David Bowie - Blackstar (2016)

Críticas Discos

El canto del cisne de David Bowie

David Bowie utilizó la parca en su favor, la engañó para que fuera personaje principal de Blackstar y consiguió dejarnos boquiabiertos en una actualidad donde reina la sobreinformación, con un desenlace y una puesta en escena sorprendente, y con la intención de obligarnos a mirar de frente a la muerte, aún hoy uno de los grandes tabúes a vencer.

Blackstar estaba destinado a ser el disco de la discordia de 2016, opina o muere, posiciónate, di blanco o di negro, conmigo o contra mí, David Bowie es un genio, David Bowie es un viejo caprichoso, David Bowie ha hecho una obra maestra, David Bowie ha hecho una bodrio, David Bowie… David Bowie murió y el disco traspasó la dimensión presente cristalizando de forma rutilante en una grandiosa despedida, un gran esfuerzo que según explicó su amigo y compañero Tony Visconti, tenía como mayor finalidad dejar un colofón extraordinario a su enorme discografía.

En la superficie Blackstar deja un rastro de referencias vanguardistas, literarias y fílmicas, incluso de misticismo iniciático. Y en lo musical las referencias sonoras se suceden, es recurrente nombrar Kid A de Radiohead como muchos han ido plasmando, además que estos músicos que Bowie incorporó a su equipo también han dado una pátina sonora que a los más vanguardistas y/o jazz-progs les produce orgasmos sólo de pensarlo.

Una de las últimas fotos de David Bowie
Una de las últimas fotos de David Bowie

Aspectos que no me importan demasiado más allá de la expresión artística y las emociones y sentimientos que despierta la obra, con dos elementos que veo fundamentales y a remarcar, por una parte la puesta en escena es primordial para el disco, y por otra es tan o más importante el desenlace de cada una de las canciones, la muerte.

Tal como la pirámide de un emperador y de una manera pretendida la vida es proyectada más allá de la muerte, y la muerte está presente en esta vida a través de la obra. Y es en esta dimensión lírica donde me queda claro que yace el gran valor del disco, no en su complejidad sonora, ni en su vanguardia que no lo es tanto, un disco que además pide recibir un trato conceptual, mal íbamos si en los primeros días el mundo debía pronunciarse a favor o en contra.

A mi particularmente se me hacía difícil darle el trato de novedad al disco, además de por mis limitaciones, porque aún estoy convencido de que necesita su tiempo de reposo, y también se me hace difícil aún ahora, aunque la noticia ya parece que pasó, porque después de todo no deja de ser una nota de despedida cruda, llena de claroscuros y al tiempo desafiante, con la impresión de que Bowie habla a través de estas canciones para decirnos que está muerto, y eso simplemente me hiela la sangre, me deja inmóvil.

La apertura de Blackstar nos lleva a sus discos menos comerciales, largo minutaje y estructura compleja para lo que parece un ritual, entre surrealista y iniciático, con momentos disonantes entre otros más melódicos.

Tis a Pity She’s a Whore tiene un ritmo trepidante adornado de notas sostenidas, uno de los momentos más tensos y asfixiantes, no es una canción fácil en su trasfondo, además no es inédita, fue cara b de Sue (Or in a reason of crime) recuperada también para este disco y que ya formó parte de un recopilatorio que tiene un par de años, ésta es una de mis favoritas simplemente por el aroma a cine negro que destila, excelente trabajo de la sección de vientos, ambas hacen referencia a una obra de John Ford, para más señas si es que hacen falta.

Lazarus es abrumadora, reproducida ahora resuena como un cántico de ultratumba, ligada a un vídeo-clip como otras canciones de este disco, de visionado obligatorio a la vez que inquietante.

Girl Loves Me es minimalista en las formas, se sirve mitad del Nadsat, lenguaje de La Naranja Mecánica, y mitad del Polari, slang utilizado en los 70 en pubs de ambiente gay, bien mirado un detalle un tanto excéntrico, ¿pero quien más podría hacer algo así sin causar extrañeza?. De todo el lote Dollar Days es de las más afables a la escucha con una excelente saxo, canción que humedece los ojos por su mirada en retrospectiva, también con la muerte, de nuevo, presente como elemento catalizador. Incluso otra de las canciones más fáciles como es I Can’t Give Everything Away contiene versos realmente inquietantes.

Portada de Blackstar

En apenas un mes ya se ha escrito de todo respecto a David Bowie y Blackstar, es increíble la gran maquinaria de la actualidad como genera y rechaza interés en espacios de tiempo realmente reducidos, con Blackstar me ha sorprendido sobremanera. Es el signo de los tiempos que David Bowie ha puesto en duda en tan sólo dos días de diferencia entre la edición del disco y su muerte, dos días en los que la obra ha adquirido un matiz capital que lo ensalza, aunque queda en incógnita a largo plazo cuando el óbito quede lejano.

Por supuesto no me quedaría sin decir la mía, todo buen amante de la música conoce a David Bowie y rendirle respeto es primordial, y hablar de este disco también creo que era necesario dentro del marco del año en curso. Pero llegados a la puntuación debo matizar y más en el caso de una figura de su envergadura respecto a como valorar el disco ¿con respecto a la historia del rock?, ¿a su obra?, ¿o a la actualidad?.

La primera pregunta ahora mismo no tiene relevancia más allá del panegírico, la segunda en mi opinión está más que clara pues su obra pretérita tiene su peso, y la tercera es la más susceptible de ir ligado al gusto de cada uno, y esto siempre tiene que ser respetable. En mi caso particular, y creo que a muchos les sucederá parecido, su esencia inquietante me paró desde el principio y confieso que sin su muerte para mí este disco tendría otro significado bien diferente, diría más, siendo un disco brutal y único, sé que lo escucharé en contadas ocasiones, lo que no significa que no dude para nada de su maestría, las cosas como son.

David Bowie utilizó la parca en su favor, la engañó para que fuera personaje principal de Blackstar y consiguió dejarnos boquiabiertos en una actualidad donde reina la sobreinformación, con un desenlace y una puesta en escena sorprendente, y con la intención de obligarnos a mirar de frente a la muerte, aún hoy uno de los grandes tabúes a vencer. Tal vez ésta sea la grandeza de este disco.

Pocos han sido quienes en su vejez nos han hecho partícipes de sus cabilaciones, pero son menos aún quienes en el ocaso y conscientes del final nos han hecho partícipes de sus últimos momentos en vida, Johnny Cash, Warren Zevon, añadamos hoy a David Bowie. Aunque dudo que estemos ante la pieza final de este grande y excelso rompecabezas que es su obra, seguro que aún guarda un as en la manga. Ashes to ashes.

Escrito originalmente para NO SÉ VIURE SENSE ROCK 


2 respuestas

  1. sigo igual que cuando leí este artículo en On the route, me esta costando mucho meterme con él, aunque reseñas tan buenas como esta animan la verdad.
    Un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar