Por supuesto que a nadie voy a negar que Aretha es y será la reina, y que aunque no fue la primera, gracias a ella Muscle Shoals apareció en el mapa junto a los Fame Studios, lugar donde se popularizó la fórmula mágica de Rick Hall con sus manías, aciertos y errores, en definitiva un sonido característico, orgánico y visceral, directo y sin rodeos, tan sureño y tan bañado por el Tennessee, una combinación que completada con la canción apropiada y la vocalista perfecta podía hacerte tocar el cielo. Pero si hablamos en las lindes propias del soul sureño y su sonido característico, no se puede dejar pasar por alto a la gran Candi Staton pues tenía la virtud de las grandes y el mismo talento para meterse en la canción en tres, dos, uno, sin mediar más excusa que la propia experiencia vivida. Y no sólo como intérprete, incluso como compositora hizo buenas canciones, cosa que la acerca más a Aretha y a mi entender la podría haber proyectado incluso más lejos que Etta James (que ojo! la sesiones del Tell Mama al completo son otra de las grandes joyas obra maestra de Muscle Shoals que pasarán por aquí, off course). La voz de Candi logra conmover con su equilibrio perfecto entre las baladas de sentimiento blues y el r’n’b enérgico, y cuando aparece el groove funky y pantanoso te invita a dejar ir tus pies con efusividad laica pero con portentoso espíritu gospel.
Para quien no la conozca, empezó a una temprana edad como muchas otras en el coro de la iglesia, acompañó a los más grandes, The Staples Singers, a una jovencísima Aretha, corista de Mahalia Jackson, The Soul Stirrers… antes de los veinte años Candi Staton ya sabia que era la vida en la carretera. Entonces regresó a su Alabama extenuada por la dura vida de las giras y dejó tras de sí una carrera prometedora, en poco tiempo quedó embarazada de la persona menos apropiada, un sacerdote que la apartó definitivamente de su vocación, o mejor dicho, de los focos, porque aunque relegada a madre de familia recluida en su propio hogar, Candi continuó cantando en la iglesia y allá donde le dejaron.
Fue su hermano quien la sacó de las garras de un matrimonio asfixiante, y Clarence Carter quien al verla interpretar gospel en un garito la puso en manos de Rick Hall que andaba buscando una vocalista a la que dirigir. Do Right Woman, Do Right Man fue la canción que eligió Candi Staton para presentarse ante Hall, a lo que este replicó que precisamente esa canción la había cantado Aretha ante sus narices y no era una buena opción, así que Candi eligió una de su puño y letra, la fantástica To Hear You Say You’re Mine, y a partir de aquí el pacto se selló. De su puño y letra hay otras dos en esta compilación. Aunque es la primera I’m Just A Prisoner (Of Your Good Lovin’) la tonada que os va a enganchar a la magia de Candi Staton. La versión del Do Your Duty de Del Shannon es simplemente exquisita, aunque uno de los momentos más intensos y bellos de esta colección es Another Man’s Woman, Another Woman’s Man, uno de esos momentos en los que ponerla a lado de Aretha no debería provocar ninguna extrañeza en quien esté leyendo estas líneas, deep deep soul, maestría y sentimiento, esto es soul de muchos kilates, favoritísima. Pero ojo, momentos deliciosos hay muchos en este disco, Too Hurt To Cry no es muy conocida por desgracia para el mundo, delicatessen, un piano que plantea el motivo y unos arreglos dosificados en su justa medida. You Don’t Love Me No More continúa hurgando en la llaga del desamor con un resultado estremecedor y una interpretación sublime. tenemos aquí también una de tantas versiones que se han hecho del popular In The Ghetto, aunque pocas veces como en esta ocasión uno puede trazar mentalmente ese lazo que unía a Elvis Presley a Muscle Shoals. Un total de 26 canciones, casi nada, nada de relleno, todo ambrosía.
La dulce Candi Staton cristalizó en estas canciones muchos años de pasión por la música que resistieron a la fuerte represión de sus relaciones y circunstancias, ser mujer afroamericana en el sur no era plato de buen gusto, quizás ese sentimiento de represión, ese fuego que ardía dentro de su pecho, como tantas otras coristas de gospel, se manifestó desbocado y visceral una vez la puerta de la iglesia quedó a sus espaldas y se abrió la puerta de Muscle Shoals. En Candi está el sur con todo el peso de la palabra, sonido destilado de la tierra, country, blues, gospel… Cuando escucho estas canciones no puedo más que afirmar que además de la valía y el talento, también son verdaderamente importantes las circunstancias cuando se trata de que una artista llegue a lo más alto, ya que estas canciones deberían de haberla aupado sin lugar a dudas a lo más alto del Soul, mucho antes de su megaéxito posterior cuando consiguió un buen contrato discográfico que se la llevó ante la mirada estupefacta de Rick Hall hacia la costa donde la música Disco la abdujo como a muchas otras de sus generación.
Por mi que no quede, que en ésto de las reivindicaciones de artistas poco conocidos y/o valorados en ocasiones juega un papel primordial según que reediciones o compilaciones de material perdido, y en el caso de Candi Staton ha sido gracias a esta edición sin título que Honest Jon’s Records tuvo a bien lanzar hace tres lustros, decisivo en mi caso para descubrir a esta gran artista en una de las galletas que más valoro en cuanto a Soul Sureño se refiere. Vale, ahora ya tenemos el Evidence de Kent (próximo objetivo), pero eso es otra historia. Lo dicho, una joya.
Escrito originalmente en ON THE ROUTE
Candi Staton – Honest Jon’s Records (2003)
Por favor, no tardéis demasiado y dadle al play…
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