Entrevistas

Carolina OteroEntrevista con motivo de la publicación de su poemario ‘Curso avanzado de perra’ y del álbum ‘Popalina’ con The Someone Elses.

JJ: Hola Carolina, es una gran satisfacción para mi esta entrevista por el aprecio y admiración que te tengo desde hace bastantes años a nivel musical y literario.

C.O.: Eres muy generoso. Muchas gracias por tu labor y consideración, Juanjo.

JJ: Si no me equivoco han transcurrido 25 años desde tu primera publicación literaria y 15 desde la primera musical. Mi sensación general es que no te has estancado, que sigues creciendo en ambas disciplinas artísticas porque además de talento las dos conviven muy separadamente, aunque se produzca una interconexión de estímulos. Me parece también que en las dos existe una necesaria dosificación que consigue devolverte la ilusión, la inquietud y la inspiración. ¿Me equivoco?

C.O.: Soy creadora y, sin duda, es lo que me agarra a la vida junto a los pequeños placeres. Seguramente haya tenido épocas de mayor repliegue (por tanto, de escritura y composición de canciones) y otras de mayor sociabilidad, en las que he necesitado compartir esas canciones con la banda y estar más activa. Hacer conciertos es maravilloso pero también supone una energía y una exposición a los demás que la escritura no tiene. La escritura y la composición, como las llevo desarrollando, fundamentalmente son “la fiesta de una sola”.

carolina otero

… probablemente, si escriba de nuevo, ya no será ni sobre el amor ni la muerte, sino la naturaleza, que ahora mismo es de las cosas de la vida que más quiero proteger y más me llenan…

JJ: ¿Cómo y cuándo sentiste la llamada de la poesía? Y ya puestos, cómo aprendiste a recitar de esa manera tan sorprendente y emocional, al menos así me pareció en alguna de las presentaciones de tus libros.

C.O.: Creo que desde niña (contaría 11 años) ya me sentía cómoda en el lugar de la poesía. He sido una púber muy sensible, en muchos aspectos sobreprotegida, rara, gordita en la infancia y en parte de la adolescencia, muy consciente de complejos físicos que ahora veo absurdos pero que en su momento eran atormentadores (luego está mi educación religiosa y mi crisis de fe). La poesía ha sido siempre un escondite, como lectora y como creadora.

He de confesar que, tras haber leído mucho y escrito tal vez más, estoy en un punto en que no me veo más allí. Tengo cierto hartazgo de la poesía occidental (incluyo la mía) con los temas de siempre. Probablemente, si escriba de nuevo, ya no será ni sobre el amor ni la muerte, sino la naturaleza, que ahora mismo es de las cosas de la vida que más quiero proteger y más me llenan.

Por otra parte, en mis clases de Lengua y literatura leo mucho en voz alta e intento mimar esta acción. Me encanta leer así y lo he ejercitado bastante para comunicar emociones a mi alumnado, que “entiendan” el texto poético.

JJ: Nos centramos en tu más reciente “Curso avanzado de perra”. No es la primera vez que recibes premios, pero en comparación con tus obras anteriores, ¿crees que es el libro de poemas que más reconocimiento a nivel general y mediático ha obtenido?

C.O.: Yo no soy mediática así que «Curso avanzado de perra» tampoco. No pasa nada, será mejor así. Sin embargo, el libro creo que es de lo mejor que he escrito, con todas las dificultades que pueda suponer a aquellas/os que no llegaron a leer Creacionismo, Postismo o vanguardias en general. En este libro hago lo que quiero y eso incluye escribir en cierto momento “a sílabas contadas” sabiendo lo denostado que está. También incluye la escatología, el humor, la autoparodia y hasta a personajes como Lagherta o lugares como gasolineras.

… quise que esa “perra” mantuviera la polisemia. El libro es un tránsito por el dolor tras un abandono amoroso, y va de la perra que se lamenta rodeada de moscas hasta la perra que goza en clave erótica…

JJ: Perra tiene diversos significados, más allá del animal doméstico. La mayoría con connotaciones negativas, desde alguien indigno o despreciable a una rabieta infantil, pasando por los tonos despectivos para señalar a una prostituta o incluso connotaciones despectivas a nivel misógino, machista o en cuestión de fobias por religión, raza… ¿En el curso avanzado podríamos ubicar a la perra en una situación personal de sufrimiento o de animal abandonado como, a nivel metafórico, puede sugerir el segundo capítulo en ese parking de un centro pseudocomercial norteamericano?

C.O.: Desde el principio, al surgir el título que bautizó una obra ya cerrada, quise que esa “perra” mantuviera la polisemia. El libro es un tránsito por el dolor tras un abandono amoroso, y va de la perra que se lamenta rodeada de moscas hasta la perra que goza en clave erótica. Son los lectores/as quienes deben decidir qué perra cierra el libro (o eso quisiera, que decidieran y no yo; ya no es mío eso que escribí y precisamente al contestarte hago un ejercicio de razonamiento ajeno al texto y su cierto poder mágico).

… mi poesía es feminista sin necesitar clasificarla en feminista, obviamente. No hablo de lirios y pajarillos, ni de telares como se supone debían hablar las poetas del siglo XIX, que eran los ángeles del hogar y las musas…

JJ: También en el libro creo que existe cierto posicionamiento feminista, y quizás también de autoayuda, ¿no te parece?

C.O.: Creo que toda visión es política. Sin duda, tras el libro, en el libro, a pesar del libro, hay una toma de poder. El poder más brutal que he ganado es el de escribir. La escritura irradia en sí misma un poder, intrínseco. La vida le metió una paliza a Carolina y ella pudo levantarse con lexemas y morfemas y hasta bailar. Ella, o la perra, o las perras, qué sé yo. No me gusta expilicitar que hago una poesía feminista, ni social, o, al contrario, “estetizante”. ¡Pues claro que hago todo eso! Mi poesía es feminista sin necesitar clasificarla en feminista, obviamente. No hablo de lirios y pajarillos, ni de telares como se supone debían hablar las poetas del siglo XIX, que eran los ángeles del hogar y las musas.

Mis temas y mis modos son tan universales como los de los hombres. Luego, aunque es cierto que la escritura puede actuar como fármaco y contribuyó a la recuperación de mi “yo” real, la autoayuda me la pagué en terapia; mi libro no es autoayuda, es creación y reivindicación del hacer poético. Soy una disfrutona de la palabra.

JJ: Al hilo del tema feminista, este verano ha tenido dos hechos muy mediáticos relacionados con reivindicaciones, tales como las tetas de Amaral y las chicas de la Selección femenina de Fútbol. Alrededor de todo ello, y acrecentado por el afán polemista en redes sociales, ha salido un ejército de hombres y mujeres (menos pero las hay) que creo que no entienden nada, casi nada, un poco o algo, pero que con sus justificaciones sirven de freno e impiden un progreso más rápido, algo que también es extrapolable a otros ámbitos. ¿Estás de acuerdo de que en el S.XXI todavía queda mucho que hacer al respecto, incluso en los llamados países más avanzados?

C.O.: Mi conciencia cada vez es más ecofeminista y creo que van a la par porque, si la causa de la igualdad de sexos y etnias le preocupa a uno/a, le preocupa también el estado del planeta. Desde esta conciencia cada vez más aguda, aunque con mis límites de euroblanquita, entiendo menos al ser humano y voy a acabar por hablarme solo con las plantas y los caracoles, que son mucho más respetuosos. Por supuesto que queda mucho por hacer al respecto. Muy poca gente en occidente se mira sus machismos, sean micro, sean macro, y en el mundo de la cultura creo que todo es más sibilino y hasta peligroso.

Siempre muestro en clase de Lengua el iceberg de la violencia de género de Amnistía Internacional, pues bien, creo que mi alumnado entiende mejor qué hay bajo las aguas que la mayoría de los adultos/as de mi entorno.

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JJ: Vale, cambiamos de tercio, vamos al tema musical con el reciente álbum distribuido a través de No Aloha Records. Por el título, “Popalina” parece una nueva droga, una vitamina o un medicamento, y la portada claramente inspirada en el logo de la revista juvenil Superpop. ¿Acaso todo por un giro melódico más comercial y accesible a públicos más dispares, incluido el idioma?

C.O.: Me apeteció drogarme con pop, señoría, no tengo mucho más que decir. El idioma materno, que llevo usando tanto tiempo en el terreno de la poesía, me pareció idóneo para este disco. Era un reto. No me gusta aburrirme y te aseguro que tuve trabajo del bueno con el refranero castellano y la métrica. Me encantó hacerlo y sentirme en cierto modo extranjera al cantar en mi propia lengua.

JJ: Sin embargo, a pesar de esa apariencia más asequible, lo veo lejos del mainstream y muy independiente en el sentido estricto de la palabra. Me parece además un disco con cantidad de ángulos ocultos que se van descubriendo a partir de sucesivas audiciones. Digamos que se necesita insistir para descubrir sus virtudes, sobre todo para los que tenemos más inercia rocanrolera que popera. ¿Estás de acuerdo?

C.O.: Popalina es pop bastardo, de hecho el tema “Sé donde vives” parte de un riff más bien roquero. Yo quería hacer pop con mi filtro. No soy pureta; creo que queda claro. Hay temas como “Polaroid”, en apariencia más accesibles, y otras canciones, como “Isla de Esconde”, cuyo texto se basa en un fragmento de «La vida es sueño» de Caderón de la Barca. Creo que, a priori, el Barroco no es muy pop.

JJ: En “Ibex en flor” hay temática bursátil entre gravitación cósmica y de atracción humana. Me pregunto si hubo algo que te pudo inspirar para relacionar esos universos.

C.O.: ¿Sinceramente? Una relación sentimental de mierda, por eso, creo que digo “Ojalá tuviera en el alma un imán”, porque no me querían nada, querían alejarse de mí y, sin ser consciente, yo lo dejé por escrito antes de darme cuenta. Luego ya me abandonaron y noté que me caía un telón en la cabeza (LOL). La escritura normalmente se anticipa como un oráculo.

JJ: Nuevamente amor cósmico en “Ex-amigo”. Lo digo por el asteroide del cinturón de Kuiper, pero también creo que conecta muy directamente con el “Curso avanzado de perra”, ¿no?

C.O.: Quería escribir una canción por el duelo de otra relación rota, esta vez una amistad. Se habla poco de lo transcendente de la amistad en nuestras vidas; se dice que los amigos son para siempre. A mí me rondaba eso de “Ultima Thule” y lo usé casi sin querer en esta canción que tiene, imagino, bastante de catártico. Curso avanzado de perra habla de otro duelo, de recuperar el humor y la palabra tras un periodo de afasia.

… los estímulos están por todas partes y en el cuarto donde he creado letras y melodías tengo un mueble con libros. Uno de ellos es una selección de Man Ray…

JJ. Ya sabes que estoy atrapado por la canción “Una foto de Man Ray”. También me parece acoplarse al “Curso avanzado de perra”. ¿O simplemente te llegó la inspiración compositiva al pensar o mirar en la legendaria imagen del rostro femenino con lágrimas del famoso fotógrafo americano del surrealismo y dadaísmo?

C.O.: Me alegra porque “Una foto de Man Ray” es de mis canciones propias favoritas, y una de las más recientes en cuanto al proceso composición y arreglos con la banda. Los estímulos están por todas partes y en el cuarto donde he creado letras y melodías tengo un mueble con libros. Uno de ellos es una selección de Man Ray. Me encanta la fotografía en general y las imágenes que citas son icónicas. Se ve que cuando estaba con la letra de esa canción lo tenía mirándome desde un anaquel. Me maravilla que la creación pueda ser tan simple y tan misteriosa a la vez.

JJ: “Harley Benton” es por la marca de guitarra, pero también podría ser porque un instrumento musical o cualquier utensilio con el que desarrollar una actividad artística o literaria se puede convertir en el confesor de intimidades, penas, alegrías…, de emociones al fin y al cabo, ¿no crees?

C.O.: He grabado muchas maquetas en casa con mi miniamp Harley así que es parecido a lo de Man Ray. Encontré que iba bien como analogía de mi “yo” por entonces pues el aparato anda algo escacharrado (digo: “estamos rotas las dos por igual”).

JJ: Además de los canadienses Alvvays que hacéis una versión, se perciben influencias de Pavement, Veruca Salt… Citarías alguno más y ¿qué musica escuchas mucho actualmente, tanto española como internacional?

C.O.: De la época previa a gestarse Popalina puedo citar también a Snail Mail, Waxahatchee o The Goon Sax, al menos como escucha deliberada y atenta (desconozco cómo funciona exactamente la música en el subconsciente). También me dio por oír a Idles, aunque la influencia no pueda percibirse de modo tan evidente.

Ahora mismo escucho música muy variada facturada aquí como la de Bala, Triángulo de Amor Bizarro o Ex Fan. De Australia, Julia Jacklin. De EEUU, Boygenius, Big Thief y Sir Chloe. De UK, Wet Leg. Además, estoy revisitando la discografía de Liz Phair. Después de Popalina, donde exploro más las voces agudas, quiero tirar por lo grave y Phair me va a inspirar fijo.

Carolina otero

JJ: Tras la grabación del disco ha habido un cambio importante. Nick Simpson ha sido el bajista de los Someone Elses desde los inicios y hace poco fue sustituido por Francis Palacios. ¿Como ha sido el proceso de cambio y adaptación?

C.O.: Como cualquier cambio, ha sido doloroso y luego luminoso. Francisco se está adaptando de maravilla y contribuye al proyecto de manera muy generosa.

JJ: ¿Nos puedes anticipar si hay algún proyecto a la vista tanto musical como literario?

C.O.: Tengo un libro inédito que va a salir en 2025. Creo que será mi último poemario porque hace meses que soy consciente de que no me interesa escribir más poesía. Aún no puedo adelantar el título pero por él me han concedido una residencia artística en Andorra. Allí, antes de que vea la luz en formato físico, trabajaré esos textos inéditos con mi “loop station” y haré un recital con bases y proyecciones (vídeos que crearé ad hoc).

Al margen de este libro, como digo, no me planteo volver a escribir más poesía. A quien quiera conocer mi obra, le recomiendo la antología «Piscina fuera de temporada» (veinte años de poesía editada e inédita) o el Curso avanzado de perra (ganador del premio Irreconciliables de poesía). Respecto a la música, de momento sigo haciendo canciones y creo que mi banda quiere sacarlas adelante conmigo. Voz más grave, otras temáticas, más rock. ¿Rocalina? No sé, no me quiero aburrir.

JJ: Y en cuestión promocional, qué conciertos tenéis previstos y por qué crees cuesta tanto salir de los círculos locales?

C.O.: Después de la fiesta de Exile Magazine, tocaremos en Teruel, y un par de bolos por Alicante. Hemos presentado ya en Valencia, Tarragona, Jérica, Gandía y Ciudad Real. Sinceramente, nuestro vinilo, por el que ha apostado Noaloha Records, es bonito y ha recibido excelentes críticas de gente experta, con criterio y en activo; no veo por qué no podamos seguir presentándolo para que lo conozca más gente.

Por otro lado, nosotras no estamos en el roster de ninguna agencia, no pagamos management, no tenemos veinte años ni hacemos trap o derivados; la gira la diseñamos nosotras mismas, llamamos por teléfono a las salas, hacemos nuestros vídeos y camisetas. ¿Sabes? Preferimos que siga siendo así: somos una banda pequeña que un día desaparecerá. Quien tenga curiosidad, tiene la oportunidad de vernos en directo justo ahora que todavía tenemos energía y le vemos sentido a ser un grupo al margen. Todo lo que me ha pirrado siempre ha estado en los márgenes; no es una queja.

JJ: Pues muchas gracias, Carol, por la deferencia de compartir tu tiempo en esta entrevista para el Exile.

C.O.: Gracias a ti, Juanjo. Un placer, siempre y larga vida a Exile Magazine.


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