Discos Críticas

Reseña y crítica de ‘It’s Getting Late (…And More Songs About Werewolves)’, álbum publicado en 2024 por The Fleshtones.

… no han bajado el ritmo para compensar la osteoporosis… con ese excitante y explosivo batiburrillo de garaje, punk, soul y beat que posee el espíritu de Chuck Berry, de James Brown, de los Troggs, de los Ramones o de los Cramps…

Parece que fue el otro día y así, como quien no dice nada tras una pandemia, el fallecimiento de Maradona, el Brexit de Reino Unido, el asalto al Capitolio por las huestes de Donald Trump, la guerra de Ucrania, la multiplicación de desastres relacionados con el cambio climático, la destrucción de Gaza, la aparición del majadero de Milei…, ya han pasado cuatro años desde “Face of the Screaming Werewolf” de los fabulosos e incombustibles Fleshtones.

Todos los pobladores del mundo parecen haber cambiado considerablemente en este cuatrienio, todos excepto nuestros siempre queridos “Hermanos Marx del rock ‘n’ roll” que, a la mínima oportunidad, evidencian que siguen manteniendo la llama sagrada del rock con esa vitalidad, esa autenticidad y ese exclusivo y distinguido Super Rock que les caracteriza. Muestras de ello fueron “Mi engañaste bien”, la “Festa de Frankenstein”, las participaciones en proyectos paralelos de Peter Zaremba o Keith Streng, sus incesantes giras y conciertos, y ahora un artefacto de casta y enjundia marca de la casa como es “It’s Getting Late (…And More Songs About Werewolves)”.

fleshtones getting late

En su reciente presentación los neoyorkinos de Queens han dicho que no han bajado el ritmo para compensar la osteoporosis y, a la vista, o mejor dicho al oído de sus trece piezas, doy fe que es cierto con ese excitante y explosivo batiburrillo de garaje, punk, soul y beat que posee el espíritu de Chuck Berry, de James Brown, de los Troogs, de los Ramones o de los Cramps.

The Consequences”, con Streng al mando vocal, fue el primer adelanto que nos puso en alerta a los suficientes, en lo que podría valorarse como una declaración de intenciones al tratar sobre una banda tributo de canciones que viajan de ciudad en ciudad para tocar todos los éxitos más populares que suenan en las radios comerciales, algo que los Fleshtones nunca practican desde hace más de cuatro décadas de pundonor y de perseverancia al propagar cantinelas propias o adaptaciones de otras que nunca recibieron el reconocimiento merecido.

Después llegó la licantrópica “You Say You Don’t Mind It”, y con ella el habitual gesto de aproximación a los hombres-lobos, mención incluida a Larry Talbot, el personaje clásico de películas de monstruos que comenzó a hacerse legendario con la interpretación del inolvidable actor Lon Chaney Jr.

En una especie humana cada vez más controlada por las redes sociales informáticas, “Pussywillow” ha sido la elegida para destapar las esencias cuando empieza a anochecer, con un Keith Streng invocando a las flores y animales de nuestra Madre Naturaleza.

Escuchar “Come On Everybody Getting High With You Baby Tonight” es imaginarla en directo con Zaremba dirigiendo el cotarro y los privilegiados asistentes moviendo el esqueleto al compás del ritmo tribal de Bill Milhizer y llegando al éxtasis con su sorprendente giro, el que antecede al rescate de una joyita oculta de mediados de los sesenta como “Love Me While You Can”, todo sexo y rock and roll en menos de dos minutos de duración, la primera de las tres versiones. Las otras son la extraordinariamente inesperada por un servidor, el “Empty Sky” con el que Elton John debutó a finales de los sesenta, y el instrumental “The Hearse” de Al Casey, más cercana a la versión surfera de The Astronauts.

Como viene siendo habitual en anteriores álbumes, no podía faltar la vertiente más powerpopera, qué grandísimo fichaje fue como bajista Ken Fox a principios de los noventa, y si no escuchen con todos los sentidos ese himno de un tipo enamorado que es “Way of the World”.

En el ecuador del disco el toque de mayor pop psicodélico para bailar «Wah Wah Power» que podría recordar alguna banda del sonido madchester de principios de los noventa o, incluso, el de la banda francesa The Limiñanas. Las ganas de moverse con el ritmo “fleshtone” se intensifican en “That’s Why I’m Turning to You” o en ese “Morphine Drip” que podría recordar los primeros tiempos de la gran obra maestra “Roman Gods”, y donde la armónica juega un importante papel, del mismo modo que sucede después en “Big As My Balls”.

Para rematar un colofón como “It’s Getting Late”, tan oscuro como encantador, que además da título ál album y que certifica que los Fleshtones siguen vivos, siguen coleando y siguen dando lecciones a jóvenes y a no tan jóvenes.


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