Con GospelbeacH, si bien Pacific Surf Line fue un paso lógico que enlazaba a la perfección esta etapa con su anterior proyecto recordando a Grateful Dead de la mano de Neal Casal, en Another Summer Of Love perdieron junto con Casal gran parte de la vena psicodélica, eso si, acentuaron su clase y su country-rock elegante haciendo lo propio con Gene Clark. Este nuevo Let It Burn sigue la misma estela de su anterior disco sin
realizar un gran movimiento estilístico, ahora con una producción más
orgánica, una mayor presencia del teclado elegante y muy acertado y con unas inspiradas intervenciones de Neal Casal que son
decisivas para elevar estas canciones a otro nivel convirtiendo este disco en el mejor de la formación hasta la fecha.
El aporte de Casal queda patente desde el principio en Bad Habits, agridulce tonada con la que van dando paso al espíritu soft-rock de Laurel Canyon. En Dark Angel y I’m So High aparece la alargada sombra de Tom Petty, una confluencia lógica atendiendo al bagaje musical que avala al músico. Sin embargo, escuchando este disco, lo que me gusta es que no se aferra a una fórmula que de por sí le hubiera dado un gran resultado, más bien se escora bajando las revoluciones desviando el foco en baladas como Baby (It’s All Your Fault) y Get It Back donde dan más protagonismo a los teclados, y por favor, empero, con un Casal muy inspirado.
Con todo, el epicentro del disco o al menos uno de los momentos que con las escuchas me ha ido atrapando cada vez más son los más de séis minutos de Fighter que sin ser la tonada con más pegada si que considero que despliega un nivel al alcance de muy pocos, progresión que crece a fuego lento encajando piano y guitarra a la perfección en una pirueta casi imposible que me hace imaginar a unos Rolling Stones grabando su Exile en las colinas de Laurel. La deliciosa Unswung es un jangle sunshine pop que cierra el círculo recordando a los años junto a su hermano en The Tyde, una exquisitez muy british que da paso ya en la recta final a Good Kid y Nothing Ever Changes que de primeras puede recordar de nuevo al rubio de Florida, aunque no puedo dejar de pensar que no más que a Jackson Browne, sinó fijaros en Let It Burn, amable tonada de despedida y broche final perfecto.
La americana cósmica y la psicodelia dejan definitivamente de tener el protagonismo, a su vez se desprenden de etiquetas y llevan su country-rock por los derroteros del soft setentero, una combinación que convierte Let It Burn en un muy buen disco de rock con sabor a clásico, disco que no debería pasar desapercibido y que estará entre los destacados de la temporada, imposible no caer rendido a sus pies. Una maravilla.
Por Chals Roig
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De los escasos discos que de entrada suenan a poca cosa y al rato sin saber te pasas dos años abrazao sin despegarte de el
Si, así es. No es un disco con pegada inmediata. Si entras te das cuenta de su grandeza. Sakudos Joselu.
Totalmente de acuerdo con vosotros. Tiene un encanto que se va mostrando conforme se le va dando más y más cancha. Además, un dignísimo final para Neal Casal.
Saludos,
Totalmente de acuerdo con vosotros. Tiene un encanto que se va mostrando conforme se le va dando más y más cancha. Además, un dignísimo final para Neal Casal.
Saludos,
Si, así es Javier, tiene mucho encanto. Un día me pondré con Circles Around The Sun, otra de las colaboraciones poco conocidas de Casal, yo creo que te gustarían.
Saludos Javier.