Vuelve PJ Harvey con un disco basado en su poemario Orlam
…su refinada escritura junto con las atmósferas elaboradas con suma exquisitez no solo le otorgan a este disco una identidad propia desde el primer minuto, sino que también resulta fascinante y magnético a la escucha…
Es posible que PJ Harvey haya quedado para muchos como una artista generacional. Su impacto en aquella década es innegable, tanto como el reconocimiento unánime de la crítica y al igual que la popularidad que alcanzó con algunos de sus discos más aclamados.
Y reconozco que me sucede, al igual que a la mayoría de las personas, que hay artistas y álbumes a los que regresar porque su música evoca la dulce nostalgia de tiempos pasados, donde se encuentra un remanso de paz reconfortante, algo completamente respetable. Siguiendo esa premisa, podría mencionar muchos nombres de los años 90, ¿quién no podría hacerlo? Sin embargo, son pocos los artistas que, a pesar de formar parte de ese idílico recuerdo de juventud, continúan estimulándome con sus obras actuales.
En ese aspecto, me interesa la PJ Harvey actual, quien, aunque podría recurrir fácilmente a su divinidad como artista de los años noventa y salir existosa de la empresa, desarrolla su trabajo en el polo opuesto de la autocomplacencia. Y me llama poderosamente la atención cómo ha desarrollado su carrera discográfica y cómo ha perfeccionado no solo su escritura, sino también su compromiso con temas sociales, sin caer en la obviedad panfletaria más evidente, ni dar giros estilísticos sin sentido, siempre con fundamento y elegancia.
Pero, por encima de todo, admiro su profundo compromiso con la música y el arte, ya que PJ Harvey va mucho más allá de buscar reconocimiento y aceptación masiva. En cada paso que da, se enfoca en dar solidez a todo lo que toca, algo digno de elogio y que a la postre y bajo mi punto de vista, acaba otorgando mayor credibilidad a todo el camino recorrido hasta ahora, ya sea con éxito o no.
Ahora toca valorar I Inside the Old Year Dying, su último álbum de estudio lanzado siete años después de su aclamado The Hope Six Demolition Project. En este décimo álbum cuenta con sus colaboradores habituales, John Parish y Flood, pero a diferencia de Let England Shake y el mencionado, deja atrás su postura más crítica y reivindicativa para adentrarse en su faceta lírica.
Estas doce canciones están basadas en su libro Orlam de 2022, un poemario en el que, entre otras cosas, PJ Harvey recuperaba gran parte de las palabras y formas propias del dialecto de su Dorset natal. Esto combinado con las referencias literarias que contiene y junto con los recuerdos de infancia y juventud que evoca dibujándolos para la ocasión con cierta aura de cuento, logra crear un mundo onírico y mágico único en su discografía.
Después de muchos años de trabajo, estoy muy feliz de lanzar esta colección de nuevas canciones. Fue un álbum difícil de hacer y tomó tiempo encontrar su forma más sólida, pero finalmente se convirtió en todo lo que esperaba que fuera.
Confiesa PJ Harvey
Después de escuchar detenidamente el disco, me resulta evidente que va a requerir un esfuerzo extra y una mayor atención por parte de aquellos seguidores ocasionales que esperan una enésima reinvención rockera, excepto en algunos momentos más accesibles. Tal y como dice la propia PJ Harvey, es un disco que claramente refleja un gran esfuerzo en su creación, empezando por una interpretación vocal entre frágil, vaporosa y casi rozando el falsete que ha desarrollado especialmente para la ocasión.
Sin embargo, a pesar de lo que pueda parecer según lo descrito hasta aquí, su refinada escritura junto con las atmósferas elaboradas con suma exquisitez no solo le otorga a este disco una identidad propia desde el primer minuto, sino que también resulta fascinante y magnético a la escucha.
Seem an I: temazo
Se hace difícil destacar alguna canción, pues a mi modo de ver funciona más como un todo en el que sumergirse. PJ Harvey tampoco pretende esconderlo ni maquillarlo ya desde la inicial y etérea Prayer at the Gate o con la más dinámica pero no menos densa The Nether-edge. Aún así, si por la musicalidad fuera, también las hay como Autumn Term que resulta más accesible, o I Inside the Old Year Dying, la que da título al disco y que reluce en el maravilloso clip audiovisual.
La instrumentación y arreglos sostienen por si solo el envite a lo largo de la obra, los mejores ejemplos podrían ser Lwonesome Tonight y sobre todo Seem an I, posiblemente una de mis favoritas con un cambio de ritmo que te lleva a su terreno sin que te des cuenta. También da protagonismo a teclados y sintes en momentos no menos excelentes como la minimalista All Souls.
En todo caso, PJ Harvey se ha convertido en toda una maestra a la hora de crear atmósferas, evidente en los últimos tiempos y por supuesto latente en este disco en momentos como A Child’s Question August.
Para el final, nos deja un regalo más ruidoso y guitarrero en A Noiseless Noise, dejando así la puerta abierta a cualquier próximo paso que dé, que sin duda será bienvenido sin importar el traje sonoro que lleve.
Se me llena la boca de elogios, lo sé, pero es que PJ Harvey además de una de mis debilidades, es una de las grandes, un mito aún en activo, un clásico por encima de la mayoría de artistas de su generación. Y estamos de suerte porque ha entregado un disco excelente.
Se puede escuchar en su bandcamp, aunque como siempre, desde el Exile se recomienda el formato físico y más en ocasiones como esta con una producción tan tan fina:
https://pjharvey.bandcamp.com/album/i-inside-the-old-year-dying
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