Crónica concierto Matthew Sweet (Loco Club de Valencia, 16-12-2018)

Llenazo para ver a Mateo el Dulce en el Loco Club de Valencia como colofón de la gira por España. Nos habían avisado amiguetes de distintos puntos de nuestra geografía y pudimos comprobar en vivo y en directo que el de Nebraska está ofreciendo una serie de conciertos memorables, algo que satisface bastante al que suscribe puesto que en las otras dos ocasiones del pasado que asistí a sus eventos no se me quedó un recuerdo plenamente satisfactorio ni de mucho convencimiento.

En líneas generales podría decir que, a pesar de ciertas fases de carraspera, seguramente por el esfuerzo de toda la gira unido al fuerte volumen de las guitarras, El Dulce estuvo de notable alto aunque habría que destacar a la escolta, mención especial para un portentoso Jason Victor, el de los Dream Syndicate siempre se mantiene discreto en segundo plano pero es capaz de eclipsar con su entrega y con su poderío guitarrero a cualquier big star que se tercie, sea Matthew Sweet, Steve Wynn…

Algunas coplas de su más recientes discos, como «Pretty please«, «Trick of the light«, «Show me«, «I belong to you«, «The searcher«… junto a otras de principios del presente siglo como «Byrd girl» se unieron a eternas cantinelas de la vida, pertenecientes a la magna trilogía («Girlfriend», «Altered beast» y «100% fun») de su inolvidable etapa noventera más gloriosa, formando el grueso del repertorio con «We’re the same«, «Sick of myself«, «Time capsule«, «Someone to pull the trigger«, «Devil with the green eyes«, «Winona«, mi siempre favoritísima «Divine intervention«, «You don’t love me«, «Girlfriend«, «I’ve been waiting«… más la despedida con la ansiada «Evangeline«.

Pues eso, en el final del año en el que Matthew Sweet ha sido homenajeado con un tributo por diversos artistas dentro del Sello Futureman Records, en un 2018 a punto de concluir donde cada vez se percibe más su influencia, hay que destacar este broche de oro en Loco Club donde hubo delirio,  potentes guitarras y melodías arrebatadoras. Un lujazo.