Discos Críticas

Reseña y crítica de ‘Never not here’, disco publicado en el 2020 por los neoyorkinos Dead Stars.

…un powerpop vigoroso, un rotundo hervidero de melodías y guitarras en la línea de nombres de rock alternativo como The Replacements, Myracle Brah, Dinosaur Jr, Nirvana, Guided by Voices…

Han transcurrido varios meses desde su publicación y, a pesar de que su contenido es poderosamente consistente y homogéneo, ha pasado injustamente desapercibido, acaso esa escasa repercusión sea por coincidir con un año muy complejo debido al Covid-19. Por suerte siempre nos queda el refrán de que más vale tarde que nunca.

Dead Stars es un trío de Brooklyn formado por Jeff Moore (guitarra y voces), John Watterberg (bajo) y Jaye Moore (batería). «Never not here« es su cuarto álbum, seguramente el más destacable hasta la fecha de los neoyorkinos. En él hallaremos un powerpop vigoroso, un rotundo hervidero de melodías y guitarras en la línea de nombres de rock alternativo como The Replacements, Myracle Brah, Dinosaur Jr, Nirvana, Guided by Voices…

Dead Stars - Never not here (2020) 2
Dead Stars

En total una docena de canciones donde está comprimida la esencia de los sonidos guitarreros noventeros que germinaron en la subcultura juvenil de la época. La inicial «Dreams don’t come true« es toda una declaración de intenciones, para perder la cabeza por una sonrisa, o por una esperanza, como después en «Every someday«, «Would it be so bad« o «Missing things«.

No hay tregua para la resaca en «Hold my breath« ni en esa pieza en blanco y negro que es «Wake up«. Por su parte «Cool summer« es puro vicio, para vender el alma, del mismo modo que «February ghost« podría recordar a J Mascis y compañia, o que «Story of your life« parece invocar la época dorada del grunge, especialmente a la banda de Kurt Cobain.

Eso sí, mención especial para la vitamínica «Drone on«, mi favoritísima del disco, sublime, una canción adictiva sobre una despedida, ella sola valdría sin el resto su peso en oro. Además, estratégicamente en el ecuador y al final del álbum se hallan, a modo de respiro, dos baladas acústicas como «Always down» y «Starve«. Seguramente si «Never not here« se hubiese parido hace un cuarto de siglo habría sido un éxito y ahora sería un clásico, pero no por ello desmerece.


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