Críticas Discos

Con este disco Steve Wickham logra zafarse de la idea de pertenencia exclusiva al conocido y famoso combo sin renunciar a sus raíces,
superando con creces el disco de su querido socio con un
elemento fundamental del que hace gala en cada uno de los cortes y que es
ni más ni menos que el talento que atesora como el gran artista que es y
siempre ha sido…

Creo que prácticamente a todo el mundo le ha dejado bastante frío el último disco de los Waterboys. La decepción ha sido monumental al menos para quienes siempre esperamos tanto del combo de Mike Scott, los directos son otro rollo, lo sé. Así que cabizbajo y con pocas ganas encaré este segundo disco en solitario de Steve Wickham trece años después de su primer disco titulado Geronimo, no esperando demasiado la verdad. Y no digo que no, que con unas expectativas tan bajas y en comparativa, este disco me haya parecido una joya, pero es que así ha sido después de numerosas escuchas, y disculpen la comparativa con el grupo madre, pero era inevitable. Con Beekeeper consigue un disco precioso, agradable a la escucha y con un puñado de muy buenas canciones.
Algunas de las composiciones tienen casi 30 años de antigüedad, según cuenta el propio Wickham a The Times, se trataba de dar salida a la gran cantidad de composiciones e improvisaciones que suele crear en su día a día y que parece que no llegan a filtrarse a la banda, estar bajo las órdenes de Mike Scott también conlleva estar a merced de las aspiraciones artísticas que no son propias y dar cabezazo al giro creativo que se tercie por parte del capo de los Waterboys. Aunque el auténtico catalizador de este disco fue el encuentro con el pintor Nick Miller, quien le invitó a ser retratado al lienzo. Wickham accedió pero con la condición de que le retratase tocando el violín, y aquí viene lo bonito del asunto porque todo lo que tocó sirvió de base para el presente disco, ayudado por su amigo Mike Scott quien le animó a sacar adelante el proyecto. Por que Beekeeper? Wickham tiene en la apicultura una de sus grandes aficiones, de ahí el título del disco según contó en su momento al Irish Examiner, dicha actividad, dice Wickham, ayuda a ejercitar el autocontrol ante los miedos más primarios, quizás ese sea el espíritu del disco y del propio artista ante la adversidad en asuntos universales, amor, injusticias, el paso del tiempo, reflejado en algunas de sus letras. (http://www.stevewickham.ie/artist/blog/show/lyrics-to-beekeeper)

Me sorprende como vocalista pues es muy solvente aunque sólo cante o mejor dicho recite en la inicial The Band Played On acompañado de los dulces coros de la no muy conocida artista coreana Katie Kim. El propio Wickham admite que él es violinista y no cantante, así que para tal labor vocal prefirió pedir ayuda a algunos amigos artistas afines que por cierto bordan su participación.

Por lo general encontraremos arreglos exquisitos, por supuesto instrumentales como la breve y preciosa The Bohemian, mirando más al Este de Europa tenemos Two Thousand Years y el duo fantástico con el violinista ruso Oleg Ponomarev en The Cells of the Heart which Nature Built for Joy. Una de las gemas de esta colección es The Song Of Lost Things cantada por el artista irlandés Ger Wolfe y que da pie a indagar en su ya extensa obra. No podía faltar el sr.Scott en la que quizás es su mejor interpretación el presente año en la intensa Stopping by Woods, adaptación del poema de Robert Frost y que bien pudiera haber pertenecido por su aire sónico al disco dedicado a Yeats. Fractured se deja llevar a terrenos más country y cercanos a la maestria compositiva de Kris Kristofferson en compañía de los ingleses The Lost Brothers, magnífico arreglo de pedal, una magnífica canción. Preciosa la balada Silence of a Sunday cantada por Camille O’Sullivan y que recuerda a las Murder Ballads de Nick Cave. Otra preciosidad es la balada de aire tradicional Song Of The River esta vez interpretada por el artista folk dublinés Joe Chester. Muy interesante, casi pop la colaboración con el francés Bruno Caliciuri en Les Sombres Soeurs de L’amour, musicalmente una de la más luminosas del disco. Cierra el disco otro breve y suave instrumental bajo el título Cockow. Quizás Beekeeper encarna a la perfección quien es Steve Wickham como artista sin renunciar a la labor bien hecha como waterboy, y la verdad es que consigue entregar un puñado de canciones que recibo como aire fresco.

Cabe apuntar que no es un disco con intención tradicionalista, está claro que el elemento folk y el instrumental está muy presente, sin embargo estamos hablando de unas composiciones que no se estancan en ningún estilo en concreto, es variado, es irlandés, es british y es incluso country y pop, se deja querer por las raíces del este de Europa sin que resulte fuera de lugar, muy fácil a la escucha, pasa de un tirón sin que te des cuenta, además nos invita y presenta a una serie de artistas: Ger Wolfe, Joe Chester, The Lost Brothers… que quedan apuntados en la agenda. Con Beekeeper, Steve Wickham logra zafarse de la idea de pertenencia exclusiva al conocido y famoso combo sin renunciar a sus raíces, superando con creces el disco de su querido socio con un elemento fundamental del que hace gala en cada uno de los cortes y que es ni más ni menos que el talento que atesora como el gran artista que es y siempre ha sido, ojalá su compañero tome nota y le deje participar en el proceso creativo de la banda a un mayor nivel y si no es así esperemos que el violinista nos deleite con más discos como la delicia que aquí presenta. Un disco muy recomendable.

Steve Wickham – Beekeeper (2017)

1. The Band Played On / 2. Two Thousand Years / 3. The Song Of Lost Things / 4. The Hare / 5. Fractured / 6. The Bohemian / 7. Stopping By Woods / 8. Silence Of A Sunday / 9. The Cells Of The Heart Which Nature Built For Joy / 10. Les Sombres Soeurs De L’Amour / 11. Song Of The River /12. CockCrow

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