Discos Críticas

Reseña y crítica de ‘De lo que no se habla no se olvida’, álbum de LõBISON.

… un álbum extraordinariamente atípico, inclasificable, disconforme y discrepante, sin parangón de nada musical que nos pueda venir a la mente en la actualidad…

Si no me falla la memoria, que es posible a estas alturas, creo que descubrí a LõBISON al mismo tiempo que a Chencho Fernández, All La Glory… en un disco homenaje a mi admirada banda australiana The Church que publicó el sello sevillano Lunar Discos. Recuerdo que me llamó muchísimo la atención su adaptación al castellano de un temazo como “Under The Milky Way” y que utilizara en una vocal del nombre el signo diacrítico de trazo ondulado como es la virgulilla, habitualmente reducido a la letra ‘ñ’.

Algún tiempo después me enteré que Juamba d’Estroso encabezó el trío Falso Cabaret, donde en el álbum “Para muchas amigas mías” de 2011 había un tema de rock alternativo muy curioso de título “Lobison”, seguramente el germén del que luego sería su nuevo proyecto musical más personal.

LõBISON.

Este quinto artefacto discográfico, de sugestivo y evocador título “De lo que no se habla no se olvida”, resulta más crudo, más noise-blues, más rock progresivo y más post-punk que las coplas acuáticas de sonido lo-fi que se incluyeron en Enemigo de lo auténtico de 2021.

El que fue primer single “Show show fantasma” fue una peculiar sorpresa, muy cercana al punk-rock de Detroit desde una perspectiva diferente y muy original. Menos experimental pero más psicótica fue el segundo avance “Milagrera”, con menciones incluidas a Janis Joplin, Camarón o Jesucristo.

La desmesura y la exageración intencionada están presentes en los ochos cortes. “Imposible estoy» es un regalo de arrogancia, la que inspira el concepto del disco y la que rebasa los límites del post-punk, del mismo modo que en “Normalizando la honestidad”, con versos tan demoledores como el de “yo soy un apátrida contemplando el infinito”, o en la frustración y fatiga de “Antagonistas”.

De nuevo los renglones apátridas hacen acto de presencia en “Dificílmente yo”, mi favorita, entre la enajenación del escapismo y los sonidos incordiantes, con cierto halo de malditismo cercano a su admirado Rafael Berrio.

La súplica y el naufragio entre brazos, ojos y labios en “No me quiero morir”, una declaración de amor distinta a cualquier confesión similar que nos pueda venir a la cabeza, y “Entrampada”, para acabar con los espíritus malignos que nos acechan y para completar un álbum extraordinariamente atípico, inclasificable, disconforme y discrepante, sin parangón de nada musical que nos pueda venir a la mente en la actualidad. Solamente por eso ya tiene enorme mérito.


3 respuestas

  1. Hola querido Juanjo!!!! Que ganas que tenía de escuchar lo último de Lobison. Son una de mis grandes debilidades, desde que los conocí al azar por un video que descubrí en un blog amigo. No les he perdido la vista desde entonces, y Juamba su proyecto siguen siendo como esos versos torcidos necesarios para que un buen poema te retuerza el corazón. Indispensables. Saludos!!!!!

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