No tengo ni idea de cómo afrontar semejante experiencia vital y voy a tirar, como casi siempre, de la escritura automática. Perdonadme las faltas.
No era la primera vez que veía sobre unas tablas a uno de los grupos de mi formación musical troncal o, mejor dicho, de mi existencia sino la tercera y las dos prevías ya habia sufrido de colapsos emocionales superiores el ocho en la escala richter , pero lo del martes fue el big one. No por nada concreto, el grupo de Mike Scott nunca da un paso en falso en sus directos sino porque la ocasión , lo que se homenajeaba, era un disco muy especial para mi, mejor, para nosotros.
No voy a ser yo quien quite la razón a mi amigo Johnny de que el This is the Sea de ellos es quizás, el mejor disco de la década de los ochenta (desde luego está entre los que más seismos emocionales produjeron por su grandiosa, que no grandilocuente, mezcla de estilos que en realidad fue una nueva forma de conseguir fuego al estilo primitivo, de nuevo con ayuda de la electricidad y los saxos ardientes) pero Fisherman´s Blues significó lo que el Music From a Big Pink para la gente de finales de los sesenta, un regreso a la raiz verdadera de ese fantasma que está inserto en todo aquello que nos maravilla de la música popular a ritmo de gente con pintas roqueras.
Escuchando el disco verde de la Isla Verde cuando salió, intuía que aquello no eran sólo una docena de canciones sino algo mucho más grande: ese periodo de tiempo fue, ni más ni menos, donde se grabaron las Basement Tapes Atlánticas de Europa Occidental, del otro lado del Océano y a estos músicos mayúsculos y a Mike en concreto les tendrían que hacer una estatua en todos los cabos marinos desde el de San Vicente (Portugal) hasta Wrath (Escocia) pasando por Finisterre y Bretaña y por supuesto, de paso, en el nuestro de Matxitxako.
Cuando me topé con la sorpresa de la casa de Spiddal como fondo de escenario antes de que salieran , me recorrió un escalofrío desde el coxis hasta la coronilla. Recuerdos de locuras hechas por ese mítico disco y de compromisos , amistad y en definitiva amor que aún perdura, bragas y calzoncillos colgados wet with rain dentro de la primera tienda de campaña ligera y barata de unos grandes almacenes. Y que no pesara demasiado porque había que llevársela en la mochila desde Bilbao en autobús hasta Connemara en busca de la Meca, o lo que es lo mismo la casa donde habían grabado los Chicos del Agua la banda sonora de nuestra obstinación con conocer la preciosa Eire y alguno de sus misterios. Irlanda es uno de los destinos esenciales de los que aman la big music.
Recuerdo las tardes en casa escuchando el vinilo, planeando el viaje y mirando el horizonte marino de la contraportada desde ese jardín georgiano wet with rain donde uno divisaba las Islas Aran y pensaba que no iba a hacerse viejo nunca más ( never grow so old again)
Y ahora, pasados los años, te das cuenta de la metáfora, de la verdad de esa frase morrisoniana de encantamiento ante el momento de una visión, de una pre-concepción de tierra prometida, de tu propia Caledonia…ahí continúa como fuente de renovación, por siempre joven.
Era el año 1991 y quisimos ir a comprobar que aquella casa, la de la portada, era tan bonita y es que lo debe ser.
Y lo debe ser porque no sería por las vueltas colina arriba colina abajo que dimos por el tranquilo pueblo del oeste irlandés y mira que los de Spiddal eran amables con nosotros y se empeñaban en indicarnos donde pensaban ellos que se ubicaba pero no hubo manera de encontrarla. Sim embargo, puedo aseguraros que Connemmara, Spiddal y el bello Clifden, son así, misty and wet with rain aparte de lugares tremendamente mitológicos.
Es allí donde reina el silencio más musical , donde la lluvía, su propio orbayu o txirimiri te empapa pero te bautiza, donde las huellas del pasado (haunts of ancient peace) permanecen inalterables como cuando le fascinaron a John Ford para su Hombre Tranquilo o a Yeats para su visión poética del hombre a través del paisaje; allí todo sonido sobra si no viene directo de la madre tierra.
Hacía falta tener muy poco dinero para percibirlo, quedarse con una rueda pinchada en medio del páramo color brezo púrpura, con tu darling companion y tirar andando hacia la posada más cercana , con la bici a cuestas, para calentarte con una Guiness y si había suerte y era domingo, los parroquianos fieles a la misa de doce, te pillaran haciendo dedo o te sirvieran un omelette caliente de huevos de gallina pelirroja.
Todo ese esfuerzo con 25 añitos , de un recien licenciado de la asquerosa mili tras acabar la carrera y una becaria de laboratorio de un Hospital de Bilbao ( con su primer dinerillo misero pero símbolo de nuestra pequeña república independiente) se vió correspondido antes de ayer, cuando , sin saberlo, la banda escocesa de corazón irlandés o mejor de alma celta de las de verdad ( no perroflaútica) , ejecutó un setlist que ilustró a la perfección , como si fueran nuestras fotos, aquel viaje tan irrepetible.
Mike con su cadencia al hablar tan poética y escalofriante nos adelantó que no pretendian tocar el disco de principio a fin, ya sabemos por la genial boxset de este año con todas las sesiones que el disco sencillo es como las Basement Tapes oficiales de Bob Dylan ya que no representa más que un 15 % de lo que fueron aquellos Bluses del Pescador, para ellos y para nosotros. Lo que pasa es que si metes como canciones olas de mar, es como con las muñecas rusas, cualquier formato lo tiene todo, es infinito.
Ellos querían explicar en su setlist el espiritu de busqueda que allí , en Spiddal y en Dublin , se trató de buscar, es decir, la vuelta a los instrumentos de palo, cuerda y metal, al sonido del gospel, del blues, del folk y de Hank Williams en un momento en que Kraftwerk cortaba el bacalao de lo cool. (the four germans, los llamó en concreto)
Al Comandante Scott le apetecía mirar al pasado para avanzar, ensayar en pubs milenarios al calor del amor en un bar y consiguieron ganarle la batalla al peligro de realizar un viaje al pasado y todo por el gigante talento de ese visionario hijo bastardo de una mezcla del semen de Van Morrison y Bob Dylan con el óvulo de Patti Smith.
Pero como todo lo bello esconde un tipo de dolor, como dice Not Dark Yet, mi darling companion no pudo acudir por ser entre semana, hacer un frio espantoso y estar agobiada de trabajo pero lo único que me faltó es habernos dado el beso en el concierto a lo John Wayne-Maureen O´Hara y recordar, recordar aquella extrema felicidad de aquellos días que no fueron cómodos porque llovía en mitad de agosto y andabamos por allí como dos pollos empapados pero nos importaba todo una mierda porque eramos jovenes y en el walkman sonaban los Waterboys. Eso me dolió mucho, no tenerla a ella cerca aunque uno ya fuera en tan buena compañia. Nos hubieramos acordado de los sandwich de smoked salmon y nuestra dieta a base de cerveza negra que allí alimenta el espíritu y de una saladshop donde las dependientas eran muy amables pero las ensaladas realmente asquerosas, nuestras risas que acababan en lloros y esas situaciones dignas de pardillos in a foreign land.
Centrandome ya en el concierto, decir que comenzó de una manera magistral tras el silencio y la oscuridad, con una incorporación primero de Steve Wickham al violin (el violista de Hammelin, soberbio, básico y adaptado al rock and roll como Scarlett Rivera en Desire y la Rolling Thunder) a los acordes de esa obra maestra que es Strange Boat, mi favorita del disco, su fado, una canción para tiempos de zozobra y quiero recordar que los ochenta también lo fueron, una canción inmensa como el océano y metáfisica de verdad.
Después Mike Scott con su porte de poeta del Soho y su doce cuerdas ( o seis cuerdas) siempre acústicas y su voz antológica y sentida que es incapaz de pronunciar una sola sílaba sin soul y la sorpresa de ver de nuevo sonar ( en este tema la armónica a lo Bruce pero en casi todos los demás, su saxo o la mandolina eléctrica) al gran Anthony Thislethwaite (no hay palabras) y al bajo Trevor Huchtinson (perfección, elegancia , ulsterness) y el batería actual, único que no es de la banda que grabó en Spiddal , estupendísimo y adapatado perfectamente al mood , Ralph Salmins.
Es decir, la gloria en verso: nunca, nunca, nunca, un formato unplugged me ha sonado más electrizante, nunca una música me ha sonado más atlántica. Soberbio sonido, actitud bucanera, y ya directos al Hall of Fame porque ya están tardando en nominarles.
La sucesión de temas está totalmente pensada y equilibrada, para conseguir hacernos sentir que están en el jardín wet with rain y notar la magía de las nubes blancas cruzando y dando sombras a los ventanales que , a su vez, van modulando los tonos del reflejo del mar en el corazón enamorado de sus acordes y fraseos.
Si tengo que quedarme con momentos, de esos para contar a los nietos, sin duda me decanto por la sucesión de un Don´t Bang the Drum estratosférico, de puro aullido de lobo enamorado seguido del Sweet Thing de Van con la bella intersección del Blackbird del Macca de los Beatles.
Como Aretha con el Respect, Mike robó un poco el Sweet Thing al León de Belfast porque su versión no es de este mundo, una tempestad de primal screams, de sal marina, de ferry boats y de encantamiento donde realmente puedes morir de un ataque de pasión.
Y como ayer era nuestro aniversario y aunque cuando fuimos a Irlanda no estabamos casados porque al final eso es un mero trámite, otro instante fue cuando Mike recordó que cuando estuvieron en Frisco dando otro toque al futuro disco con el gran Bob Johnston y contó lo majara que éste estaba, en una tienda llamada Village Records compraron un viejo disco de Ray Charles con esta soberana joya que interpretó como pidiéndonos casamiento a todos los fans.
Yo ya me casé con los Waterboys y creo que para toda la vida, el martes tan sólo fui a renovar de nuevo la promesa mientras la giga Dunford´s Fancy hacía de marcha nupcial de todo este interminable cuento.
Y esta entrada lleva vídeo y el vídeo es fundamental y es una de las interpretaciones más emocionantes que puedes escuchar en tu vida en you tube: pincha aquí y siente como te bebes el Atlántico en cinco minutos.
Me pasó parecido en el mismo lugar, el Kursaal, con los Pretenders, hay conciertos y luego hay experiencias vitales extraordinarias, Los Waterboys a la tercera vez me vencieron de nuevo y siempre que les tenga a tiro buscaré ese momento para escucharles y ser LIBRE y no sentir que envejeces otra vez recordando esa locura de amor que hiceron dos chavales de Bilbao por culpa de los Blues del Pescador.
SETLIST DONOSTIA 26/11/2013
Strange Boat
Higherbound
A Girl Called Johnny
Girl from the North Country (Bob Dylan)
Stranger to Me
When Ye Go Away
Tenderfootin’
When Will We Be Married?
Come Live With Me (Ray Charles)
The Raggle Taggle Gypsy
We Will Not Be Lovers
I’m So Lonesome I Could Cry (Hank Williams)
Blues for Your Baby
Don’t Bang the Drum
Sweet Thing (Van The Man) con Blackbird (The Beatles)