Crónica de los conciertos de Cracker + The Standby Connection en Loco Club durante la velada del 28 de noviembre de 2025.
… sensación de una banda extraordinariamente compacta, abierta a múltiples vertientes siempre relacionadas con el country más alternativo, aunque realmente lo más novedoso fue la participación de Anne Harris al violín, mostrando una actitud, un sentimiento y una pasión que acabó atrapando a la concurrencia…
Durante los últimos días ha circulado el rumor de que era la última gira de Cracker. En mi esperanza está que sea solamente eso, un rumor o un bulo de los muchos que, actualmente, campan a sus anchas por este mundo o, en particular, por las redes sociales. Así lo siento porque para eso sigue siendo mi banda favorita mundial de los últimos treinta y tantos años, se dice pronto.
Sí que es cierto que resulta algo sospechoso lo de que son once años sin grabar un disco de estudio tras el fabulosísimo “Berkeley to Bakersfield” —con menciones aparte para el “Live in Madrid” de 2022 o la retrospectiva recopilación de “Alternative History” del pasado año—, y que sus dos principales compositores David Lowery y Johnny Hickman han lanzado sendos trabajos en solitario con composiciones propias en el último lustro.
Como teloneros en el templo valenciano del Loco Club, la banda valenciana The Standby Connection, esta vez en formato trío con Miguel Matallín, Paco Grande y Jesús Sáez por ausencia del segundo guitarra Ramón Manzaneda que ha sido papá (desde aquí mis sinceras felicitaciones), y que nos brindaron su eléctrico e intenso enfoque del rock, siempre con la vista puesta en la escuela velvetiana, empezando por referentes como Galaxie 500 o Dream Syndicate.

Entre el repertorio, temas del álbum “Ace Tone” de 2017 como “With You” o más antiguos como “Hesperidin” y “Someday”, combinados con una versión cantada por Jesús del “Judy and the Dream of Horses” de Belle and Sebastian, y con piezas que formarán parte del próximo álbum, previsto para 2026, como “Pats on the Back”, «Last Chance”, “We Can Hide in L.A.” y “Dreams”.

Y saltaron al escenario Cracker. Que comenzasen con una de sus más aclamadas canciones, “Euro-Trash Girl», fue emocionante, tanto por el guiño europeo de su propia lírica como por la dimensión del período temporal que exhibe un tema que nos hizo crecer musical y culturalmente a muchos de los asistentes, y que escuchado después de bastante tiempo no pierde un ápice de grandeza y de emoción.


A tener en cuenta que, aunque la discografía de Lowery & Hickman sea de las más fabulosas desde principios de los noventa del pasado siglo, el primer álbum de Cracker siempre me ha parecido un pelín más que el resto, digamos que un peldaño arriba y a la altura de cualquier disco de estrellas clásicas del rock que podamos citar.
Por eso reencontrarnos con las raíces americanas de “Dr. Bernice” o con el country alternativo de “St. Cajetan” fue como, nunca mejor dicho, dar de beber al sediento necesitado. Mucho más, el que fuera histórico y fundamental primer pepinazo de los californianos, un “Teen Angst (What The World Needs Now)” que sigue conmoviendo, con el que es imposible no menear la cabeza ni sentirlo hasta por la médula espinal con ese crescendo lleno de tensión y rabia.


Siguiendo casi estrictamente un orden cronológico, “Sweet Potato”, “Low” y la versión del “Loser” de Jerry García resultaron una auténtica celebración de tres décadas al servicio del rock de élite. Con “Wedding Day”, el primero de los temas de Johnny Hickman como voz cantante, se incrementó la sensación de una banda extraordinariamente compacta, abierta a múltiples vertientes siempre relacionadas con el country más alternativo, aunque realmente lo más novedoso fue la participación de Anne Harris al violín, mostrando una actitud, un sentimiento y una pasión que acabó atrapando a la concurrencia, y ello sin perder la sonrisa, algo que también suma.

Anne nos impactó con una versión muy honda del “Sparrows” de Gina Forsyth. Además, su violín también tuvo magnitud en “Pictures of Matchstick Men”, extraordinaria versión del primer éxito de rock psicodélico de Status Quo a finales de los sesenta, y con la que David Lowery nos introdujo en los tiempos ochenteros de sus Camper Van Beethoven. Por cierto, una insospechada gozada siempre volver a escuchar “Take The Skinheads Bowling”.
En la recta final, Hickman volvió a coger el mando con “California Country Boy”, reivindicando sus orígenes, en lugares californianos donde no hay congestión de tráfico, ni grandes olas rompiendo en la orilla, ni palmeras, ni estrellas de cine… Ahora bien, donde el guitarrista intensificó la emoción fue en la imprescindible balada “Another Song About The Rain”. Por su parte, Carlton Owens a la batería y, muy especialmente, Bryan Howard al bajo, se implicaron considerablemente en engrandecer el concepto de banda con el “You Ain’t Going No Where” de Dylan, en una lectura mucho más cercana a los Byrds.
Para rematar un concierto que seguramente no sea el mejor que les he visto en la capital del Túria, mi balada favorita de toda la década de los noventa en los bises, “Big Dipper”, con Lowery acompañado exclusivamente de su guitarra en el escenario. A ella se sumó una bala en la recámara ya con el resto del grupo, una inesperadísima sorpresa volver a escuchar tantos años después el trallazo punk-rockero “Club Med Sucks” de Camper Van Beethoven, justo en la efeméride de su cuarenta aniversario. Conclusión: Cracker sigue en nuestros corazones. Forever!!!
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Cracker Crónicas conciertos Juanjo Mestre Standby Connection
Muy buena reseña Juanjo, gracias.
Timefadesawayevents.com.
Un abrazote.