Harcourt deslumbró hace 20 años con «From Every Sphere», una joya atemporal y bella.
La aparición en 1994 del «Grace» del hijo de Tim Buckley supuso un antes y un después. Un disco de debut gigantesco de esos que hacen historia, que no puedes dejar de amar aunque no lo visites tantas veces como debieses. Supongo yo que fue un shock para el personal encontrarse aquellas magnificas canciones en su interior, pero desde luego seguro que lo fue escuchar como estaban interpretadas. Jeff tenía el «mojo» y la verdad es que pocos lo tienen. Yo nunca lo sabré porque descubrí tarde el disco, muy tarde, llegando a los dosmiles, cuando Jeff ya no estaba entre nosotros.
En 1997 Jeff dejó este mundo, como otros grandes padecía un desorden bipolar acojonante y nunca nos dirán (tampoco creo que lo sepa nadie) si lo suyo fue un accidente o un suicido, chi lo sa?. Su desaparición dejó una profunda huella, tanto a terrícolas maduritos como a los más jovenzuelos. Estos últimos sin duda quedaron huérfanos de uno de los mayores talentos musicales de final de siglo, Cobain había muerto en 1994 y los referentes empezaban a escasear. Los Gallagher? menuda mierda!
En el 97 un servidor contaba con 20 añitos, por tanto creo yo que Jeff Buckley me hubiese tocado de cerca, como a todos los nacidos a finales de los setenta, como por ejemplo al londinense Edward Henry Richard Harcourt-Smith quién puede que decidiese dedicarse a la música después de escuchar por primera vez ese tremebundo «Grace», sin duda, y conociendo su trabajo, la influencia de éste sobre su música es obvia.
Ed Harcourt comenzó su carrera en el 2000 con prometedores EPs aunque su primer largo data del 2001, «Here Be Monsters». La primera noticia que llega a mis oídos viene de mi hermano, el archiconocido Blak Meeple, que por aquella época estaba muy en la onda. Se hizo en 2003 con un EP llamado «Maplewood» y con el segundo disco de Harcourt que acababa de salir al mercado y del que hoy os quería hablar pues llevo toda la semana entregado en cuerpo y alma a él debido a su 20º aniversario, hablo de «From Every Sphere».
Hace ya bastante tiempo mi hermanito llegó un día a casa nervioso y no paraba de repetir una y otra vez «escucha esto, escúchalo!», y sí, al final le hice caso y acabé como tantas otras veces con una erección de caballo, ni viagras ni polleces que valgan. Aluciné, sin más. El tipo claramente sonaba a Buckley, cosa obvia, pero había más cosas, muchas más cosas. No podemos negar que la influencia del Duque Blanco está allí también, Bowie es Bowie por los clavos de Cristo! Amén!.
Si a alguien se le podía comparar en aquella época era al bueno de Rufus Wainwright que mi hermano también adora (yo, no tanto). Uno yanqui, otro inglés… bueno, dejemos las comparaciones, a cada uno le ha ido como le ha ido, y a hecho con su carrera lo que ha podido o querido. Dejando de lado las comparaciones absurdas, las canciones que presenta el señor Harcourt en este disco son para enmarcar. Son atrevidas, grandiosas, en ocasiones extrañas y bellas, siempre con un piano arropándolas y la voz de Harcourt sublime.
Un piano melodioso y coquetón abre el disco, entra la voz de Harcourt y sabes que te va a llevar al huerto sin remisión. «Bittersweetheart» es una preciosidad ensoñadora, un dulce caramelito pop que uno no puede quitarse de la cabeza. El piano es protagonista absoluto y marca toda la canción y casi todo el disco. Suenan entonces melodías circenses, de atracción de feria, la percusión hace acto de presencia y la voz de Ed nos deja sin aliento al entonar «With beady black eyes the bluebird has died, it’s feathers have dried, it couldn’t survive…«, joder con el amigo Eduardo, virgen santa!
La canción en su estribillo me desmonta toa toa, sube sube y sube…. y el final nos deja extasiados totalmente… a por el cigarrillo de después… ya me entendéis. Personalmente cuando me doy cuenta que estamos ante algo grande es cuando escucho «Ghost Writer», con una intro acojonante, trompeta y ruidismos mediante, muy Tom Waits, muy acojanante, muy requetebuena y un inquietante piano por allí en medio: «Ghost writer in the heart of the duplicated system everywhere I look. Ghost writer makes a start in the duplicated system with a brand new hook…«. Podemos seguir dándonos con un canto en los dientes porque lo que viene aún es mejor.
Escuchad «The birds will sing for us» si no me creéis. Travis? quienes son esos? Temazo absoluto. Popazo eterno de los que ponen todo de punta, todo todito. «Sister Reneé» es otra delicatessen con ese inicio a la neilyounguera armónica, madre mía, si te coge en un día malo te deja peor que pelando cebollas. Y llega entonces otro castañazo de esos que me vuelan la cabeza, joder, «Undertaker Strut» es la repolla, quiero que sueno esto cuando vaya de camino al infierno. Inquietante piano, tremenda melodía e increíble interpretación vocal.
El disco no baja en ningún momento el nivel de calidad. Si acaso no para de subir. «Bleed a river deep» es otra balada de esas que te dejan KO, de las que Ed Harcourt se volvió un auténtico especialista. «Jetsetter» sirve como perfecto electroshock, nos devuelve a la vida, es una gran canción. Aparece de nuevo la armónica cosa que me estremece, un tema muy Eels, sí, porque no decirlo. Y entonces llega uno de los temas del disco, llega «Watching the sun come up»….
… Una extraña mezcla de Bowie/Buckey/Rufus/Bono…. El piano desgarrando nuestra alma, quemando nuestro corazón a fuego lento…. épica, romántica, de belleza absoluta… no sé como describirla…. temazo del recopón bendito que tiene aquella cadencia que tenía el «Heroes» de Bowie, como si aquella la cantase Buckley. «And if you’re broken down lying face on the ground, It’s too laaaaaate!«…. no puedo dejar de escucharla en bucle eterno, no puedo, he vuelto a caer en sus garras…. «I could never be beyond repair, I could never be beyond repair… Watching the sun come up…«…
Avanzamos hacia el ineludible final con la frágil y hermosa «Fireflies take flight» con pianitos de juguete para una pseudo-nana. «Metaphorically yours» está construida con mimo, a lo Sexsmith, con quién tuvo la suerte de poder trabajar en uno de sus mejores trabajos, y finalmente, termina con la canción que da nombre al disco, siete minutos para «From every sphere», siete imprescindibles minutos, gloriosos minutos.
Tuve la suerte de verle en concierto, un concierto cercano, ni cien personas para una actuación sorprendente y memorable. Seguí después su carrera. Al año siguiente «Strangers» le ponía en primera plana, era un disco más comercial pero no bajaba el nivel creativo. Luego, no entendí lo de «The Beautiful Lie» aunque había media docena de buenos temas, menos aún lo de «Lustre» (2010). Tiré la toalla con él, esa es la verdad. «Back into the woods» fue para muchosuno de sus discos preferidos del 2013, un resurgir, pero yo no conecté con Harcourt, creo que me costará mucho hacerlo de nuevo.
Siempre me quedará «From every sphere» y «Strangers» dos auténticos discazos. Sobretodo este «From every sphere», un disco especial, mágico, celestial. Un clásico oculto que seguro para muchos pasó inadvertido y que hoy quería reivindicar. Un clásico de un «maldito» que nunca ha acabado por encontrar el éxito a pesar de su enorme talento. Hoy celebramos los 20 años de esta auténtica joya. Vuelvan a él y disfruten.
Ed Harcourt – «From Every Sphere» (2003)
01.- Bittersweetheart/ 02.- All of Your Days Will Be Blessed/ 03.- Ghost Writer/ 04.- The Birds Will Sing for Us/ 05.- Sister Reneé/ 06.- Undertaker Strut/ 07.- Bleed a River Deep/ 08.- Jetsetter/ 09.- Watching the Sun Come Up/ 10.- Fireflies Take Flight/ 11.- Metaphorically Yours/ 12.- From Every Sphere
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