Sam Fender enamora con su segundo disco que suda, respira y vive en la épica energía y romanticismo del mejor Springsteen.
La gigantesca sombra de Springsteen junto al mítico saxofón de Clarence Clemons acaparan nuestros recuerdos y sinsabores en el segundo disco del británico Sam Fender. «Seventeen Going Underground» ancla su sonido en el Boss. La magia, la fuerza y la épica de aquel parece estar marcada a fuego en Fender que respira «Bruce» por todos los poros, así que si aquel rockero de clase obrera no les hace tilín no busquen aquí remedios anímicos.
Puede también que vean a este Fender como un sucedáneo acalórico. Una versión light o «zero» de Bruce. Un farsante como el «sustituto» de los Who. Una calca venida a menos de aquel Boss. No de la leyenda, obviamente, sino del Boss de ahora, porque al actual Springsteen no creo que le importase firmar hoy día este disco. Sin duda, los fans hablarían del regreso inconmensurable del abuelo de New Jersey. Incluso la portada en blanco y negro con detallas en rojo recuerdan al Jefe!
El sonido general del disco es Springstiniano a tope. No cabe duda. Hay ese poso final de los setenta principios de los ochenta, esa batería enlatada, esas guitarras desenfadadas y juguetonas, ese saxofón mágico y los medio-tiempos épicos llena estadios. Ese poso de «working-class» de siglo veintiuno sobrevuela durante todas la canciones, y a sus 27 añitos demuestra tener mucho talento aunque desearíamos verle fuera del regazo del Boss y darnos algo más personal.
«Seventeen Going Underground» es ese disco que quedó relegado en 2021, que nos dejó con la boca abierta y el culo prieto quedando olvidado en las listas de lo mejor del año. Porque, déjense de excusas baratas, el disco de Fender es un cañonazo sea o no un fiel reflejo del mejor Springsteen (que no es poco) y le falte algo de originalidad y no nos guste su pinta de TikToker. Aquí hay canciones gigantescas y estribillos para cantar a pechopalomo. Consigue trasladarnos a otra época, a otro momento vital de nuestras vidas. Escuchen, déjense llevar y sean felices.
Estamos ante un disco de largo minutaje. Nada más y nada menos que dieciséis canciones, de las cuales más de la mitad son potentes canciones, la mayoría de ellas concentradas en la primera mitad del artefacto sonoro. Sin irnos muy lejos el poker inicial es de una épica descomunal, unas canciones que sin duda firmaría con los ojos cerrados a día de hoy su ídolo Springsteen y que Steve Van Zandt ha tachado de brutales, sobretodo «Getting Started», pura E Street Band. Nada que envidiar oigan. Escuchen la inicial, «Seventeen Going Underground», sino me creen. Pelotazo sideral…
Sí, el temazo que abre el disco es la manera más sencilla de resumir y explicar de qué va la historia. Fenomenal apertura que junto a «Gettin Started» con esa saxo desbocado, «Aye» con los ochenta por montera y la épica de «Get your down» forman un poker invencible, demoledor. Cuatro singles increíbles para enamorarnos y hacernos suyos. Ya por estos cuatro temas vale la pena un disco que, no se engañen, guarda varios ases en la manga y arrebatadoras canciones.
El sonido ochentero aparece sin pudor en las dos siguientes tonadas. Primero «Long Way Off» con algo más de los «Simple Minds» y similares que del Boss, y luego con «Spit of you» que nos lleva a la radiofórmula de aquella época. Sin bajar el nivel va abriendo su paleta sonora como bien podemos observar en el baladón «Las to make it home». Deliciosa.
Al llegar al ecuador del disco «Leveller» vuelve a la épica ochentera, en este caso con menos fortuna o menos gancho, pero sin duda sigue en modo notable. E a partir de aquí cuando baja un poco la nota y ya no es pelotazo tras pelotazo. Hay más tranquilidad, más ochenta como la balada «Mantra. Hay aciertos también, como «The Dying lights» o sospechosas direcciones como «Paradigms» que es peligrosa (que no mala) por los derroteros que podría tomar en el futuro su carrera.
«Better of me» vuelve al centro de la diana pero ya vamos de bajón. La efervescencia desapareció en la primera mitad del disco y este se hizo terrenal. La tripleta final no está nada mal y nos deja un gran sabor de boca dejando de lado al Boss y obviando otros referentes ochenteros que también están presentes durante el disco aunque en menor medida. Hay ecos de Simple Minds, Deacon Blue, Pretenders, las guitarras Smithteras de Mr Johnny Marr y otras exquisiteces que hacen de este «Seventeen Going Underground» un disco sobresaliente.
Sam Fender – Seventeen Going Under (2021)
01.- Seventeen Going Under/ 02.- Getting Started/ 03.- Aye/ 04.- Get You Down/ 05.- Long Way Off/ 06.- Spit Of You/ 07.- Last To Make It Home/ 08.- The Leveller/ 09.- Mantra/ 10.- Paradigms/ 11.- The Dying Light/ 12.- Better Of Me/ 13.- Pretending That You’re Dead/ 14.- Angel In Lothian/ 15.- Good Company/ 16.- Poltergeists.
- Mac Leaphart – Motel Breakfast (2024): hey hey rock’n’roll, hey hey! - 28 de octubre de 2024
- The Mystery Lights – Purgatory (2024): lisergia garajera a gusto del consumidor - 17 de octubre de 2024
- Gillian Welch & David Rawlings – Woodland Studios (2024): belleza absoluta - 9 de octubre de 2024