Conciertos

Crónica del concierto que ofrecieron The Sadies + Kacy & Clayton en 16 Toneladas de València.

… no faltaron maravillas cósmicas de la primera década del S.XXI, cargadas de bucolismo, imaginación y de ciertas dosis psicodélicas, que elevaron la intensidad emocional del concierto hasta límites estratosféricos…

Por fin pudimos volver a ver en vivo a The Sadies tras las múltiples cancelaciones de la gira desde los inicios de la pandemia, y con el detalle morboso de cómo afrontarían los conciertos sin Dallas Good debido a su triste e inesperado fallecimiento durante el pasado mes de febrero, cuya imagen con su hermano en una tela ubicada detrás del escenario del templo rocanrolero 16 Toneladas presidió toda la velada cual si su espíritu estuviera cuidando y protegiendo para que todo saliera bien.  

Y así fue, todo salió a pedir de boca. Tal y como se anunció para esta gira, contaron de teloneros con el dúo Kacy & Clayton y su folk de raíces americanas muy tradicional, metódico y sosegado, pero que permitió elucubrar cómo sería su posterior participación en el escenario junto al fabuloso grupo (ahora trio) canadiense.

Al grano. El concierto de los Sadies tuvo dos partes considerablemente diferenciadas. La primera con Travis Good, Sean Dean y Mike Beltisky exhibió profesionalidad, precisión y disciplina, pero se echó de menos en algunos momentos esa segunda guitarra que dota a la banda de una personalidad muy singular y característica.  

The Sadies

Es de esa parte inicial donde repasaron el grueso de su flamante y más reciente álbum “Colder Streams”, con piezas emocionales, místicas, imponentes, sugestivas, incluso endemoniadas entre el country y el bluegrass, como “Stop and Start”, “More Alone”, “Message to Belial”, “Better Yet”, “All the Good”, “No One’s Listening”, “Another Year Again”… junto a otras más antiguas que abarcan toda esa confluencia de estilos que caracteriza a The Sadies, desde el himno instrumental “10 More Songs” a esa música que parece escrita en el cielo de “Through Strange Eyes”, pasando por un fenomenal rescate de los primeros tiempos como es el instrumental surf-western “Cheat”.

Al regresar Kacy & Clayton para compartir el resto del concierto como segunda guitarra y como pulcra voz femenina acompañante, se produjo un giro significativo que provoco el crecimiento progresivo de la actuación. A partir de ahí ya todo parecía que encajaba, que estaba en su sitio, hasta incluso comenzó el estado de abstracción de la concurrencia que podía evocar otras de sus memorables actuaciones pasadas que en su momento pudimos vivir y sentir. Para ello fue determinante la versión del  tema country “Fist City” de Loretta Lynn.

The Sadies

No faltaron maravillas cósmicas de la primera década del S.XXI, cargadas de bucolismo, imaginación y de ciertas dosis psicodélicas, que elevaron la intensidad emocional del concierto hasta límites estratosféricos, como en “Why Be So Curious”, “The Trial” o “My Heart of Wood”. En la sencillez cautivadora de esta última, entre versos sobre aquella juventud, sobre aquellos lugares y aquellos veranos que se alejaron, pareció que el sudor de Travis se mezclaba con lágrimas.  

Por supuesto resultaron estremecedoras, cual si fueran conexiones con el más allá, las más recientes “So Far for So Few” y “Cut Up High and Dry”. Se sumaron al repertorio soberbias melodías como “Riverview Fog”, “Another Season Again”… e incluso una versión del “I Wasn´t Born to Follow” de The Byrds.

Entre el espectacular arsenal final también apretaron el acelerador al intercalar rarezas instrumentales onda western como “Uncle Larry’s Breakdown”, “Rat Creek” o el tradicional “Dark Eyes”.  Ahora queda ver qué depara el futuro para The Sadies. Ojalá, si continuamos por estos lares, no tengamos que esperar cinco años más para repetir.  


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