Jason Isbell firma un disco maduro, variado y versátil que lo consolida como uno de los grandes songwriters de la actualidad.
…una paleta estilística de sobra conocida, pero que con el paso de los años ha ido ganando en tonalidades y texturas, Isbell se lanza por primera vez a producir un lote de canciones propias…
Cuando un todavía juvenil Jason Isbell abandonó Drive-By Truckers dejando un hueco que no parecen haber sido capaces de llenar por completo la dupla Hood/Colley, nadie dudaba de su talento y condiciones.
Estas se fueron refrendando según aparecían discos suyos firmados en solitario o en compañía de sus The 400 Unit. Hoy, con la publicación hace unas semanas de «Weathervanes», creo que podemos afirmar que ese talento ha alcanzado una cima creativa en la que la sobriedad y el carácter que otorga la madurez lo elevan a una altura que no había alcanzado el músico de Alabama en ninguno de sus discos precedentes.
Con una paleta estilística de sobra conocida, pero que con el paso de los años ha ido ganando en tonalidades y texturas, Isbell se lanza por primera vez a producir un lote de canciones propias con la que hacer valer la riqueza de esa paleta referida y deflagrar un sonido más rico, variado y versátil que en ninguna de sus experiencias discográficas anteriores.
No quiere decir esto que en los surcos de «Weathervanes» no habite el sur y el rock de raíz, que se revelen ecos crepusculares en sus baladas o que el folk y el country no se vislumbren tenuemente, si bien ahora estos elementos participan como partes de una estructura que busca añadir otros alicientes sonoros, para así, llegar a más oídos, para alcanzar horizontes más lejanos y paisajes más diversos.
También las canciones acusan el paso del tiempo, el proceso orgánico de madurez se une a los días de pandemia en que fueron escritas muchas de ellas para otorgar a cada tema el peso inequívoco de lo mesurado y rematado; de lo sólido y equilibrado; de lo fermentado y experimentado.
Cuando en un mismo soporte se une la adecuacidad de la producción y la redondez en las composiciones, sumando a estas facultades técnicas la fe y el amor en lo que se canta y toca, es complicado no rendirse ante el resultado de una obra construida en base a elementales materias primas y primorosos principios humanos y artísticos, esta conclusión es la que extraigo de la escucha de «Weathervanes».
Aunque la resolución a la que hago referencia en el anterior párrafo debe verse refrendada con canciones, y a eso nos vamos a dedicar en este bloque, a comentar alguna de las que considero más destacadas dentro de un conjunto redondo y sin fisuras: «Death wish» es un excepcional medio tiempo con la letanía de lo efímero en la tersa piel de su ropaje sónico y melódico; «Strawberry woman» es una balada de rojeces crepusculares, aferrada a la tradición y a la América profunda, pura lírica de la pradera; «Save the world» eleva el ritmo y la emoción, y las guitarras juegan a alcanzar la gloria.
«When we were close» nos hace recordar que un día fue parte vital de Drive-By Truckers y en el extenso colofón «Miles» se diría que se hace acompañar de los mismísimos Crazy Horse para cerrar de manera gloriosa un gran disco.
Como resumen diré que a pesar de que «Weathervanes» me ha pillado con el pie cambiado, no he dejado que la vorágine de estos tiempos insulsos que empujan hacia el impacto de lo inmediato me lleven a cometer la torpeza de dejar pasar un disco como éste por aquello de separar rápidamente el grano de la paja, esto es grano, del bueno, del grande, tostado y brillante bajo el sol del verano. En mi opinión: el mejor disco de Jason Isbell, en esta ocasión con The 400 Unit.
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20's 2023 Jason Isbell and The 400 Unit Jorge García LPs Novedad