Lagartija.

Después, entre sombras en la pared y drogas de salón hubo un breve retorno a los orígenes hipnóticos con ese medley entre “Tan raro, tan extraño, tan difícil” y una demoledora “Ahora” con Eric poseído por sus baquetas y antes de ese himno, ya legendario de nuestro cancionero, que es “Strummer / Lorca”, grandísima ofrenda al cantante de The Clash, a nuestro poeta de Fuente Vaqueros y, por supuesto, a todos los nuestros, mal que les pese a todos los que están por la labor de ocultar, minimizar o despreciar la memoria histórica.

Con la mayoría de los presentes en éxtasis, no faltó la crítica socio-política que es “Nuevo Harlem” y que, como de costumbre, sonó de fábula y con mucha vigencia actual eso de «los jóvenes videntes, los psicóticos, neuróticos y chauvinistas egocéntricos…”. Para redondear perfectamente, el delirio arrebatador y místico de noise-rock entre ángeles y arcángeles de “Celeste”.

Lagartija Nick gandia

En la recta final la filosofía y corrupción en la gran bola de confusión del “Satélite”, el pánico, la tentación y esos ojos neutros como los de James Dean en “Esa extraña inercia” de la anfetamina. Y, como es frecuente, el inmenso colofón de “Ciudad sin sueño” de esa obra «Omega» que está en otro nivel, con ese “no duerme nadie” y los espíritus de Lorca y Morente revoloteando a nuestro alrededor.

Lagartija Nick gandia

Difícil que alguien quedase indiferente con todo lo acontecido. Sí, una vez más fue un gustazo comprobar un público asistente apasionado, que siente y vive las canciones y los directos de este combo. Todo suma, hasta incluso los guiños a las tierras valencianas y las frases en la mare llengua del poble valencià por Antonio Arias en una semana vejatoria, humillante y degradante hacia las lenguas del estado español por los (la) políticos habituales de turno. Eso también se podría calificar de integración y resistencia. Eché de menos algún tema de «Los Cielos Cabizbajos», pero es un auténtico lujo que Lagartija Nick sigan en plenitud de forma y que podamos seguir disfrutándolos. A los suficientes nos representan. Per molts anys!!!


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