Portada del EP de Los King Crueles.

Especiales

Calificar de «histórico» el único disco que Los King Crueles publicaron se me antoja excesivo… En cambio, definirlo como «un disco de culto» me parece mucho más adecuado. Sea como sea, 2025 marca el 40º aniversario de aquel EP, así que es un buen momento para dedicarle un artículo. Allá vamos.

La diferenciación que hago en la entradilla de este artículo entre histórico y de culto en cuanto a la calificación del EP de Los King Crueles -de hecho, valdría para aplicarse a nivel general- viene dada porque considero que el adjetivo histórico merece ser aplicado a discos imprescindibles, reconocidos como de la máxima importancia siquiera dentro de un determinado estilo musical -pongamos como ejemplos el ‘Cerveza, chicas y rockabilly’ de Los Rebeldes o el mini-LP homónimo con el que debutaron Rock’n’Bordes ya que hablamos de rockabilly español-; mientras que, por otro lado, creo que un disco de culto es aquel que, sin alcanzar esa cota máxima, tiene un valor evidente para los seguidores de un género musical…

Pero dejemos de lado estas disquisiciones que rozan el mundo de la semántica y vayamos a lo que hemos venido, que es a celebrar los 40 años del único disco publicado de la banda castellonense Los King Crueles, para comenzar diciendo que la banda se formó en el año 1983 con Miguel Benavent ocupándose de la voz, José Luis Vives haciéndose cargo del bajo, Jorge Pérez responsabilizándose de la batería… y Paulino Rodríguez aplicándose a la guitarra…

Portada del EP de Los King Crueles.

Y es en este último nombre en el que recae en gran medida la importancia de Los King Crueles en la historia del rockabilly español, pues se trata de la «primera aparición pública» de quien poco después y previo traslado a Valencia cambiaría su nombre artístico por el de Rockin’ Pauly y, junto a Be Bop Nando, formaría una de las mejores bandas que haya visto y oído el mundo del rockabilly -y no hablo sólo a nivel nacional-: los legendarios Rock’n’Bordes… Pero esa es otra historia y hoy no toca (aunque podéis leer en esta misma cabecera un artículo sobre su primer disco simplemente pinchando aquí).

Al tema, que me vuelvo a dispersar: Los King Crueles entraron en Tabalet Studios, que estaban en la valenciana localidad de Alboraia, el 27 de diciembre de 1984 para grabar las canciones del que iba a ser su primer EP -aunque antes, precisamente en 1984, ya se había publicado un tema suyo titulado ‘July la pantera’ en el recopilatorio de bandas de Castellón ‘N-340’-. Dicho EP vio la luz meses más tarde, por lo tanto ya en 1985, publicado por el sello castellonense Discos Medicinales con la referencia MED-002.

Galleta A del EP de Los King Crueles

La cara A del EP que nos ocupa arranca con ‘El motorista desconocido’, un rockabilly desbocado en el que no es complicado ver influencia del ‘My Little Sister Gotta Motorbike’ de los galeses Crazy Cavan And The Rhythm Rockers; y se completa con ‘Tengo algo’, que como la anterior es otro trepidante rockabilly en el que ya se aprecian claras muestras de lo que la guitarra manejada por Paulino llegaría a ofrecer en un futuro no muy lejano.

Dando la vuelta al disco, la cara B empezaba con un cambio sustancial en cuanto al ritmo, que baja en ‘No hay elección’ para quedar en algo más que «media velocidad»… lo cual viene a ser como rozar la balada para los estándares de la banda. Pero, claro, esa relajación no puede durar mucho y Los King Crueles recuperan su velocidad de crucero -es decir, gas a fondo- con un nuevo rockabilly energético titulado ‘Rompe los zapatos’ de ritmo bien marcado por la batería y con la guitarra de nuevo aportando el toque distintivo frente a otras bandas.

A modo de resumen, puede decirse que Los King Crueles seguían la línea que habían marcado las bandas británicas de lo que se llamó rockabilly revival iniciado en los 1970’s -bandas como por ejemplo Crazy Cavan And The Rhythm Rockers– y que la característica principal de los de Castellón era un ritmo frenético potenciado por una sección rítmica en la que mandaba una batería contundente bien secundada por el bajo en un efectivo segundo plano, una voz que estaba lejos de ser perfecta y afinada pero que encajaba a la perfección en el estilo de la banda, más una guitarra que aportaba la nota de calidad, el toque de distinción, como ya queda dicho más arriba.

No, no puedo decir que este EP de Los King Crueles sea uno de los mejores discos, uno de los imprescindibles, del rockabilly español de los 1980’s… pero sí que puedo afirmar sin ningún género de dudas que sin él no se entiende la historia del rockabilly español. ¿Contradictorio? No lo sé… pero poco importa: ¡arriba el volumen y a bailar hasta romper los zapatos!


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos que te pueden interesar