Críticas Discos

…baila entre algunos de los palos que ha dominado a lo largo de su carrera, partiendo del folk y hasta el country, en esta ocasión en su versión más refinada, a las pedals y violines se suman secciones de vientos en una producción cuidada y perfecta, con coros de Joan Shelley y guitarras del gran Nathan Salsburg…

Yo se que Will Oldham es un mimado de la crítica y haga lo que haga será alabado porque siempre mostrará «las diversas caras» de su talento artístico. Sin embargo para mi no todo vale. Desde hace ya bastantes años me produce una pereza inmensa adentrarme en sus discos ya venga en colaboraciones, a su nombre o bajo el alter-ego de Bonnie ‘Prince’ Billy. Aún así le debo cierta fidelidad, autoexigencia que me impongo porque me salen de memoria discos como I See A Darkness, Master and Everyone, The Letting Go y Beware, favoritos que aun tengo en consideración y forman parte del mapa musical que me ha ido formando a lo largo de los últimos años.

No es que diga que actualmente su propuesta carezca de interés, pues pocos pueden presumir de llevar su propio camino y siempre con unos mínimos de calidad. Sólo que nuestros caminos se han separado y no sólo porque lleva mucho tiempo sin material nuevo, además añadamos esa disparidad de proyectos entre colaboraciones, homenajes y colaboraciones, unos más extraños que otros y que a la postre parecen alejarle del olimpo de los más grandes cantautores actuales. Nunca puede saberse si se está riendo de él, del oyente o simplemente se deja llevar disfrutando de la vida sin más pretensión, y estoy convencido de que es totalmente premeditado. Así que mi duda fundamental era: ¿Será otro chascarrillo musical o se decantará de una vez por todas por facturar un disco digno de su legado?.

Con tal excepticismo abordaba este nuevo I Made A Place. Y la verdad es que me ha sorprendido para bien pues hacía tiempo que no disfrutaba un disco suyo a estos niveles, es más, sus seguidores más exigentes estamos de enhorabuena ya que con este disco parece que Will Oldham quiere volver a ser escuchado, señal de que tiene algo interesante que contar. Aunque más que interesante es el enfoque poético de su universo particular que mira con lucidez desde dentro hacia fuera para entregar un discurso inspirador y conciliador, honesto y lo que es más importante: creible. Su versión más espiritual y mística que busca confrontar luz y oscuridad para que nos decantemos claramente por la primera. En lo musical baila entre algunos de los palos que ha dominado a lo largo de su carrera, partiendo del folk y hasta el country, en esta ocasión en su versión más refinada, a las pedals y violines se suman secciones de vientos en una producción cuidada y perfecta, con coros de Joan Shelley y guitarras del gran Nathan Salsburg, para amantes del género.

…un disco luminoso en su trasfondo y amable en lo sonoro, entre acústicas, violín, banjo, pedal, piano y sección de viento hace que estas tonadas que se desenvuelven entre el folk y el country estén a la altura de su legado…

Parte de la culpa de que hoy esté escribiendo esta reseña la tiene «This Is Far From Over», una tonada pequeña y acústica que adelantaba a un Oldham reflexivo entregado al folk que sobre hablar de un futuro ciertamente distópico resulta incluso reconfortante. Pero como comentaba no es la norma del disco, aquí también maneja country de alta calidad en «New Memory Box» que bien le valdría escapar de una vez por todas de su etiqueta «indie» para simplemente ser considerado un gran singer-songwriter a secas, hasta el punto de evocar a artistas de principios de los 70 como Glen Campbell en la elegante «Mama Mama». A base de refinada instrumentación tenemos maravillas como «The Devil’s Throat» y abraza con esmero su vertiente más amable desarrollando lo que mejor sabe hacer en baladas como la canción de cuna «Dream Awhile», el himno a vivir con sencillez y sin pretensiones en «I Have Made A Place» o otro de sus cantos a la amistad en «You Know the One». Favorita del lote y con el sello folkie marca de la casa es «Loock Backward on your Future, Look Forward to your Past» y ya en el ramo final consigue en «The Glow Pt3» y «Thick Air» que las secciones de viento concretamente madera (clarinetes, flautas…) encasten a la perfección y añadan valor al disco. Cierra «Building A Fire» como un suave canto a la humanidad, o mejor dicho a la esperanza que pueda contener el ser humano como especie, que a estas alturas no son muchas. Ah! Y especial mención a «In Good Faith», que aunque no entró en el disco me parece una de las mejores tonadas de estas sesiones, ayuda que Joan Shelley le acompañe en los coros. una delicia oigan.

Oldham es un artista único, un maestro colando crítica fina utilizando la absurdidad, con una despreocupación pasmosa cuando deconstruye su legado o cuando lo lleva a territorios más ortodoxos, y de camino puede chocar con la intensidad emocional que puede llegar a imprimir. En I Made A Place se decanta por entregar un disco luminoso en su trasfondo y amable en lo sonoro, entre acústicas, violín, banjo, pedal, piano y sección de viento hace que estas tonadas que se desenvuelven entre el folk y el country estén a la altura de su legado. Una delicatessen.

Por Chals Roig


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