Críticas Discos

Escuchen esto, por favor:

Y empecemos ahora con prudencia y modo comedido… Cualquier comparación entre cualquier banda de rock europea surgida en el último cuarto de siglo y los suecos The Soundtrack Of Our Lives solo puede responder a una imperiosa necesidad de perder el tiempo, o bien, ganas de (sencillamente) humillar a esa otra formación… Y, a partir de ahí (ahora ya si de verdad), sigamos.
… O mejor retrocedamos. Pues me parece importante sino vital, y por manido pueda ello resultar, el dejar constancia de que TSOOL nace de las cenizas de los extintos Union Carbide Productions. Esto és: una banda de rock más que recomendable, o de puta madre sin más, ignorada por el «gran público» y que proviene de otra completamente a juego, por el sencillo motivo de no ser (o haber sido) de «donde toca»… Me cago en San Ikea, si. No tengo duda alguna que de ser yanquis los UCP (cuya singladura de poco más de un lustro alcanza de finales de los 80’s a los primeros 90′ através de cuatro discos de los de agarrarse fuerte)  tendrían hoy un puesto de honor junto a Sonic Youth, Hüsker Dü, Dinosaur Jr, Rem, Pixies y demás cabezas visibles del indie rock de guitarras más necesario, y mejor, antes de que la Mtv y las «majors» metieran zarpa ya del todo en la primera mitad de la década de Curro y el Cobi… Y eso de ser yanquis, recalco, que de haber sido british, sabiendo como las gastan ahí los medios y tan especialmente con «los suyos», hubieran ascendido a dioses de la antigüedad sino más. Pero, ojo y para lo que hoy mayormente ocupa, que ocurre a veces que la injusticia, contra todo pronóstico, logra encontrar la manera de rebozarse sobre si misma y alcanzar, ya de pleno, grados nauseabundos y de imposible comprensión… Y es que, forzando mucho a base de relativizar, uno puede llegar a entender que UCP, y aunque no tengan nada que envidiar a las adoradas formaciones yanquis mentadas en su apogeo (y por ejemplo), tenían un discurso furibundo, con ese garage (a pesar de lo evidentemente melódico cuando la gana les da) a degüello y sin cuartel que, quizá, no encajaba/encajó en la vieja Europa  de los últimos 80’s aun a pesar de lo tan evidentemente putámico… Y entonces, al poco, se reinventa Ebbot Lundberg (junto a su compinche Olsson y la savia nueva a fin de completar el combo) como TSOOL…
Y es aquí, en efecto, donde encajamos lo de la «injusticia nauseabunda» antes referida. Durante sus más de tres lustros de historia (consta la disolución en 2012)  este personal, con siempre Lundberg como innegociable líder, realizó una exhibición constante de talento, diversidad, temas emblemáticos en tropel (que no te los acabas y te lo prometo) a los que las circunstancias extramusicales negaron mayor reconocimiento, una casi incomparable virtud por devolvernos las formas remotas sixties donde esto del rocanrol asentó prácticamente todas las bases de lo que ha venido después… Y los discos, claro. Cojonudos los seis (más las «rarezas» y toda la inabarcable chirigota del igualmente imprescindible doble «A Present from the Past») y tal cual… Y lo metieron alegremente en la carpeta de «neo-psychodelia» o «indie», así a saco, como si fueran otros Mercury Rev o Flaming Lips (bandas apreciadas y admiradas -en cierta medida- pero que, en síntesis, les llevan el periódico y las alpargatas a los suecos por las mañanas), la madre que los parió a algunos… Es para cagarse un mucho en algo, vaya y para resumir, que prescindo ya de hacerles a todos -todavía más- participes de la agriedad y mala leche que me sobreviene siempre al pensar en el asunto.  Rematemos el párrafo, eso si y para dejar otra evidencia más del «ignore generalizado», de que en el mundillo este de los blogs y facebooks roqueros (los que conozco) y aún a sabiendas que no les faltarán «simpatizantes» a los TSOOL (imposible no sea así siendo, o habiendo sido, tanto), únicamente el amigo Gonzalo Aróstegui desde su espacio Ragged Glory ha mostrado en varias ocasiones su admiración y deleitación por esta tan enorme (imprescindible en mis cuentas) formación.
«Welcome to the Infant Freebase» fue la primera parada, aunque admito que personalmente a nivel discos yo no me enganché hasta el tercero a pesar de saber de su existencia ya por algún programa de radio y la insistencia/taladro «ruter@» con ellos (lujazo de los contados el tirar después del hilo desde ahi, eso sí y no quepa duda), así como la primera colección/exhibición de posibilidades del caerse de nalgas. Está claro. Y me da un mucho lo mismo que «la especializada» se tocase con el segundo lo mismo que con el tercero que además cuenta con el plus de resultar el camino más obvio para adentrarse en TSOOL (los otros también son tremendos, por cierto, pero -cachís- ya eran algo conocidos y no quedaba tan «cool» ponerlos por la nubes… esas puñetillas de «la especializada», si)… Todos los discos de TSOOL tienen «algo» que les hace recomendables y disfrutables de forma intrínseca, y dejando de lado que del notable alto no te baja ni uno. Así pues, y bien mirado, ¿qué diablos importa realmente el por dónde empezar?… Sin más, este estreno se arranca con el mantra ácido de «Mantra Slider» y su inesquivable  crescendo (genial como se va «encabronando» el asunto), sigue con la vitalista «Firmament Vacation (A Soundtrack of Our Lives)» y esa guitarra hawaiana emporrada a traición de derrota certera, para acabar rematando (ya del todo) el hat trick de salida con el desierto de «Underground Indian» que es como el paraíso stoner mirando por el caleidoscopio… ¿Quién da más, y más distinto, en menos tiempo?. Y en 1996 ni les cuento. Y lo mejor, cómo no, es que solo llevamos tres de los veinte temas (y casi hora y cuarto de minutaje) que integra el elepé. El rapto de Proserpina del «blanco» con la acústica «Chromosome Layer» y ese acompañamiento inquietante que parece un hamster dejándose el bazo en la rueda, lo emblemático e incontestable de la ya repasada «Instant Repeater ’99» o la lógica, y tan adivinable, pleitesía kinky en «Embryonic Rendezvous» con ese arrastrado pop de cámara… En fin, que aquí no se desperdician ni los silencios. Se sacan a pasear las guitarritas para «Four Ages, Pt. 2» o «Confrontation Camp», nos pasamos de la parada de los Galaxy 500 en «Grand Canaria», nos salimos de tablaturas con la sangrante y neilyoungera «Endless Song» o, mismamente, nos frotamos los oidos con escobillas en la tan sixtie  «Blow My Cool» (¿seguro que esto no es un hit de Loovin’ Spoonful o los Animals y estos cabrones nos la quieren pasar por propia?… pues no, oiga miren). Y por todo lo ya servido, y lo que queda, les perdonamos sin problema el intermezzo de medio minuto «Senior Breakdown», está claro, que tras tal coña marinera viene además una «Bendover Babies» que nos recuerda por momentos a una cover acústica waterloolista por la curra y bravo por ello. También tiene su miga esta «The Homo Habilis Blues» donde, desde lo mínimo, vuelven a hacer brotar una nueva verbena psicotrópica importante que no para de crecer hasta la agonía postrera, y casi mejor todavía el aura espectral de «For good» que es como si los Wilson hubieran conseguido un máquina del tiempo y se huberan traído a Elliott Smith para que se currara algo en la b side de «Surf’s up». La cuarta parte restante del disco se dispensa empezando por la visita a Mr. Harrison de «Magic Muslims» y su aire de mercadillo zíngaro, que a su vez se reafirma en la casi complementaria «Rest In Piece» y nos hace llegar al mazazo eléctrico de la proclama de  «Retro Man» y su impagable banjo a modo pegamento entre partes (de lo más destacable de un disco donde destacar algo de forma ex profesa hasta como que jode un algo por su tan tremenda bondad global). «Theme From Hallo» es el otro brevísimo  intermedio del lote, casi al fin, donde se sirven de leves reverberaciones nocturnas en campo abierto a fin de arribar a puerto con la despedida definitiva de la tan reposada y casi coheniana «Legend In His Own Mind»… Y es ahora, claro, cuando andamos unos metros más hacia adelante, nos giramos para verlo todo en perspectiva y… Et voilà. Enormidad sin paliativos (que además, muy probablemente y primordial ello, no dejará de ganarnos con el tiempo). Y qué buenos son/eran esta gente, está diáfano… Investiguen de ser necesario, investiguen por las redes -o por donde quieran-, los todavía ahora incrédulos y no se pierdan la colección de parabienes y lisonjas que sus conocedores les dispensan siempre por doquier y sin falta que medie.
Para cerrar  entrada solo dejar final y muy marcada constancia de que, en verdad, si no conoces a esta gente la puta envidia que me das no hay medidor que nos lo registre… Ese «tirar hilos», el ir asombrándome sin dar crédito y aunque fuera en modo retrospectiva -mayormente-, con la saga sueca UCP/TSOOL es una de las grandes alegrías que me ha dado esto de escuchar rock desde que recuerde y con diferencia. Suertud@ es ud, que lo sepa.

The Soundtrack of Our Lives – «Welcome to the Infant Freebase» (1996) : 9’4 / 10

01. Mantra Slider/ 02. Firmament Vacation (A Soundtrack of Our Lives)/ 03. Underground Indian/ 04. Chromosome Layer/ 05. Instant Repeater ’99/ 06. Embryonic Rendezvous/ 07. Four Ages (Part II)/ 08. Grand Canaria/ 09. Endless Song/ 10. Confrontation Camp/ 11. Blow My Cool/ 12. Senior Breakdown/ 13. Bendover Babies/ 14.The Homo Habilis Blues/ 15. For Good/ 16. Magic Muslims/ 17. Rest in Piece/ 18. Retro Man/ 19. Theme from Hållö/ 20. Legend in His Own Mind.

Por Guzz.

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6 comentarios

  1. Oye pues te voy a dar un poco de envidia porque aunque se de su existencia nunca he parado en ellos, pero leerte y oir el tema de la entrada son motivos suficientes para que mi curiosidad se dispare y parto en busca de aventuras pa mis orejas.
    Un abrazo.

    1. Tanto Union Carbide Productions como TSOOL son tremendos, Addison. Más broncas y enérgicos los primeros y más revivalistas y refinados los segundos, pero tremendos al fin. Te aseguro que para mi lo de esta gente va más allá de las dudas habituales de "¿los estaré sobrevalorando porque me molan a mi?", o de la mera fruta de temporada sin más… Su grandeza es evidente y en concreto TSOOL me parecen, siendo prudente, una de las mejores tres bandas surgidas en el último par de décadas. Y me quedo tan ancho.
      Abrazo Mr. De Witt !

  2. Suele ser habitual es coincidencia estética y reivindicativa que nos une, Guzz, por algo será. Cuando comparas este primer álbum de TSOOL con cualquiera de Oasis, por ejemplo, no entiendes qué llevó a un grupo tan mediocre a tener un éxito del que no supo el grupo sueco, tan elegante y espléndido siempre. Y esencial la reivindicación que, por extensión, haces de UCP, posiblemente el mejor grupo de rcok and roll de su tiempo.

    Abrazos.

  3. Ahí no me quiero hacer ya más sangre Gonzalo, que a mi oasis (como Bon Jovi, U2, Coldplay o Def Leppard, por ejs recurrentes) me merecen el mismo respeto que las spice girls o similar y la comparación, obvio, me resulta directamente imposible. UCP también fueron algo cojonudo y más, y -por lo que a ellos pertoca desde tu comment- aunque en la pomada estarían (no tengo dudas al respecto) yo no los pondría nunca por encima de Pixies, Sonic Youth y alguna otra banda en los últimos 80's… Para mi lo más triste es lo que he puesto de que cuando leo/leía sobre TSOOL siempre median unos elogios brutales… Eso sí, su inmenso legado crecerá, no cabe otra que caerá de maduro, y solo espero que al menos este descomunal músico que és Ebbot Lundberg viva para verlo.
    Abrazo guzzero, Gonzalo.

  4. Sin duda uno de los mas grandes grupos suecos de siempre. Sensacionales todos sus discos salvo el 2. Y el de b sides es increible

    1. Pues a mi el segundo también me parece la reoca y aunque resulte más áspero de primeras. Eso si, como tan bien (y también) afirmas lo de "A Present from the Past" es un pedazo regalazo a conservar ever.
      Abrazo guzzero.

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