Especiales Críticas Discos

Una vez finalizado el Exilio en la calle principal, concretamente en la maravillosa villa Nellcote, en Villafranche-sur-mer, donde Keith Richards comandó prácticamente en comuna el mejor disco de rocanrol de la historia, el más influyente y el que sin duda marca la cima de la mejor banda de rock hasta la fecha, The Rolling Stones tenían la difícil misión de no defraudar, de dar más aunque fuese imposible, y sin duda la sombra fue tan grande que todo lo que vino después supo a poco, a obra menor. 1972 fue sin duda la culminación de un poker de obras maestras, inalcanzables para cualquier otro músico, cualquier otra banda, que comenzó con la muerte de Brian Jones y el mítico «Beggar’s Banquet» (68), continúo con los tótems del género «Let it Bleed» (69), y «Sticky Fingers» (71), y finalizó con el descomunal «Exile on Main St» (72). La gira, inacabable, dejó exhaustos a los componentes de la banda los cuales decidieron (con buen criterio) parar y hacer unos cigarritos en Jamaica donde comenzó a fraguarse las nuevas composiciones que darían forma a su nuevo disco, el ninguneado y olvidado «Goat’s Head Soup».
La nuevas canciones son más negras que nunca. Más funks y más souleras, marcando claramente la senda que tomarían poco después. Para ello contaron con el equipo habitual, los Stones oficiales y los otros golferas de siempre: Nicky Hopkins, Bobby Keys, Jim Horn, Chuck Findley, Billy Preston e Ian Stewart, como no. Si «Exile» fue la cumbre, fue el subidón está claro que la «soup» fue el bajón, la decadencia. Fue la resaca después de la borrachera. Fue la decepción de una loca y equivocada noche sexual. Fue la paz interior después de fumarte un canuto totalmente agotado. Fue eso, y fue mucho más, porque nunca se ha valorado debidamente «Goats Head Soup». Siempre se ha ninguneado un disco que en realidad roza el sobresaliente. Un disco que firmado por cualquier otro sería enumerado entre obras casi maestras, pero al ser de los Stones y como digo, venir después de donde venía fue juzgado con demasiada severidad aunque, lógicamente, el tiempo pone a cada uno en su sitio, y escuchándolo hoy, y comparándolo con otros discos de la época poco hay que decir que no digan ya sus canciones.
Si podemos afirmar que en «Exile» el jefe absoluto fue Keith, en su continuación parece que Jagger se centró y dirigió el cotarro (como si no lo hiciese siempre!). Su voz es fantástica (como si no lo fuese siempre!) y su presencia y sexualidad son arrebatadoras (como si no lo fuesen siempre!). Jagger fue, es y será, en mi opinión, el mejor frontman de una banda de rock. No hay nada comparable. Absolutamente nada. Y no, no tuerzan los morros, esto es así, no hay discusión. «Goats Head Soup» sí es el final de una era, como «It’s Only Rock’N’Roll» (74) es el principio de otra, con Ronnie Wood de novato para afianzarse después en discos absolutamente maravillosos e imprescindibles como «Black and Blue» (76) y «Some Girls» (78). Es decir, que el poker del resacón que forman estos discos desde 1973 a 1978, son absolutamente acojonantes, descomunales, esenciales…. Serían dignos de una gran banda, si esa banda no hubiese firmado antes el otro poker, el de la grandeza, el de la realeza, el que les hizo dioses. Dicho esto, queda claro, que The Rolling Stones son la mejor banda de rocanrol de la historia. Amén.
Goats Head Soup comienza con unas guitarras diabólicas, ritmo infernal, atmósfera de sexo sadomaso… «Dancing With Mr.D» te golpea, te descoloca, y Jagger con esa voz.. sigue siendo el número uno, por estos primeros setenta no hay quién le tosa, esta canción es tan buena que podría haber estado en el Exile, en cualquiera de los antes discos nombrados y mitificados, y sería sin duda una de las mejores. Llega justo después un medio tiempo, «100 Years Ago», la voz de Jagger dominando el cotarro y la de Keith doblándola, seguramente Richards es la mejor segunda voz, o voz de apoyo del rock, detrás de la de Jagger provocan un sonido único, además hay un pianito, por cortesía de Billy Preston, que te va endulzando el tema y luego la guitarra rompe en un solo magistral, excelente canción. Baladita que te crío para el tercer corte, «Coming Down Again» interpretada de manera mágica por Keith, el alma de los stones, el guitarrista que hizo un pacto con el diablo, o es él el diablo?, preciosa canción, hipnótica que tiene un saxo del mítico Bobby Keys. La siguiente comienza con unas guitarras que se han copiado en los últimos años por todos los grupos ingleses, y del otro lado del charco, habidos y por haber, pues en esto del rock no hay nada que los Stones no hayan hecho antes que los demás, y es que «Doo Doo Doo (Heartbraker)» cuenta con una sección de vientos negrata que te pone calentito calentito, para inmediatamente mecerte con la balada por excelencia, «Angie», que a pesar de estar sobadísima luce linda, espléndida, perfecta aún en el 2020. Temón inolvidable que Jagger dedicó a la mujer por entonces del no menos mítico Bowie, ese pianito que tiene, esos arreglos, esa dulzura, buenísima, aunque tanto éxito provoco que al parecer el álbum sólo fuese esa canción y como suponéis y muchos sabréis en el disco hay mucha tela que cortar, como «Silver Train», la canción que le sigue, que tiene ese sonido americano, ese rock countresco, esos coros stonianos que me gustan tanto y que luego se repetirán hasta la extenuación en su siguiente disco «It’s Only Rock&Roll» (magnífico, por cierto). Y entonces llega un pelotazo llamado «Hide Your Love», que contiene blues del bueno. Obra maestra, ninguneada y oculta por el efecto «Angie». Su piano blues lleno de dolor y melancolía te envuelve mientras la guitarra de Keith te lleva río Mississippi abajo y te conduce irremediablemente a esa canción que tiene algo de Van Morrison llamada «Winter», esa joya, esa maravilla, esa balada de rompe y rasga que te prepara para la traca final, primero con «Can You Hear The Music», psicodélica e hipnótica, y finalmente con la rocanrolera, chuckberriana y demoledora Star Star (inicialmente llamada Starfucker), una de las mejores del disco porque es solo rocanrol pero nos gusta, y que sirve como final perfecto al álbum que por la enorme calidad de sus anteriores trabajos ha quedado en el olvido, que ciertamente está un escalón por debajo de aquellos increíbles e irrepetibles discos pero que igualmente va sobrado de calidad. Sin duda una auténtica joya oculta (otra!) de los Stones.
 
The Rolling Stones – Goats Head Soup (1973)
01.- Dancing With Mr. D/ 02.- 100 Years Ago/ 03.- Coming Down Again/ 04.- Doo Doo Doo Doo Doo (Heartbreaker)/ 05.- Angie / 06.- Silver Train/ 07.- Hide Your Love/ 08.- Winter/ 09.- Can You Hear The Music/ 10.- Star Star.
*Por Nikochan


Un comentario

  1. Una obra menor de artista mayor en toda regla. Un gran disco que como dices venía detrás de lo que venía, y el público y crítica de la época fue implacable.
    Abrazos.

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