Bien sabéis que soy el primero que tiene facilidad para perderse en los bosques mentales comprendidos entre la costa de Galway y la franja de Fishpool con mis plastautores predilectos, que haberlos hailos en esas lides y en cantidades industriales de todos los colores y garrafas, y no es para menos ante la ignominia de un mundo que parece irse por el retrete, seguro que más de uno piensa que no dan muchas ganas de mirar alrededor. Pero ojo!, no seré yo quien me abstraiga por completo, me gusta levantar la cabeza y ver a que puedo lanzar un improperio en pos de un mundo mejor por mera actitud aunque fuera, y poder dormir a gusto por las noches. Y en esas que siempre tengo a mano el London Calling y artefactos similares por si me viniese un ataque de ansiedad, aunque esta semana me topé con No Cities To Love de Sleater-Kinney y me subió todo el white riot de golpe.
La salida de este disco es gran motivo de alegría por varios motivos, primero porque son la prueba feaciente de que en los 90 se fraguaron muy buenos grupos de rock más allá de la escena grunge, en la que por cierto se camuflaron a la perfección por aquello del riff disonante heradado de los Pixies y tal, no había otra si te querías comer algún torrao y más siendo grupo residente en Sub-Pop, aunque cabría especificar un pelín más y situarlas en la escena Riot Grrrl surgida a principios de los 90 junto a otras chicas guerreras tal que L7 y Babes In Toyland, que todo hay que decirlo, se comían con patatas a toda la horda alt-descontenta que lloraba sus desdichas por los rincones, de eso y a quien quiera profundizar, le recomiendo el libro Mujeres y música del maesro Toni Castanardo que lo explica mucho mejor que yo.
Segundo porque en la actualidad más reciente estas tres chicas representan como casi nadie el espíritu del punk-rock de los Clash por su férrea actitud y empuje sonoro, y es que este largo hiato no ha mermado un ápice ninguna de sus cualidades, eso sí, dejándose querer como siempre ha sido, por las influencias post-punk de bajos trotones pero sin pastiche bailable que valga. Y tercero, porque si con The Woods firmaron la que posiblemente sea su mejor obra hasta la fecha visto desde la búsqueda de cierta expansión sonora (y eso lo digo apuntillando que todos sus discos no bajaron nunca de notable), en este nuevo punto de partida trazado en No Cities To Love suenan rejuvenecidas y mirando sin nostalgias al sonido más directo de sus primeros discos pero en versión mejorada, y esto es digno de celebración a grito gutural limpio.
Price Tag dispara a la yugular de la cultura del consumo y la miseria acomodaticia en la que hemos convertido nuestras vidas. Los riffs de guitarra inventivos y con gancho que caracterizaron siempre su rock hace acto de presencia en Fangless con el groove infalible de los mejores Gang Of Four en una declaración de intenciones perfecta para quien pudiera dudar de este retorno. Escuchando Surface Envy me da la risa pensar en los Ferdinand y su rock para hacer bailar a las chicas en sus conciertos y festivales varios, this is the real thing, música para patadas al aire con su «only together do we break the rules». No Cities To Love es más comercial, por decirlo de alguna manera, riff más limpio de fuzz, excelente estribillo para corear al viento, frase para el llavero «It took so long for me to see it, hope’s a burden or it sets you free», canción que puede recordar a PJ Harvey, que ya puede correr este año para alcanzar a las SK. La parroquia ochentera más rockera debería llevar en procesión así sin más el manifiesto de supervivencia que es A New Wave, están en forma si!.
No Anthems es posiblemente mi preferida del paquete, noventera a más no poder con todo lo que ello pueda significar, con interpretación cercana a la Patti Smith más punk, riffs cortando el aire, furiosa y guitarrera, oración que pide un himno que lo cambie todo. Gimme Love tiene el carácter en la manera de escupir sus never enough, con la rítmica sexual y pasional, donde aflora sin tapujos su feminidad de manera brutal, podría ser el somebody to love del año en versión guitarrera. Bury Our Friends suena a clásico del género, con su particular fraseo en círculos, hipnótico si puede decirse, claman por un amor propio llevado sin miedo y esencial como reverso para vivir con la actitud necesaria para no dejarse pisar, posiblemente la mejor letra de todo el disco y la que mejor representa este discurso que supera lo simple y panfletario, aquí hay miga señores. Hey Darling otro punk-rock que se trae un especial resquemor por la fama y todo lo que conlleva, idea muy presente a lo largo del disco, más claramente en estos versos.Cierra Fade por todo lo alto con su pieza más densa, psicodélica y oscura, su particular carpe diem dando presencia a la muerte y apuntalando un discurso que señala como principal objetivo vivir sin cortapisas ni hipocresía que valga, con mucha grandeza deja la puerta abierta a lo que pueda estar por venir.
La vuelta de Sleater-Kinney a diez años de su último disco, que no disolución, es uno de los regresos más inesperados y gratificantes desde que se anunció, y donde se podría argüir cualquier cosa a favor o en contra de la reunión, ya sea el todo por la pasta, la morriña de juventud o lo que queráis, aspectos todos que se difuminan al instante al darle al play. Si, son ellas, las de siempre, y además no se trata de un regreso vacío y sin sentido, al contrario, puede situarse fácilmente entre lo mejor de su discografía, incluso puede funcionar como perfecto muestrario de su música que más que continuar donde lo dejaron, empiezan de nuevo con el ímpetu propio de los primeros discos, y la experiencia y química de su larga trayectoria.
Janet Weiss, Carrie Brownstein y Corin Tuckeres es la alineación que hay que saberse de memoria este año, cada una en lo suyo impecable, conexión absoluta, batería contundente, bajo en primera línea y riffs de guitarra con gancho, las SK están en forma y se traen una buena colección de manifiestos bajo el brazo con unas letras mordaces a más no poder y frases para enmarcar que gustarán a todos los cantonres del club del almanaque, ya hacía tiempo que este sentimiento de rabia interna y fiel reflejo de los aborrecibles acontecimientos que tenemos que presenciar en el día a día, no tenía un representante musico-sonoro en el mundo físico, un disco con garra, de guitarras punzantes y guerrero, y ojo, muy disfrutable y ameno a través de motivos melódicos nada desdeñables, estoy convencido de que hacen falta más rockanroles de ahora como este No Cities To Love, digno candidato a disco de rock guitarrero del año.
Prueba con este o con su anterior The Woods, estas chicas son guerreras y además consiguen que muevas los pies… para patear más que bailar. Punk-rock moderno y bien entendido. Saludos Addi.
Pues me lo apunto claro que si, aunque no conozco a esta gente.
Abrazo.
Prueba con este o con su anterior The Woods, estas chicas son guerreras y además consiguen que muevas los pies… para patear más que bailar. Punk-rock moderno y bien entendido. Saludos Addi.