La inmaculada vuelta de Cracker a nuestros escenarios acompañados por Senior.
Tenía muchas ganas de volver a ver a Cracker encima de un escenario, grupo que veneramos abiertamente en este humilde espacio musical y que consideramos uno de los mejores grupos en activo en cuanto a rock americano se refiere. Ya dejamos testimonio en el especial que le dedicamos hace un tiempo y les acompañamos ciegamente con su fenomenal Berkeley to Bakersfield de 2014, reseñado en el exile.
…no les queda nada por demostrar, tienen en su haber muy buenos discos y solo les queda ir recogiendo el reconocimiento que merecen. Ellos a cambio entregan actuaciones impolutas, enérgicas y emocionantes sin despeinarse, tal y como sucedió el sábado 27 de noviembre en esta nueva edición del Deleste Festival.
Así que esta oportunidad de reencontrar a Cracker brindada por el Deleste Festival en el teatro de La Rambleta de Valencia no la podía desaprovechar y más si venían acompañados de uno de los mejores cantautores que tenemos en Valencia, el inefable Senior esta vez sin su Cor Brutal.
Aparecía Micalet Landete sobre el escenario solo con su guitarra y con El cant del consol empezó su breve actuación. Hay que admitir que aunque con el Cor Brutal gana bastante, desprovisto de compañía siempre tuvo la facilidad de comunicar la emoción como pocos, máxime teniendo en cuenta las joyas que ya se cuentan por decenas en su discografía.
No podía faltar El signe dels temps, canción que le acompanya desde que empezó y que sin perder su esencia va mutando, adaptándose a los tiempos y con su consigna «todos somos inmigrantes» que continúa vigente.
La sorpresa vino cuando dio paso a Johnny Hickman, amigo de Landete, que le acompañó en algunas de las canciones. Un momento muy especial que nos dejó momentos como la versión de los propios Cracker de la canción Maggie incluida en Greenland, rebautizada por Senior como Cari.
Y tuvimos la suerte de escuchar Tu por primera vez, una de las canciones que vendrán incluidas en su próximo disco. Como siempre genio y figura, Hickman y Lowery no podían tener mejor apertura que de la mano de uno de sus pupilos aventajados.
Aunque Cracker ya pasaron por Valencia para presentar su último disco hace unos años, me quedaba la duda si con el tiempo y a pandemia ya pasada, habría variado su propuesta, por ejemplo dejando aflorar su lado más country y reflexivo, o si se impondría de nuevo el nervio guitarrero. Finalmente la balanza se decantó más por la segunda opción como suele ser habitual a excepción de las pocas canciones en las que Lowery empuñó su acústica.
Era de esperar. Con un formato de banda rock, acompañados por la sección rítmica certera y apasionada de Bryan Howard y Carlton Owens, hubiera sido difícil darle a la velada un aire con más matices.
Si tengo que poner alguna pega solo diría que pasaron de puntillas por su último disco, el que para mí es uno de los mejores trabajos de los californianos, pues de Berkeley to Bakersfield solo rescataron dos canciones: el fantástico country-rock California Country Boy y la guitarrera y pegadiza Reaction, menudo riff! Mega-hit absoluto.
Sin demasiado esfuerzo se metieron al público en el bolsillo desde el principio. Es más, puede que entregaran un show para complacer a su parroquia más que para defender el disco de turno. Un mal menor cuando se trata de Cracker puesto que su repertorio es excelso y repleto de grandes composiciones.
Así pues pesaron sus discos más emblemáticos deteniéndose en canciones que ya de por si son garantía de éxito. Pongamos por caso Seven Days, la noche no podía empezar de mejor manera con esa joya, le siguió Good Life que como la anterior pertenece a su no suficientemente reivindicado disco Gentleman’s Blues.
Mayor fue la presencia de su más popular Kerosene Hat, y no me voy a quejar por como despacharon temazos como Get Off This, I Want Everything, Euro-Trash Girl, Low y Take me down to infirmary. Como los auténticos grandes desplegaron su seguridad y sus tablas y no dejaron que la velada decayera.
La contención impuesta, butacas y mascarillas, no impidieron que el público mostrara su entusiasmo y arropo hacia Cracker, más cuando soltaron perlas como Teen Angst o Don’t Fuck Me Up de su primer disco. De su Sunrise in the Land of Milk and Honey reivindicaron Hey Bret, Show Me How This Thing Works y Time Machine, que me dan pie a prestar más atención a un disco que pasó con más pena que gloria en su momento.
Y no les faltó la reivindicación a Status Quo a través de su versión de Pictures of Matchstick Men, canción que entra en casi todos los setlists de la gira. Cracker despidieron la velada con One Fine Day a modo de agradecimiento por el calor recibido.
En cualquier caso, al grupo de Lowery y Hickman no le queda nada por demostrar, tienen en su haber muy buenos discos y solo les queda ir recogiendo el reconocimiento que merecen. Ellos a cambio entregan actuaciones impolutas, enérgicas y emocionantes sin despeinarse, tal y como sucedió el sábado 27 de noviembre en esta nueva edición del Deleste Festival. Un buen concierto de rock americano.
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