Winterafter

Conciertos

Winterafter agrupó a una nutrida parroquia local para su puesta de largo.

El ambiente en los aledaños de entrada a la sala superior del Kafe Antzokia, la recoleta Kutxa Beltza, era inmejorable en los instantes previos al concierto.

La presentación en sociedad de «Rivers of Memory» (pinchar reseña), primer larga duración de la formación local Winterafter, era la excusa para este regocijo general y para la buena disposición de cara al evento por parte de muchos amigos y conocidos de Eduardo Orbezua, Juan José Espizua, Claudio Martín y Adrián Azqueta (Rudy Mental).

Santi Campos en la Kutxa Beltza
Santi Campos en la Kutxa Beltza

Una vez dentro de la sala el personal se apretaba para repasar junto a Santi Campos – que por un día oficiaba de «telonero inverso» como indicó Rudy Mental – un pequeño fragmento de su histórico musical de las últimas décadas. Con un formato de cuatro músicos, sin teclado, un convaleciente Santi Campos sacó adelante con tesón y algunas dosis de buen humor un recital variado y por momentos elegido por el público de manera más que suficiente teniendo en cuenta el cadencioso estado de su instrumento vocal (le deseo que se mejore de cara a los siguientes compromisos).

Lo profesional, cuando va unido a lo virtuoso, suele deparar momentos como el de ayer, no diría que milagros pero sí logros. Oficio y buen hacer que rubricaron un bolo pequeño pero exquisito en el que escuchamos temas tan significativos como «Cleopatra, Reina de África», «Flora y Fauno», «El hombre cometa», «Entre la tormenta y el aguacero», «Dos Mujeres», «Ruido de fondo», «Principiantes»… Un repaso que ojalá hubiera durado más, pero el propio Santi Campos sabía y facilitaba la certeza de que la noche de ayer correspondía a Winterafter.

Winterafter en la Kutxa Beltza
Winterafter en la Kutxa Beltza

El cuarteto bilbaíno saltaba al escenario y los asistentes se acercaban a los bajos de la tarima para estar más cerca de ellos, escuchando y dando apoyo. lo cierto es que parece que se asieron a este último elemento para construir un concierto que fue a más según se conjugaban los nervios y se transformaban en ilusión creciente. Jugar en casa te da la posibilidad de tener el público a favor y Winterafter lo aprovecharon para desplegar un disco magnífico (del que se sienten orgullosos declararon, y con razón) que en su pase al directo insufla todas y cada una de las esencias que se perciben en la grabación discográfica.

Que fuese el primer contacto con el público se notó, no es nada extraño, pero también es cierto que el sonido fluyó y el equilibrio entre partes también, Eduardo cantó de maravilla y Juanjo subrayó las canciones a base de mimosos pellizcos a su Stratocaster y así, con alusiones a Johnny Cash y June Carter, con JJ Espizua cantando la excelente «1979» (favorita personal) y un par de versiones: de Whiskeytown y un curioso medley que fusionaba a ¿¿¿Television y Modern Lovers???… transcurrió un recital de sonidos folk y pop que nos acercó a The Byrds, Gene Clark o Cat Stevens; a la costa oeste norteamericana y a los dorados reflejos del sol sobre el Pacífico en las horas postreras del día.

Hoy se repite el embrujo en Donosti, seguirán Madrid y Barcelona, y estoy seguro de que los que asistan a estos eventos no lo lamentan, no todos los días se une lo exclusivo de artistas como Santi Campos retratándose en vivo con el reflejo de una carrera como la suya en el fondo de plano y la ilusión de lo recién nacido, como ocurre con lo expuesto por Winterafter presentando un disco tan hermoso como «Rivers of Memory». Las dos caras de la moneda, no se lo pierdan.

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