…donde los encuentros, desgracias, camaradería, celebración y rito de una generación de músicos extraordinarios afincados en California transformaron el rumbo del rock para hacerlo volar desde el lugar más interno y misterioso de sus propias almas y darle todo el aire de liturgia luminosa de redención.
El amigo Croz, diminutivo de uno de los músicos esenciales de la historia del rock, consiguió, juntando a la crema y nata del rock californiano de su época dorada (67-70) establecer un puente de ida y vuelta entre la música del angelino Cañón del Laurel de donde él era uno de sus santos y las cuestas de Frisco, feudo psicodélico de los Airplane y los Dead.
Nunca una fumada de petas tan gigantesca e inconsciente iba a generar un disco tan modal y con más espíritu jazz y de canto hippie-gregoriano.
La trascendencia de éste disco milagro llamado If you could only remember my name de David Crosby que hoy celebra sus 50 primaveras, es tan inmensa como discreta y para atender a un solo ejemplo, tenemos toda la movida pastoril del cambio de siglo que va desde My Morning Jacket a los Fleet Foxes o del mismísimo Beck a nuestros queridos Beachwood Sparks o en Gran Bretaña los maravillosos The Coral hasta solistas venerados que son decenas pero me viene a la cabeza el joven Ryley Walker. Y por supuesto, Jonathan Wilson a la cabeza, que vive en Laurel Canyon y trata de capturar la energía que dejó tanta belleza musical en los campos magnéticos de aquellas colinas.
David es ese componente de los Byrds o de CSN o CSN&Y, vocazas en las formas y sereno en el fondo musical. Su aportación a semejante c.v. no es menos decisiva por tener menor cuota. Un poco lo que pasaba en los Beatles con George pero en distinto tono y color.
Cuando llegan entre la secuencia de sus caras (A o B) las composiciones con la firma de Croz con obras maestras tales como Triad o Lady Friend en los lps de los Byrds o Long Time Gone, Guinnevere o Wooden Ships en los de su trio con Nash y Stills o cuarteto añadiendo a Shakey, te invade una sensación de madurez y de estar por delante del tiempo y a la vez por detrás alucinante. Ese sonido catedralicio y ancestral, sofisticado, intrincado y lleno de acordes mágicos. En Long Time Coming podía ser tan sublime vocalista como Tim Buckley (ya vale con el rollo de que es un buen armonizador, cojones Croz también es un grandioso cantante solista)
En Why de los Byrds, por ejemplo, resumió la mejor psicodelia que se puede hacer, a la que no se le va demasiado la olla. Y además Crosby es un músico que se adapta al ecosistema y a sus compañeros y hace así un poco de engrudo que lo pega todo. Me pasa con Garth Hudson cuando escucho los discos de The Band. De esto te enteras cuando los llevas escuchados cientos de veces. Allí donde David participó por aquellos años dorados, allí donde estás ante piezas de museo.
Y en esas intermitentes composiciones de esas bandas está todo el germen de la Puta Obra Maestra que hoy celebramos.
Eso y empaparse de las buenas vibraciones de sus amigos y vecinos de San Francisco que justo acababan de grabar un disco hermano en el mismo estudio. Paul Kantner y la nueva Jefferson, es decir la Starship pero todavía demasiado Airplane, publicaron el maravilloso y sideral Blows Against the Empire en Noviembre de 1970 y ahí , claro, participaba el bigotudo.
Crosby estaba de bajona porque su novia había muerto en un accidente y compuso una serie de canciones mantra para llevar el duelo aparte de introducirse en el peligroso camino salvaje del jaco pero como él dice, le salieron llenas de vida y celebración pero necesitaban de desarrollos para los que su querida mafia californiana estaba más que dispuesta sobre todo la «franciscana».
Además, hace unos cuantos meses que había sido participe de la publicación del Abbey Road americano, es decir, Deja Vú, un ochomil y todo lo que eso supone de stardom y vivir en la nube, convertirse en la referencia del momento. Imaginemos la situación. A tales cimas siempre vienen los valles.
En este caso el valle fue bien hermoso y como ilustra la foto de portada todo esa melting pot (my baby is gone, amigos todos genios y músicos, estar en el top of the world) se plasmó en un bellísimo fresco de ocaso del sueño californiano, la última luz, la violeta, la celebración de que nada semejante volverá porque todo se volverá más individualista. Celebremos el fin con unos ejercicios espirituales en plena fusión con la naturaleza y con el paso natural de las horas. A eso es exactamente a lo que me suena este disco tan difícil de encasillar en los álbumes al uso del rock.
Mood Music, esa para un estado de ánimo concreto, de meditación con cierto olor a patchouli pero sin cargar, también a eucalipto y madera y mucho a doble cero marroquí y a Martins vintage. Deja tu mente flotar tras un chant de lujo en el que Joni, Graham, Neil y demás luminarias corean al amor por la música, Music Is Love. La única cura naturista con propiedades curativas, olvida otros mejunjes.
I thought I’d found a light
To guide me through my night
And all this damn darkness yes, yes
En este verso de la increíblemente bellísima Laughin´ ( más parecida a un cuadro de Miguel Ángel que a otra cosa) se resume lo que David Crosby pretendió con esta magna obra, como antes lo había hecho Coltrane o ese mismo año estaba haciendo Marvin Gaye, buscar luz en la jodida noche eterna del mal fario. Y todo con la ayuda de sus amigos.
Cowboy Movie es puro Neil, un medio tiempo desarrollo a la Down By The River muy flipante de esos en los que te quedarías a vivir dentro y donde te das cuenta que había algo muy distintivo en cada banda de la west-coast pero también algo muy común que creo humildemente venía de los logros de las dos bandas madres de su sonido: los Byrds y los Buffalo. Las dichosas B.
Tamalpais High (At About 3) es esa estructura coral que han ensayado los Fleet Foxes y los Midlake de rodillas ante la portada de este LP y muchos guitarristas para tratar de llegar aunque sea al 1% del divino deliver de Jerry Garcia. Fundamental su aportación a esta oda al cielo.
«Don´t bogart that joint Dave»
Como hemos dicho antes Laughin´ y sus «I though» y el «I was mistaken» no son terrenales. Creo sinceramente que dentro de su repertorio inmenso esta es su máxima aportación. Tan byrdmaniaca que me hace llorar. Pienso ahora que es la cuota de homenaje a su primera banda en este gran cuadro de la california querida y jingle jangle que amaremos hasta el final de nuestros días.
Y cuando se sale de partitura la Mitchell con un «In the sun» tan alto y glorioso como el que quedó plasmado en esta sobrecogedora grabación, uno no necesita alas para volar, ni aviones para conocer aquellos santos lugares de la Pacific Coastline.
Pasas a la cara B no sin antes hacer una reverencia a la galleta del sello Atlantic y te encuentras con la sección más experimental y druggy , más Dead y que te la tienes que tomar con más calma una vez está ya «colocado»
What Are Their Names es allí donde la coautoría es estremecedora: Crosby,Young, Garcia, Lesh + el baterista de Santana, Mr Shrieve. Una pieza que no desentonaría en el coetáneo Meddle de los Floyd. Y a los coros entre todos, Grace Slick, brothers and sisters. El bajo grandioso en todo el disco del dead Phil Lesh y en una el jefferson Jack Casady que lo llenan todo de horizonte, profundidad y fondo.
Traction In The Rain ( buff que maravilla! ahí de tapadillo) tiene un arpa o laúd o yo que sé qué preciosa y es la canción con la que encuentro más semejanzas a su más reciente gran disco Lighthouse (2016)- os lo recomiendo-
Poco texto y muchas texturas corales conventuales en clave modal tienes en este If You Could ya que Song With No Words es exactamente lo que reza, una llamada a maitines de la comuna. Y siempre detrás el Hermano García con su eléctrica que eleva el espíritu hasta os armónicos del final.
La versión del tradicional Orleans es puro canto de Silos o como cristianizar a los Beach Boys y es que me rio de cómo los Fleet Foxes hicieron un debut fusilando la idea y llenando así festivales de pulsera a precio de oro. ¿Conocerán a fondo los fans de estos nuevos pastores esta piedra roseta ? Esperemos que sí, sus ídolos no dejan de citarla.
Final con cacofonía de despedida y cierre de una era con I’d Swear There Was Somebody Here como si este disco hubiera sido grabado por ángeles o fantasmas (lo cual es cierto) y una grandísima pena que no incluyera la soberbia Kids And Dogs, el outtake, un profundo mano a mano de David con Jerry y las armonías.
Son ya 50 años de un cuadro soberbio e impresionista y nos vamos haciendo viejos con él como su autor pero sus texturas, colores, detalles, luz, conjunción, elegancia y universalidad rabiosa no han envejecido ni una migaja, ni una. Prueba, relaja, hazme caso.
Reivindiquemos dentro de un año tan icónico de producciones musicales como fue 1971 (algunos dicen que el mejor de la historia en rock) y dentro de este mes de febrero, esta ocasión inexplicable ( al fin y al cabo los discos son accidentes) donde los encuentros, desgracias, camaradería, celebración y rito de una generación de músicos extraordinarios afincados en California transformaron el rumbo del rock para hacerlo volar desde el lugar más interno y misterioso de sus propias almas y darle todo el aire de liturgia luminosa de redención.
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Ainnns JR que bien lo cuentas siempre, cabron.
Me voy corriendo a ponérmelo.
Abrazoooote
Aúpa Joserra! Gran homenaje a uno de los imprescindibles discos, de los mejores de todos los tiempos. Entre muchas otras cosas, coincido contigo que "Kids and Dogs" debería haberse incluido en éste álbum. Croz dijo hace años que no tenía la calidad suficiente para publicarlo (igual opinión para las sesiones de la PERRO, cuyos originales guarda en sus archivos). Yo me quedé flipado la primera vez que la escuché. Años después, atendiendo el clamor de los fans, la incluyó en "Voyager"
Me da la impresión de que todavía no has vuelto de allí, Joserra. Ese paisaje de Laurel Canyon te tiene más cautivado que el Algarve. Siempre que lo escucho (no muy a menudo, lo confieso) cae después el "Pacific Ocean Blue" de su primo Dennis.
Lo del doble cero marroquí ayuda.
Saludos,
Gracias por comentar, os quiero chavales!