Discos Críticas

Crítica y reseña de ‘The Visitor’, el álbum de Remi Carreres que homenajea a David Bowie.

…los suficientes dificílmente habríamos captado en estas canciones tanta esencia de no ser por esta atípica ofrenda, llena de krautrock, de respeto, gratitud y amor a la parte más camuflada de Bowie…  

De Bowie sabemos todo (o casi todo) por tratarse de una de las estrellas de la historia del rock más célebres y veneradas. El abanico de asuntos relacionados es interminable, desde minucias y pormenores en biografías, noticias, artículos, grabaciones… hasta un largo etcétera de frikadas como un Bowie Tour londinense, una web que te dice lo que hacía El Camaleón cuando tenía tu edad…

De su cancionero sigo pensando que existen importantes desigualdades en cuanto a su relevancia pública. Por una parte se halla el Bowie de conocimiento intenso y masivo por reiterada difusión comercial de determinadas canciones en numerosos recopilatorios —con especial mención a la gran mayoría de sus singles—, así como ciertos álbumes de los setenta u ochenta con divulgación por reconocimiento teórico de la crítica especializada o por contener piezas de caracter más accesible para la mayoría de aficionados. Con ella ha convivido otra parte menos reverenciada, más oculta y más experimental del Delgado Duque Blanco, basada en explorar territorios musicales más peculiares, innovadores y novedosos que son mayormente valorados y apreciados  por fans acérrimos o por sabuesos investigadores de esa parcela tan creativa como ingeniosa y alternativa. 

Entre esos entusiastas admiradores y avezados expertos del anterior párrafo ubicaría a Remi Carreres, uno de los egregios de la escena musical valenciana desde los tiempos de Glamour, Manía o Comité Cisne. Prueba de ello han sido los diferentes singles que ha publicado en formato digital a lo largo del último año, recuperando temas atípicos y poco populares del genio londinense, y que han derivado en un álbum de ocho cortes que lleva por título «The visitor».

The Visitor, el álbum de Remi Carreres que homenajea a David Bowie.
Portada disco The Visitor de Remi Carrerres

De la fascinación y hechizo en una sociedad ficticia y distópica que encerraba el «Diamond dogs» de 1974, Remi selecciona concienzudamente el preámbulo y el desenlace. Es decir, esa especie de improvisado jazz-fusion con primitivo sampler en bucle que resulta «The ever circling skeletal family» como remate para «Big brother», y a la que el valenciano dota de pinceladas de rock industrial y de evolución electrónica con la que se podría haber llenado alguna pista de baile en tiempos ochenteros, y «Future legend», la obertura con enfoque aterrador y de ciencia ficción que aquí sirve como consumación del tributo. 

Pero el meollo que me parece más interesante de estos rescates de Remi es el resto, el que afecta al período berlinés y a las colaboraciones entre David Bowie Brian Eno en un cruce de electrónica y rhythm&blues, empezando por «V-2 Schneider», la pieza dedicada a Florian Schneider de Kraftwerk que parecía un homenaje a «Trans-europe express» como compensación al verso «from station to station, back to Dusseldorf City, meet Iggy Pop and David Bowie» y que se incluyó tanto en el álbum como en la cara b del single «Heroes» de 1977. La espontánea respuesta al minimalismo sintético, robótico y de fría emoción del cuarteto alemán con el protagonismo menos convencional de la batería a cargo de Dennis Davis, adquiere con Remi una visión más cósmica, sin saxo y con una base del ritmo motorik de krautrock que produce la sensación de ser más familiar y asimilable.

También se incluye «Neuköln», la composición sobre el distrito berlinés en la que Remi excluye el plañidero, angustioso y suplicante saxo en pro de un resultado similar al de «V-2 Schneider». Del mismo modo se suma «Sense of doubt», el más oscuro, impenetrable y misteriorso de los interludios instrumentales de «Heroes» dentro del proceso creativo de Eno y Bowie junto a las mezclas de Tony Visconti, con algo de mayor solemnidad aunque su resultado es el que menos difiere de la original.

Del otro álbum del 77 «Low» emerge rutilante «Art decade», instrumental sobre una calle berlinesa y que, en cierto modo, era un homenaje a las artes decorativas y visuales que reunieron influencias de movimientos de principios del Siglo XX como el cubismo, el futurismo o la escuela Bauhaus. Con Remi la composición parece más viva y estructurada, al igual que sucede en la atmosférica «Warszawa», dedicada a la capital polaca y que, entre emotivas texturas, parece simbolizar la Guerra Fría entre Berlín Occidental y la Europa del Este.

Nos queda por mencionar el instrumental «A new career in a new town» que, aunque echo de menos la semi-oculta armónica original, suena renovadora, sugestiva y visionaria de nuevos horizontes. 

Todos los instrumentos de este homenaje al «hombre que vino de las estrellas» han sido grabados por Remi Carreres bajo la producción y masterización de Carlos Ortigosa, mientras que la minimalista portada, tan acorde al contenido y a los singles previos, es de Arla Morant

¿Acaso el concepto de este «The Visitor» puede interpretarse como la posible selección que hubiese gustado a la Starman o a su papel de extraterrestre Thomas Jerome Newton para formar parte de la banda sonora de la esotérica, abstracta y alegórica película de Nic Roeg en 1976? Sea como fuere, los suficientes dificílmente habríamos captado en estas canciones tanta esencia de no ser por esta atípica ofrenda, llena de krautrock, de respeto, gratitud y amor a la parte más camuflada de Bowie. Es de mucho agradecer.


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