Crónica del concierto de The Bevis Frond en Sala Wurlitzer de Madrid el 13 de abril de 2024.
… una banda de culto que podría ser considerada como un mito, un símbolo de la verdadera esencia independiente de la música rock alternativa de más incuestionable calidad…
Hay seres humanos que se desplazan cientos y cientos de kilómetros a festivales o para ver leyendas archifamosas del rock como Bruce Springsteen, Bob Dylan, John Fogerty… y hay algunos que, actualmente, preferimos hacer un viaje relámpago de 350 y pico kilómetros para ver a un héroe como Nick Saloman junto a sus Bevis Frond, porque con él, hoy por hoy, nos sentimos más representados e identificados.
Y la verdad es que el esfuerzo y la ilusión mereció mucho la pena por todo lo que sucedió en el templo madrileño Wurlitzer. La sala, de un aforo aproximado para 170 personas, se hallaba abarrotada de admiradores de una banda de culto que podría ser considerada como un mito, un símbolo de la verdadera esencia independiente de la música rock alternativa de más incuestionable calidad.
La tralla eléctrica comenzó con “House of mountains”, primero de los varios temas escogidos del “Superseeder” de 1995, del que desfilarían más tarde el extraordinario “Stoned Train Driver” o la gran orgía sónica de “Superseded”, un tridente de rock psicodélico donde Nick, escoltado por Paul Simmons a la guitarra, Louis Wiggett al bajo y Dave Pearce a la batería, más se aproximó a la grandeza de la Jimi Hendrix Experience.
Otro de los temas del segundo lustro noventero que resultó apoteósico en ese arranque del concierto que deambuló por el jazz-blues y por el rock ácido británico sixtie fue “Hole Song #2”. Asimismo, de principios de los noventa, se sumaron “Olde Worlde”, “Well Out Of It” o, por supuesto, dos piezas fundamentales que colmaron de emoción, como “He’d Be a Diamond” o “Stain on the Sun”, con lagrimillas incluidas que se visualizaron en algunas y algunos presentes de las primeras filas que podrían explicar el fervor que Bevis Frond genera entre una minoría selecta.
En una revisión a lo más vetusto de una prolífica y extensa trayectoria, tampoco faltaron clásicos ochenteros de la talla de “Maybe”, “Lights Are Changing” o un “I’ve Got Eyes In The Back Of My Head” que, en la recta final, sonó soberbia, descomunal.
Respecto al presente siglo XXI que nos ha tocado vivir se incorporaron al akelarre sónico “Flood Warning” y joyitas como “Johnny Kwango”. Pero si tuviera que destacar una de todo el repertorio, la que más me impresionó fue “Pale Blue Blood”, un tema del “Example 22” de 2015 al que un servidor no le había prestado casi atención hasta ayer, con un solo de guitarra monumental, gulliveresco, a cargo de Paul Simmons.
En cuanto al fabuloso y más reciente “Focus on Nature”, tan solo “Mr. Fred’s Disco” que, en disco como en directo, tanto evoca a Neil Young con Crazy Horse y, en la recta final, “Heat” y “Big Black Sky”, a las que se añadiría uno de esos temas legendarios de rock psicodélico sixtie que tanto gustan y tanto influyeron en Nick Saloman, como el “Magic Potion” de The Open Mind.
Fueron más de 2 horas de disfrute de un concierto bárbaro, denso, intenso, emocionante, demoledor, de esos que dignifican el rock, de esos por los que hay que estar agradecidos de que se queden grabados en la memoria y entre los mejores recuerdos.
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¡Que envidia Juanjo!, ya sabes que me hubiera gustado mogollón ir al concierto y, mucho más, acompañarte. La boda de un sobrino me lo impidió. Ayer, después de leer vuestra entrevista conjunta a Mr. Saloman y mandaros un comentario, me regalé con una breve sesión nocturna. Cayó entero el «Triptych», una gozada auténtica.
El Wurtlitzer realmente me parece un escenario un poco cutrecillo para un artista de su talla. Estrecho, angosto, incómodo, a pesar de haber asistido allí a memorables conciertos.
Fuerte abrazo y hasta la próxima.
Hola Juanjo. Que pena de saber que has estado en el concierto para saludarle. Sería lo mejor (por lo menos para mí) de una noche aciaga. A los tres cuarto de hora nos fuimos. No me gustó el sonido ni la elección de las canciones (por momentos parecía que estábamos viendo a un grupo de hard rock psicodélico de los 70). ¿Dónde quedan las melodías, plato fuerte para mi de la discografía de Bevis Frond? Nada de nada. Es la primera vez que me he ido de un concierto en mis ya 54 tacos. Mi acompañante se quedó tan decepcionado como yo. La verdad es que esperaba otra cosa. Escuchas sus dos últimos discos y oyes el directo y parece todo un malsueño. Lo dicho, a ver si en el siguiente que vengas por aquí, nos podemos tomar algo. Saludos
Hola:
Leyendo tu comentario, sólo decirte que me da la impresión de que, por supuesto, nunca habías visto ha Bevis Frond en directo anteriormente, y, que pese a lo que expones, no has escuchado un disco de la banda entero nunca: Desde “Miasma” hasta “Focus ln Nature”, en todos y cada uno de sus discos, por cada canción con melodías pop, hay al menos una o dos de psicodelia salvaje y largos desarrrollos instrumentales.
Es curioso que sin conocerme afirmes que no he escuchado un disco entero de Bevis Frond. Precisamente porque tengo unos cuantos suyos, puedo afirmar que cuando resultan mas efectivos es cuando se dejan llevar por la melodía, cuando se hacen artesanos de canciones que te llegan al instante. Me pongo «London stone» (1992), y quitando tres o cuatro piezas, el resto son pesados temas que no me dicen nada. «Little eden», fue mi disco favorito del año 2021. Precisamente porque concretaban todo lo que me gusta de ellos. Y como esto de la música va de hechos subjetivos, me reafirmo en lo que en directo vi, el pasado sábado. Un concierto para olvidar, una gran decepción