
Crónica de la edición 23 del Azkena Rock Festival en opinión de los redactores de Exile SH Magazine.
El Viernes disfrutamos del Power Pop desenfadado y molón del británico Laurie Wright en la plaza de la Virgen Blanca. Bajo un calor de justicia y con un público muy receptivo, Laurie y su joven banda nos dijeron en la cara que sí que hay relevo en esto del Rock n’ Roll, con temazos como Rock n’ Roll ain’t dead while we’re living o Easy Street. Me quedé con ganas de poder verlos en una sala. Espero que vuelvan pronto.

Una opípara comida que se alargó bastante, hizo que entrásemos al recinto de Mendizabala justo a tiempo para disfrutar del gran directo de los americanos Reckless Kelly. Me hubiera encantado ver a Bobbie Dazzle con su festivo Glam Rock, pero se solapaba con los americanos; y después de treinta años de carrera, la experiencia de ver a una de las mejores bandas de Rock clásico americano era prioritaria.
No necesitan ninguna parafernalia escénica para captar tu atención, sólo con sus grandes canciones consiguen hipnotizarte y te impiden apartar la mirada del escenario. Cody Braun, su hermano Willie y ese gran guitarrista llamado Geoffrey Queen estuvieron maravillosos y nos obsequiaron con temazos como Miserable city, Fire up ready to go, Nobody’s girl, la preciosa Seven nights in Eire, Wicked twisted road, Vancouver y una gran versión del Castanets de Alejandro Escovedo. Que vuelvan pronto, por Dios.
No soporto a John Lydon. El recuerdo de su actitud en el concierto que ofreció en 2008 con Sex Pistols me quitó las ganas de verle con Public Image Limited, una banda que tampoco me ha dicho nunca nada. Así que disfruté un rato con los recomendables C.O.F.F.I.N. Los australianos pusieron las pilas al respetable con fuerza, entrega y un Punk Rock a lo bestia, a lo australiano, y cantado por el batería mientras toca a mil por hora. Recomendables.

Si no disfruté de los australianos hasta el final, fue porque tenía cita con una de las mejores compositoras de la historia del Rock. Y no podía llegar tarde a Lucinda Williams. Ya sabemos que Lucinda sufrió un ictus en 2020 que le ha dejado severas secuelas físicas, que su movilidad ha quedado muy reducida, y que verla aparecer en escena, con esa aparente fragilidad, te deja desarmado emocionalmente.
Pero, es que cuando abre la boca, y constatas que mantiene su voz intacta, todo queda en un segundo plano. Además, y a diferencia de su anterior visita al festival hace dos años, creo que está en un momento vital mejor. Parece que ha aceptado su destino y ha decidido tirar hacia adelante, dejándose la piel y el alma en cada canción. Y además en estos convulsos tiempos en los que estamos envueltos, Lucinda está más combativa que nunca, con una oposición clara frente al fascismo de Trump.
Y eso se refleja hasta en la elección de sus canciones, You can’t rule me, o en las versiones de Bob Marley, So much trouble in the world, o el Rockin’ in the free world de Neil Young. Al acabar el concierto y hablando con un amigo, éste se quejaba de que en un repertorio casi de una hora hubiera hecho tres versiones, dejando fuera tantas canciones propias maravillosas.
Pero es que a estas alturas, qué más da. Es todo un milagro poder disfrutar de Lucinda en 2025, y hay que disfrutarlo, toque lo que toque. La acompañaban en escena sus fieles David Sutton al bajo, Brady Blade a la batería, y una dupla guitarrera de las que quitan el hipo, Doug Pettibone y Marc Ford. Sonaron muy compactos y rockeros, luciéndose lo justo, y dejando el
protagonismo a Lucinda.
El Set list comenzó con el ritmo trotón de Can’t let go, la reciente Rock n’ Roll heart, Stolen moments, la clásica Car wheels on a gravel road, la maravillosa Pineola, Drunken angel, So much trouble in the world, la combativa You can’t rule me, otro clásico como Out of touch, la versión del While my guitar gently weeps de los Beatles, Essence, que me hace llorar cada vez que la escucho, y ya subiendo las revoluciones en la recta final, Righteously, Honey bee, Joy y la apoteosis final con Rockin’ in the free world. Bolazo.

Me hubiera gustado ver a Turbonegro, pero ya que el día, al menos para mí, estaba dedicado al Rock americano, me decanté por un valor seguro, Robert Jon & The Wreck. Y por supuesto que no me defraudaron. Rock de aires sureños, sonido setentero, una banda compacta y un incendiario guitarrista, Henry James. Con un excelente sonido nos ganaron a base de simpatía, puesta en escena y sobretodo, canciones. Blame it on the whisky, Better of me o la gran Oh Miss Carolina. No inventan nada nuevo, ni lo pretenden, pero nos gustan.
Posiblemente la gran estrella de esta edición del Azkena haya sido el incombustible John Fogerty. Parece mentira que todavía mantenga esa vitalidad a sus ochenta años. Con un buen sonido y una banda familiar, en la que figuran dos de sus hijos, el de California nos ofreció un espectáculo entretenido, con unas vistosas proyecciones, y el repertorio que todos
esperábamos.
Sonaron sus inmortales clásicos con Creedence Clearwater Revival, Bad Moon rising, Up around the bend, Green river, Born on the Bayou, Who’ll stop the rain, It came out of the sky, Lookin’ out my back door, Keep on Chooglin’, Effigy, Have you ever seen the rain?, Down on the corner, Fortunate son, y Proud Mary. Además también tocó alguno de sus himnos en solitario como Rock and Roll girls, The Old man down the road, la soporífera Joy of my life y por supuesto Rockin’ all over the world.
Tiene la edad que tiene, y puede que tenga que intercalar alguna parrafada de más para poder recuperar el aliento, pero es que, que más queremos. Debemos alegrarnos de que estas leyendas de la música sigan en activo y con ganas de regalarnos su arte. Cuando no estén las echaremos de menos.

El mejor fin de fiesta para un día glorioso fue el concierto festivo y bailable de los Diamond Dogs con Chris Spedding, rindiendo tributo a la figura de la reina del Rock n’ Roll, Little Richard. Yo me lo pasé bomba con la entrega y la simpatía del grupo. Es posible que Chris Sppeding ya no esté para muchos trotes y que los dos temas que interpretaron suyos bajaran un poco el ritmo.
También es posible que los dos temas propios de los Diamond Dogs no sonaran perfectos, y puede que la mayoría del público esperara los grandes clásicos de Little Richard, y se sintieran un poco decepcionados al ver que tocaban temas no tan manidos. Pero, a mí me convencieron la entrega y la pasión del grupo, y como siempre que los veo salí con una sonrisa en la cara.
Las fotografías son cortesía de Alex Roger Reig.
- La histórica banda Los Salvajes actuarán en directo en la valenciana sala 16 Toneladas. - 25 de septiembre de 2025
- Los legendarios escoceses The Bluebells lanzan single antifascista: ¡No pasarán! - 23 de septiembre de 2025
- ‘Rooster’, tercer adelanto del próximo álbum de Bar Italia - 23 de septiembre de 2025