The Dream Syndicate - Bilbao

Conciertos

Concierto de The Dream Syndicate que inaugura la nueva temporada del tradicional ciclo de conciertos Music Legends.

Fue en otro mes de octubre pero de hace tres años cuando The Dream Syndicate visitaba Bilbao por última vez. En aquella ocasión se utilizaba como escusa la presentación en vivo del espléndido «These Times» publicado aquél mismo año y que fue reseñado en esta misma casa (pinchar).

Este mes de octubre el motivo era otro y las circunstancias diferían sensiblemente: En 2019, el Kafe Antzokia fue el lugar de reunión de la parroquia con la banda californiana, en esta ocasión hemos tenido que disfrutar de los Syndicate sentaditos como niños buenos en la Sala BBK, pues con el bolo del miércoles daba comienzo la presente edición de este año del ciclo ya clásico en la sala de la Gran Vía: Music Legends.

Otra diferencia, que se hizo notar en el primer lote de temas que presenta la banda en esta gira, es la ausencia en este tour del magnífico Chris Cacavas a las teclas, solo suenan guitarras y base rítmica en esta ocasión.

The Dream Syndicate en la Sala BBK
The Dream Syndicate en la Sala BBK

Decía más arriba que el motivo de este tour es otro, y es además un motivo doble: por un lado, hacer sonar sobre el escenario algunas coplas de su último y excelente «Ultraviolet Battle Hymns and True Confessions», en la calle desde principios de verano y también comentado aquí. Por otra parte, conmemorar las cuatro décadas transcurridas desde la publicación del mítico debut del grupo en otro mes de octubre, en este caso de 1982, el célebre «The Days of Wine and Roses», que fue interpretado en la segunda tanda íntegramente y sin interrupciones.

Pero vamos paso a paso: el primer set otorgó el protagonismo a los últimos años del grupo, con especial aportación en el setlist del último álbum ya comentado, del que sonaron cuatro temas: «Damian», «Everytime you come around», «Hard to say goodbye» y «Trying to get over»; también ofrecieron un trío de muestras del flamante «How did I find myself here?» de 2017, a saber: «Out of my head», «Glidde» y el tema de título homónimo, así como otras tres piezas de un trabajo que crece en interés conforme pasan los años, «These Times» (2019) del que escuchamos el tema que rompió el hielo, «Still here now» además de «Black light» y «Put some miles on».

Steve Wynn en Bilbao
Steve Wynn en Bilbao

Decía que se extrañaba la aportación en las teclas de Cacavas en este lote de canciones, pues desde la vuelta discográfica del grupo en 2017, Cacavas ha sido parte importante de las grabaciones y sus teclados han tenido una creciente importancia en el sonido del grupo, aun así, a mí me gustó lo que escuche: un grupo dando relieve a la electricidad, con sólida e incluso en ocasiones, determinante base rítmica y un Jason Victor pletórico en el uso de su lead guitar, se podría decir que su concurso hoy en día marca la diferencia.

Extendieron por el auditorio influencias habituales y llenas de lustre de referentes como Dylan, Bowie, Reed, el krautrock, un sinuoso rock industrial y polvoriento… un mosaico de impresiones sónicas resueltas de manera brillante por unos músicos maduros, entregados a la causa y centrados en su cometido.

La segunda parte convenció más al respetable y a mí también, no lo voy a negar. Steve Wynn recordaba que el batería Dennis Duck es el único superviviente de la banda que grabó el mítico disco en 1982, aunque la confluencia con el bajista Marc Walton es total, no en vano éste lleva en la banda desde 1983.

La sucesión de canciones no hacía otra cosa que ganar en intensidad y emoción, cuarenta años no es nada, o al menos eso parece cuando se contempla a un Steve Wynn comandando a su grupo en el empeño de cantar un ramillete de viejas aunque excepcionales composiciones como si estuviesen recién alumbradas, y es que da la sensación de que el tiempo es algo tangencial a la naturaleza de estos nueve temas que volvieron a sonar con la grandeza de las obras imperecederas.

Creo sinceramente que el hecho de estar todos sentados no solo puede influir en muchos (en mi desde luego, sí) a la hora de recibir las sensaciones disparadas desde el escenario, creo que el grupo también puede sentir una excesiva distancia con un público que no da palmas ni levanta los brazos, baila o al menos mueve la cabeza y aplaude de manera más encendida, quizás se pierda ese «quid pro quo» que en ocasiones es tan necesario para ambos factores en esa ecuación que es un concierto de rock.

Aun así había satisfacción en los rostros de asistentes y oficiantes y el final de fiesta estuvo a la altura con inflamables interpretaciones de «The medicine show» y la célebre «Boston», aunque no nos soltamos a vivirlas en pie.

Los Syndicate no defraudan, al menos a mí no. Tampoco voy a comparar lo del miércoles con otras ocasiones y ubicaciones precedentes, creo que por fortuna, cada concierto de una gran banda es único y diferente y desde luego The Dream Syndicate es una gran banda, una de las mejores, por lo menos, de los últimos cuarenta años, y pienso que así quedó reflejado el pasado 12 de octubre en la Sala BBK bilbaína.

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Un comentario

  1. Desde el más absoluto respeto,me parece que una banda como DS se disfruta más en una sala o en un teatro que en un lugar como el antzoki,en el que he visto cientos de maravillosos bolos rock.Lo visto el día de la Hispanidad(con perdón)en la sala de gran via fue antológico por sonido,actitud,aptitud y longitud(más de 2 horas).mejor como en Dead Kennedys el sabado,de pie con la gente fumando.va a ser que no.

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