Críticas Discos Especiales


RUST NEVER SLEEPS – LA HERRUMBRE NUNCA DUERME

 

En 1980 Bilbao era una ciudad completamente diferente a lo que es hoy. Como en la canción de Ruper Ordorika escrita por Bernardo Atxaga y publicada en esa época, la vida diaria parecía derramar cucarachas negras como el carbón.
Literal, la herrumbre invadía todo el paisaje urbano por el declive de la industria del Nervión que se empezaba a desmoronar, las sábanas se recogían de la cuerda de color gris chimenea y el Casco Viejo olía a una mezcla de puerto de mar y orín, húmedo y sucio, contando con la presencia los fines de semana, además de los chiquiteros, de cinco punkis y tres mods.

Aparte, pululaban por ese escenario dos chavales estudiantes del Colegio de los Padres Jesuitas del acomodado barrio de Indauchu pero ambos de familias currantes. Si, de esas que se esfuerzan en guardar lo mejor para sus hijos apretándose la cintura, de esas que ya, prácticamente, no existen, de las del Darkness.
Aquello eran crestas teñidas con lejía de garrafón y polos de Londres traídos por papá Neguri para los que eran de las tribus (y eso, se lo podían permitir sólo los muy adinerados) y para el resto, nosotros, pantalón de pana de rebajas de Galerías Preciados y «chambergo» de Almacenes Urcelay.
Ver amantes del rock and roll por aquí era algo muy raro pero muy pintoresco y emotivo (lo sigue siendo)  ya que el resto estaba de lleno metido en la onda de la música reivindicativa tipo cantautor, con Pink Floyd o Génesis o con lo que se radiaba en los Cuarenta Principales que , en alguna ocasión, hasta coincidía con lo que realmente importaba.
De hecho, le debemos a la radio que Hungry Heart fuera la chispa de todo nuestro interés suscitado por el artista, aquellos que vivíamos a base de una dieta diaria de Dylan y Young y un poquito de J.J. Cale.

Aquella neblina sucia y sensación de black and white constante hizo que en nuestra ciudad entrará como la seda el sonido y el discurso de un tipo aparentemente insignificante y corriente de Nueva Jersey, realmente encantador y que desde el minuto uno y con su franca sonrisa de la portada te hacía enamorarte de él.

Pillé el The River, que ya me costó sus pesetas por lo que me llamó la atención ese careto de working class hero, me dió la vuelta por entero, supuso un chute de adrenalina que casi me convierte en cadáver adolescente, las celulitas empezaron a burbujear llegando a la cabeza desde el disparo de The Ties That Bind hasta la reflexión adulta seudo-country de un fatal accidente de Wreck on The Highway, y como con el cerdo, yo lo aproveché todo, porque hoy es el día, por mucho que me tratéis de convencer de lo contrario , en que no veo en él canciones menores y mayores, veo «el Río» fluir, fluir hasta el mar , de forma perfecta y todas tienen su meandro para recrearse y su razón de ser. Además The River nos descubrió que existía una música llamada Soul.

Nunca olvidaré y lo menciono siempre, ese impacto brutal de la cara de mi Bobby Jean (Javi) cuando le dije eso de vente para mi casa que vas a escuchar algo muy muy grande…tan grande como nuestro amado Dylan. Se quedó pegado en aquella butaquita baja de skay amarilla que hoy sería un tesoro vintage,  como en un aterrizaje forzoso y con el cinturón puesto. En serio, nunca he visto en una persona una reacción semejante por la música y creo que él tampoco la ha tenido nunca escuchando una recomendación. Mighty Max , el batería de la E Street Band, tuvo mucha culpa porque aquello era un trueno abrasador pero los demás del grupo, también. Sonaban a fiesta de la buena y historias que eran verdad, a que hay rosas y corazones en las aceras.

Me consta que Javi sigue enamorado del The River desde ese momento, jurándole amor y fidelidad eterna,  una tarde de 1980 en ese Bilbao triste para el resto y excitante para nosotros dos, dentro de aquel nuestro pequeño mundo de meriendas de harinados de pastelería, olores a lacas de peluquería, cintas (él) y vinilos (yo) y libros rojos de Marx y Lenin mezclados entre trabajos de Filosofía y deberes de Matemáticas.

De ahí, pasamos página hacia atrás, que es como se hacía antes, al Darkness on The Edge of Town y el tono era exactamente el que requería el ambiente descrito al principio. Mientras The River era de fin de semana, festivo, de charlas, te acompaño a tu casa y yo a la mía en una eterna ida y vuelta absurda pero enriquecedora y de ensoñación por la Gran Ciudad, esa en la que no vivíamos y nos hacía su papel de «patada en el culo» para salir a tomar unos zuritos , un paquete de patatas Los Leones y estar horas y horas en la tienda de discos Beethoven de la calle Askao, el Darkness era otra cosa.

Mucho más metafísico, más de relacionarte con los mayores y su perra vida, más de ver que de pronto los sueños y chaladuras cambiarían de manera radical por cuestión de edad y entonces Nueva Jersey y el Gran Bilbao parecían hermanarse en una gran depresión a todos los niveles. Estoy seguro que hubo dos chavales allí , como nosotros, al otro lado del Atlántico, con la misma percepción. No sé lo que tuvo que ser en otras ciudades pero aquí Darkness caló como el chirimiri porque es un disco chirimiri, de color gris Bilbao y que podía haber sido grabado frente a los Altos Hornos o la Babcock Wilcox.

Pero si en Born to Run ya las cosas eran parecidas al culto reverencial a los clásicos del rock que no habíamos vivido en el tiempo de su edición, que eran hasta la fecha todos (salvo Street Legal de Bob Dylan), Darkness todavía estaba caliente y tenía dos años y medio de vida y podía aplicarse a nuestra realidad que, entonces, siempre iba algo retrasada de la del resto del planeta.

Los personajes anónimos de Darkness pasearon por Bilbao de 1980 a 1984 y por eso aquello lo entendimos perfectamente y lo metimos en nuestro pensamiento para siempre. Me refiero a que buscar romanticismo del óxido es lo que ha tratado esta ciudad de hacer toda la vida para buscar su identidad y futuro y eso viene directamente de la clase trabajadora y de la lucha que aquí se libró para que mejoraran las condiciones de todos. Aquello que evitamos por feo, de manera indirecta, aquí sale a flote, en un tema que nada tiene que ver con huelgas, movilizaciones o fallecimientos de líderes sindicales que dieron la cara y el pellejo para que ahora podamos tenerlo todo. Y es que de alguna manera Darkness es un poco comunista como nuestros libros de Lenin,  aunque sólo sea por hacer héroes a esos que no conoce nadie pero que demuestran serlo en el día a día y en su entorno, levantándose a las seis de la mañana y aguantando todo lo que les traiga la jornada encima. Ser un loser , te cuenta Darkness,  no significa no poder ser un héroe pero ser un héroe loser es una auténtica jodienda de la que no se entera nadie si no es por Darkness. Darkness es puro romanticismo callejero y social y aquellos libros rojos de Marx y de Lenin pasaron a tener melodias y a ser mucho más entretenidos.

Malas Tierras, las tienes que vivir todos los días pero dejad estar a los enamorados en ellas , es el precio que tenéis que pagar,  empujaremos hasta que quede bien claro que estas Malas Tierras nos tienen que tratar bien. Ahora héroes son otros, bueno ahora no los hay, hay Nadales, Alonsos, Ronaldos y la Esteban. Rocky o Bruce Lee, a su lado, resultan iconos ortodoxos.

Y toda esta historia viene a cuento de que el día de la edicion de esta Box Set no me lo pensé dos veces y salí corriendo de casa 20:45 h. (cierre FNAC 21:00h.) para hacerme con la caja de mi particular manifiesto comunista en forma de rock&roll, ampliado y con exégesis y tuve que tirarme en plancha entre el suelo y la persiana metálica que bajaba implacable pero yo me traje el trofeo, como era de esperar, no importándome nada (ni la pasta, ni ser paciente, ni ser racional y no agarrarme semejante chupa) Entre otras cosas porque se mantiene la llama y quería estar un rato con mi hijo enseñándole el oro, picoteando el dvd del concierto de 1978, qué rato más emocionante, traduciéndole las letras con el corazón, asombrado de que todavía me las supiera de memoria, llorando con The Factory y tantas otras cosas más.

La caja de Darkness es soberbia y fundamental, una de las más completas de la Historía para reflejar el feeling especial de esa época de Bruce y su banda. The Promise es una apisonadora con mucho recorrido para plancharnos enteros y no quiero centrarme en esa especie de disco Spector que se guardó bajo la manga titulado ahora The Promise , ni siquiera en los detalles y presentación (una labor de amor) o en los dvds: lo primero es lo primero y es rendir homenaje sentido a DARKNESS ON THE EDGE OF TOWN tal y como se parió, ahora por fin remasterizado con un gusto de gritar: la sección de ritmo te golpea en la cara, todo suena inmenso, es de oír para creer y , a pesar de que se corría el peligro de que le quitara su pátina de óxido y sombras, de eso nada, se ha restaurado la menina como merece: te vuelves a enamorar de ella.

Además, todos conocemos sus recovecos o si no mal andamos y me interesa más la historía de relacionarla con Bilbao y esos dos chavales que andaban por calles en blanco y negro, creo que así le rindo el tributo que merece.
Cuando saliamos de clase,  los viernes, con todo el weekend por delante, recuerdo que los dos cantabamos al unísono: «I´ve been working real hard…trying to get my hands clean» como si salieramos de la factoria de la Chrysler.

Es más, el mito sube enteros según pasan los años y te haces mayor y Bruce habita a perpetuidad por su era dorada en la Tower of Song. El joven prodigio de Nueva Jersey con Darkness lo consiguió de nuevo y de otra manera , arriesgándose y con visión.
Nos enamoró el alma y nos la cambió, se armó si cabe más de compasión por sus personajes,  nos formó como personas y nos hizo incorporar valores como respetar al que se bate el cobre con su trabajo para que nosotros lo disfrutemos y eso es lo que convierte a un mero disco en algo superior, en un acontecimiento o experiencia vital y eso, sólo lo firman los grandes, los muy grandes. Y Bilbao, aunque es cierto que ahora está muy guapeao como el propio Bruce y con ello han perdido ambos personalidad porque es la ley del llamado progreso o la falta de inspiración, les quedan todavía rastros de aquella espléndida herrumbre, porque como decía el tío Young…la herrumbre nunca duerme.


* Esta entrada fue publicada en 2010 en rockandrodriland pero ha sido corregida y actualizada para el Exile,  en esta semana de homenaje a las canciones y genio del Boss de Nueva Jersey.
 
 

BRUCE SPRINGSTEEN – «The Promise-Darkness On The Edge of Town Story – Box Set (2010) – Calificación 10 / 10

Disc: 1
1. Badlands
2. Adam Raised A Cain
3. Something In The Night
4. Candy s Room
5. Racing In The Street
6. The Promised Land
7. Factory
8. Streets Of Fire
9. Prove It All Night
10. Darkness On The Edge Of Town

Disc: 2
1. Racing In The Street (’78)
2. Gotta Get That Feeling
3. Outside Looking In
4. Someday (We’ll Be Together)
5. One Way Street
6. Because The Night
7. Wrong Side Of The Street
8. The Brokenhearted
9. Rendezvous
10. Candy’s Boy

Disc: 3
1. Save My Love
2. Ain’t Good Enough For You
3. Fire
4. Spanish Eyes
5. It’s A Shame
6. Come On (Let’s Go Tonight)
7. Talk To Me
8. The Little Things (My Baby Does)
9. Breakaway
10. The Promise
11. City Of Night

DVD 1: The Promise: The Making of «Darkness on the Edge of Town»

DVD 2: Darkness on the Edge of Town (Paramount Theatre, Asbury Park, NJ, 2009)

DVD 3: Houston ’78 Bootleg: House Cut


5 comentarios

  1. Nunca podré decidirme totalmente por un disco del Bruce Born To Run a Nebraska, aunque si que tengo claro que el Darkness es el disco que más he escuchado de su discografía, el que suena más a mí. Lástima que algunas canciones se quedaran fuera, el Because The Night de The Promise es de cagarse, estuve esperando toda mi vida hasta esta reedición para escucharla como yo siempre he querido. Menudo postarro Joserra, este es de los de imprimir y guardar, me ha emocionado.
    Saludos master

  2. La verdad es que este Boxset es bastante completo y merece la pena.
    Joder, la verdad es que Bilbao ahora está mucho mejor que antes querido Joserra.
    Abrazos truferos.

  3. Y sin embargo un poco si que echamos de menos aquel Bilbao de las cucarchas…El Boxset este la verdad es que esta muy bien, ademas Darkness es mi disco de Bruce…
    Abrazo.

  4. No creo que a estas alturas mejore nunca mi concepto sobre el Boss ni le pille esa pasión que por lo que veo desprende este artista en algunos de sus discos, tampoco lo asocio con ninguna etapa importante de mi vida pero eso no me impide reconocer que un texto de este calibre es la rehostia. Y a eso había venido, a disfrutar con el romanticismo callejero del óxido que desprende este artículo. Un abrazo.

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